

Acabas de salir del estudio con la piel ardiendo y una obra de arte recién estrenada y ahora te asalta la duda: cómo cuidar un tatuaje nuevo para que cicatrice bien y se vea perfecto durante años. Que el diseño quede bonito no depende solo de la mano del tatuador; una parte enorme del resultado final está en tus manos.
Un tatuaje no deja de ser una herida abierta hecha con agujas que introducen tinta en la piel. Es normal que duela, que se enrojezca y que moleste unos días, pero si no lo cuidas bien puedes terminar con infecciones, cicatrices feas, pérdida de color o líneas borrosas. Vamos a repasar, paso a paso y con todo detalle, qué hacer, qué no hacer y qué riesgos existen para que tu tatuaje cure sin problemas.
Qué es exactamente un tatuaje y por qué hay que cuidarlo tanto
Cuando te tatúas, una máquina muy similar a una máquina de coser perfora tu piel cientos de veces por minuto con agujas diminutas. En cada punción se deposita una gota de tinta en la capa superior de la piel, lo que provoca un sangrado ligero y un dolor que, aunque soportable, depende de tu sensibilidad y de la zona del cuerpo.
Este proceso genera una lesión cutánea leve pero real, de manera que el tatuaje se comporta como cualquier otra herida: necesita higiene, protección y tiempo para regenerarse. Si fallas en alguna de estas partes, es fácil que aparezcan infecciones, reacciones alérgicas o problemas de cicatrización que arruinen el diseño.
Durante las primeras semanas tu piel estará más frágil y sensible de lo habitual, por lo que tendrás que evitar golpes, roces, sudor excesivo, sol directo y baños en mar o piscina. Además, deberás seguir unas pautas muy claras de limpieza y uso de cremas cicatrizantes.
Riesgos y complicaciones de un tatuaje mal cuidado
Antes de meternos de lleno con las curas diarias, conviene tener claro qué puede salir mal si el tatuaje no se hace o no se cuida en condiciones. Así entenderás por qué insistimos tanto en la higiene y en seguir las recomendaciones del profesional.
Uno de los riesgos más frecuentes son las reacciones alérgicas a las tintas. Pueden aparecer como granitos, sarpullido y picor intenso en la zona, incluso años después de haberte tatuado. La tinta roja suele ser la que más problemas da, aunque cualquier color puede provocar alergia.
También son relativamente comunes las infecciones cutáneas, que suelen deberse a equipos mal esterilizados, a tintas contaminadas o, directamente, a un cuidado deficiente en casa. En estudios que no respetan las normas higiénicas, el riesgo se dispara.
En algunas personas se forman granulomas o queloides: son zonas elevadas, abultadas, fruto de una respuesta exagerada de la piel al cicatrizar. Los queloides son cicatrices gruesas que sobresalen del nivel de la piel y pueden deformar el tatuaje.
Si el material no está correctamente desinfectado, se pueden transmitir enfermedades de transmisión sanguínea como hepatitis B, hepatitis C o infecciones por bacterias resistentes (por ejemplo, ciertos estafilococos). Por eso es tan importante acudir solo a centros profesionales con autoclave y material desechable y, si puedes, vacunarte frente a la hepatitis B.
En casos muy contados, los tatuajes dan problemas durante una resonancia magnética, generando escozor o molestias en la zona tatuada e incluso alterando ligeramente la calidad de la imagen. No es habitual, pero conviene que lo sepa tu médico si te van a hacer una prueba.
Elegir bien el estudio y comprobar las medidas de seguridad
Una gran parte de la seguridad de tu tatuaje depende del lugar donde te lo hagas. Lo lógico es acudir a un estudio de tatuajes con licencia y personal formado, que respete la normativa higiénico-sanitaria de tu comunidad autónoma.
Antes de reservar cita, pregunta quién te va a tatuar, qué experiencia tiene y si el local está autorizado. Puedes comprobarlo en los registros del departamento de salud correspondiente, donde suele aparecer la información sobre licencias y regulaciones.
Durante la sesión fíjate en que el tatuador se lave las manos y se ponga guantes desechables nuevos antes de empezar. Cada vez que cambie de cliente deben ser guantes totalmente limpios, no vale reutilizarlos ni manipular cosas sucias con ellos.
Es fundamental que las agujas y los mangos salgan de envoltorios sellados de un solo uso, que las tintas se colocan en pequeños envases desechables y que todo lo que no sea desechable se esterilice en autoclave tras cada sesión.
Las superficies que se tocan constantemente, como mesas, carros de trabajo, lavabos o tiradores de cajones, han de desinfectarse a fondo entre cliente y cliente. Desconfía de cualquier sitio donde veas suciedad, material fuera de su embalaje sin control o falta de orden.
Qué pasa justo después de terminar el tatuaje
Cuando el tatuador da por terminado el diseño, lo primero que hará será limpiar la zona con agua y jabón antiséptico para retirar sangre, tinta sobrante y restos de crema. Es el primer paso para minimizar el riesgo de infección.
A continuación te colocará un apósito especial o un film transparente para cubrir el tatuaje. El apósito profesional está diseñado para dejar respirar la piel a la vez que la protege de bacterias, golpes y roces. El film de cocina también se utiliza mucho, pero requiere cambios más frecuentes y debe colocarse en un entorno perfectamente higienizado.
En general se recomienda mantener esta protección al menos un par de horas para que la sangre coagule y la herida comience a cerrarse. Algunos apósitos específicos pueden dejarse puestos hasta 24 horas, porque absorben fluidos y mantienen un ambiente adecuado para la cicatrización.
