La presidenta intenta desactivar una rebelión oficialista en el Congreso, donde hay cada vez más legisladores molestos con su manejo del affaire de corrupción en la petrolera estatal.
La maniobra en el Congreso fue una de las señales más evidentes hasta ahora de cómo los daños colaterales del escándalo en Petrobras amenazan a la agenda económica de Rousseff, y podrían además empeorar la recesión que se prevé para este año en Brasil.
El último revés para Rousseff se originó en dos sucesos casi simultáneos durante la noche del martes. En uno de ellos, el principal fiscal de Brasil le pidió al Supremo Tribunal Federal que abriera investigaciones sobre 54 personas -la mayoría de los cuales serían políticos-, que presuntamente se beneficiaron de las prácticas de corrupción en Petrobras.
Según la ley brasileña, sólo el máximo tribunal puede juzgar casos contra los líderes políticos. Y si bien los nombres de la lista no se publicaron, muchos medios locales afirmaron que Calheiros sería uno de los investigados.
Horas antes, el presidente del Senado, Renan Calheiros, miembro formal de la coalición gobernante, rechazó el decreto de austeridad de Rousseff. Calheiros adujo razones de procedimiento para tomar su decisión sobre el proyecto oficial, que habría aumentado impuestos sobre las nóminas de las empresas para reducir el creciente déficit presupuestario de Brasil.
La decisión del Congreso “muestra la creciente dificultad para (aplicar) iniciativas que podrían ayudar con los recortes presupuestarios”, dijo Alessandra Ribeiro, economista de la consultora Tendencias, con sede en San Pablo.
¿Fue una revancha?
El periódico Folha de San Pablo dijo, citando a aliados de Calheiros no identificados, que su rechazo al decreto tributario de Rousseff fue una táctica de presión para manifestar al Gobierno su molestia por su inclusión en la lista de Petrobras.
Un vocero de Calheiros aseguró desconocer si el político está en la lista, y no quiso hacer más comentarios. Políticos y analistas financieros discutían este jueves sobre el efecto práctico inmediato de la maniobra de Calheiros.
La oficina de Rousseff dijo que su objetivo de ahorro fiscal no se verá afectado, y que enviará un nuevo proyecto al Congreso para subir los impuestos sobre las nóminas para las empresas.
Sin embargo, ante la incertidumbre de cuándo el Congreso aprobará la medida, a algunos asesores y analistas les preocupa que el alza del impuesto tome más tiempo del usual.
El real brasileño bajó más de un 2% el miércoles y se negocio brevemente a 3 unidades por dólar por primera vez desde el 2004, porque a algunos inversores les preocupaba que los problemas fiscales lleven a Brasil a perder la calificación de grado de inversión. Mientras que el índice Bovespa de la bolsa de Brasil cayó un 1,5 por ciento.
Infobae – Reuters
Foto: Reuters
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