Desde el amanecer hasta el atardecer, la luz brilla. Un panel dorado, creado por el artista Athos Bulcão (1918 – 2008), se encuentra en el vestíbulo de entrada del Palácio da Alvorada, el primer edificio público de la capital brasileña. Hay, en el panel, sueños inscritos con letras en relieve. 
“Desde esta Meseta Central, desde esta soledad que pronto será el cerebro de las altas decisiones nacionales, vuelvo a poner la mirada en el futuro de mi patria y auguro este amanecer con fe inquebrantable y confianza ilimitada en su gran destino”. Las palabras son las del entonces presidente Juscelino Kubitschek.
Este lugar, que ha sido la casa de los presidentes brasileños y sus familias durante exactamente 65 años, es considerado por especialistas como un “palacio diferente”, singular y plural al mismo tiempo. Fruto de la genialidad del arquitecto Oscar Niemeyer y lista dos años antes de la inauguración de la capital, Alvorada es reconocida por los investigadores por las características culturales de la brasilidad. La construcción comenzó en 1957.
“Según tengo entendido, Niemeyer fue magistral allí. Es el edificio más importante que creó. Tiene innovación y todo lo que no se encontraba en la arquitectura brasileña hasta entonces”, dice el director-curador de los Palacios Presidenciales de Brasil, Rogério Carvalho. Recuerda que el escritor francés André Malraux (1901-1976) afirmó que las columnas de los palacios formaban el elemento arquitectónico más importante desde las columnas griegas.
reapertura
Sorprende a diario incluso a los que viven en el lugar. “Cada día que vengo aquí siempre es muy impactante. Vivir aquí es increíble. Es vivir en un edificio histórico como este, donde vivieron tantos presidentes y donde ya sucedieron tantas decisiones históricas”, enfatizó la primera dama brasileña, la socióloga Rosângela Lula da Silva, Janja.
Recibió al equipo de reporteros de la Empresa Brasil de Comunicação ( EBC ) en el Palácio da Alvorada, esta semana, y ratificó su deseo y el del presidente Lula de que el edificio vuelva a recibir visitantes, suspendido en el gobierno anterior.
La primera dama verificó y reveló, a principios de año, que los muebles y equipos del Palácio da Alvorada estaban degradados y con problemas de mantenimiento. La pareja se mudó a Alvorada en febrero. Además de la necesaria restauración, se tuvo especial cuidado en la planificación de la apertura al público del palacio, también a la vista de los atentados del 8 de enero contra edificios públicos y contra la democracia.
Janja dijo a Agência Brasil que espera que Alvorada vuelva a estar abierta al público este año o, a más tardar, a principios de 2024. Dijo que le gustaría reabrir con una exposición de artistas contemporáneos, particularmente mujeres. “Me gustan mucho Djanira (1914 – 1979) y Tarsila do Amaral (1886 – 1973). Mi sueño es reabrir Alvorada cuando logremos traer de vuelta a Brasil el lienzo principal de Tarsila do Amaral, que es Abaporu ” , dijo. El lienzo está en un museo en Argentina.
Janja entiende que ese sería un papel importante de las exposiciones del Palácio da Alvorada, el de presentar obras de arte brasileñas. “Necesitamos renovar el concepto de cultura y mostrar cuán rico es Brasil, cómo la cultura mueve la economía del país, genera empleos. Eso es muy importante. Cuidar este patrimonio aquí me enorgullece”, dijo.
Para el director-curador de los Palacios Presidenciales, Rogério Carvalho, la ocupación de espacios con arte brasileño generaría interés no solo de visitación pública, sino que también garantizaría la visibilidad de las obras nacionales en eventos ilustres con otros jefes de Estado y representantes extranjeros en el Palacio de la Alvorada. “Nuestra intención es mostrar lo mejor que tiene Brasil para ofrecer. Hay un flujo muy grande de gente que pasa, incluso representantes de otros países, que precisamente harían que este arte fuera visto por más gente”.
Carvalho explica que, durante el gobierno de Michel Temer, al menos 48 obras que estaban en el Palácio da Alvorada terminaron siendo enviadas a otros espacios, como el Museo Nacional de Bellas Artes. Estas piezas volverán a Alvorada. Incluso, se tiene la intención de que parte de la colección se vuelva itinerante y se exponga en regiones administrativas del Distrito Federal, a fin de garantizar el acceso a las diferentes expresiones culturales, que no estará restringida a los palacios. Mostrar obras en otros espacios es una forma de invitar a los ciudadanos brasileños a conocer más sobre el patrimonio nacional, como es el caso del Palácio da Alvorada, evalúa el arquitecto.
Plural
Quien ya conoce o viene a visitar el Palácio da Alvorada tiene la oportunidad, según los arquitectos entrevistados, de acceder a una obra plural y muy diferente, muy actual, incluso después de 65 años de historia.
Para la profesora Maria Fernanda Derntl, de la Universidad de Brasilia (UnB), el Palácio da Alvorada propone un concepto muy diferente al tradicional. “No es un palacio de lujo o de gran monumentalidad, como se pensaría de un palacio barroco o renacentista”. Para ella, esta “monumentalidad” proviene de la ligereza de la arquitectura, en una expresión plástica de hormigón armado, con proporciones y continuidad entre los espacios internos y externos.
“También me parece interesante cómo las columnas del Palácio da Alvorada son uno de los elementos más expresivos, que se reproducen y se apropian popularmente en otras formas de arquitectura, en anuncios y en imágenes de toda índole”. Para ella, la columna del Palácio da Alvorada se convirtió así en el símbolo mismo de Brasilia.
El profesor Frederico Flósculo, también de la UnB, recuerda que el Palácio da Alvorada fue proyectado y construido antes del resultado final del concurso de diseño urbano de la nueva capital. “Juscelino realmente quería que esto avanzara. Quería una imagen de cómo sería la nueva capital. Este proyecto, siendo el número uno en Brasilia, fue un trabajo interesante porque Oscar Niemeyer sabía la importancia de comenzar bien, comenzando con un palacio que fuera memorable”.
Não foi fácil, mas chegaram a um projeto. “A decisão sobre o Palácio da Alvorada foi a mais simples de todas. Um palácio horizontalizado com aquela colunata belíssima, uma reinvenção de uma coluna modernista, mas com o uso de curvas”.
O engenheiro que calculou a viabilidade do que Niemeyer colocava no papel foi Joaquim Cardoso. “Esse palácio realmente é extraordinário. Tem influências em palácio francês, que é longo e horizontal. Essa ideia de leveza e de transparência permeia o que o modernismo, nos seus melhores momentos, consegue prover”.
O arquiteto Guilherme Essvein de Almeida, que fez pesquisa sobre o Palácio da Alvorada na Universidade Federal do Rio Grande do Sul (UFRGS), chama a atenção para uma história interessante sobre a edificação – é que o palácio governamental (o do Planalto) seria também no lugar que é o Alvorada.
“Depois, mudaram de ideia por uma questão de estratégia de urbanismo. A cidade tinha toda uma carga cívica e o palácio do governo teria que ser mais central”. Por isso, Niemeyer teria mudado de ideia. “Sem dúvida, esses palácios têm influência um do outro”.
Para ele, as colunas, que teriam formato de folhas, caules ou até de dançarinas, teriam sido inspiradas mesmo nas velas náuticas. A construção teria influência ainda em palácios governamentais da cidade de Chandigarh, na Índia.
“As colunas do Palácio da Alvorada foram repetidas em outros países. O Palácio da Alvorada nunca vai envelhecer de fato. É um patrimônio da humanidade e uma unanimidade entre os arquitetos”.
Na preservação desse patrimônio, a autarquia que atua é o Instituto do Patrimônio Histórico e Artístico Nacional (Iphan). Uma das missões do órgão é orientar as ações de conservação e manutenção do lugar.
“Um papel também é esclarecer o que representa esse conjunto urbano moderno tombado, que é referência não só do ponto de vista arquitetônico, mas também do ponto de vista dos valores da democracia”, afirmou o presidente do Iphan, Leandro Grass. Ele defende que, quanto mais acessível à população for o palácio, mais participação e interesse a sociedade tem em participar e defender o patrimônio histórico.
Restauro
La defensa del patrimonio en el Palácio da Alvorada tiene una simbología especial en este momento. En una sala anexa a la capilla del conjunto se restauran 13 obras dañadas por los atentados del 8 de enero, explica el director-conservador de los Palacios.
“Es un espacio absolutamente posible para ser utilizado para esto. En otras ocasiones se recuperaron libros de biblioteca y otras piezas. Allí podemos tener control y seguimiento de cerca”. Piezas de Di Cavalcanti, de Bruno Giorgi, de Victor Brecheret… están en proceso de restauración en Alvorada.
Edición: Ayudante Grace / EBC
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