Ten en cuenta que, desde este momento, la responsabilidad recae en ti. El tatuador habrá hecho su parte, pero el 40 % o más del resultado final depende de cómo lo cuides en casa durante las semanas siguientes.
Retirar el plástico o apósito y hacer la primera limpieza
Cuando llegue la hora de quitar la protección inicial, lo primero es lavar muy bien tus manos con agua y jabón, frotando entre los dedos y limpiando también las uñas. Las manos son una de las zonas con más gérmenes del cuerpo y no quieres llevarlos a una herida abierta.
Retira el plástico o el apósito poco a poco y con cuidado, manteniendo la piel tensa. Si el vendaje es de los que se adhieren, hazlo despacio para no dañar la superficie del tatuaje. En esta primera retirada puede verse algo de tinta y sangre seca, es totalmente normal.
Para lavar el tatuaje, humedece primero la zona con agua templada y un jabón neutro o antiséptico. Aplica el jabón con las yemas de los dedos, mediante movimientos suaves y circulares, sin restregar ni arañar.
Evita a toda costa utilizar esponjas, toallitas o paños, ya que pueden acumular bacterias o soltar fibras que se queden pegadas a la herida. El agua no debe caer con mucha presión directamente sobre el tatuaje; es mejor verterla con la mano o dejar que caiga de forma indirecta.
Una vez limpio, seca la zona dando toquecitos suaves con papel de cocina o gasas estériles. No frotes, no uses toallas de baño y no recurras al papel higiénico, porque se deshace y deja residuos. Puedes dejar el tatuaje al aire entre 20 y 60 minutos si estás en un ambiente limpio, para que termine de eliminar la humedad.
Uso de cremas regeneradoras y pomadas específicas
Con el tatuaje ya limpio y totalmente seco, toca aplicar una capa fina de pomada específica para tatuajes. En el mercado hay muchas opciones, como cremas tipo Bepanthol o pomadas regeneradoras formuladas para piel frágil y sensible, sin parabenos, hipoalergénicas y no comedogénicas.
El objetivo de estas cremas es hidratar, regenerar y calmar la piel, favoreciendo que la herida cierre correctamente y que la tinta se asiente. Siempre debes extender el producto con un ligero masaje hasta que se absorba casi por completo, cubriendo el tatuaje y un pequeño margen alrededor.
Es importante no pasarse: las capas deben ser muy finas. Si te quedas corto puedes notar la piel tirante y seca, pero si te pasas de cantidad la zona se sobrehidrata, se ablanda y pueden salir granitos o favorecerse el crecimiento de bacterias.
Evita productos con base de petróleo, como la vaselina tradicional, así como aceite de oliva, mantequillas o cremas no específicas. Estos productos pueden obstruir los poros, alterar el color, favorecer infecciones o hacer que la tinta migre hacia la superficie antes de tiempo.
Durante los primeros 10-12 días se aconseja usar exclusivamente una crema formulada para la curación de tatuajes. Pasada esa fase, puedes continuar con una hidratante normal, siempre que no tenga perfumes intensos, colorantes ni alcohol.
¿Cubrir de nuevo el tatuaje o dejarlo al aire?
Después de la primera limpieza y la aplicación de la crema, surge la duda de si conviene volver a cubrir el tatuaje o dejarlo descubierto. Esto dependerá en buena parte de la zona del cuerpo y de tu rutina diaria.
Si el tatuaje está en un lugar con roce constante con la ropa o con complementos, muchos profesionales recomiendan no volver a poner film y optar directamente por la cura con crema, extremando la higiene y el tipo de prendas que uses.
En cambio, cuando el tatuaje queda expuesto a polvo, suciedad ambiental o riesgo de golpes, puede resultar útil protegerlo de nuevo con film o apósitos especiales, sobre todo los primeros días. Algunos apósitos pensados para tatuajes permiten espaciar las limpiezas a intervalos de 24, 48 y 72 horas, siempre siguiendo las instrucciones del tatuador.
Eso sí, estos apósitos solo se pueden reutilizar una vez tras la aplicación inicial. Después, deberás continuar las curas solo con lavados y crema, sin volver a tapar con ese mismo producto. Las dos primeras noches suele recomendarse dormir con el tatuaje cubierto, para evitar rozaduras con las sábanas.
Frecuencia de lavados y duración del proceso de curación
Durante las primeras dos semanas deberás lavar el tatuaje entre dos y cuatro veces al día, siempre con agua tibia y jabón neutro o antiséptico. Después de cada lavado repetirás la rutina de secado cuidadoso y aplicación de una capa fina de crema.
En zonas de mayor exposición a gérmenes, como manos, muñecas o pies, puede ser recomendable incrementar ligeramente la frecuencia de las limpiezas para mantener la zona lo más aseada posible, sin llegar a irritar la piel por exceso de manipulación.
El proceso de curación inicial suele durar entre 10 y 15 días, tiempo tras el cual el tatuaje comienza a verse con su aspecto casi definitivo. No obstante, la regeneración completa de la piel puede alargarse hasta 4-6 semanas, especialmente en tatuajes grandes o en personas con cicatrización lenta.
Durante todo este periodo es habitual que la piel se pele, descame o que veas cómo se desprenden pequeñas láminas de color. No significa que estés perdiendo el tatuaje, es parte del proceso normal de regeneración cutánea.
Qué no debes hacer con un tatuaje recién hecho
Tan importante como seguir las curas recomendadas es evitar una serie de errores muy habituales que pueden fastidiar el resultado. Muchos de ellos parecen inofensivos, pero tienen consecuencias.
Durante la fase de cicatrización no debes sumergir el tatuaje en piscinas, playas, jacuzzis, ríos o lagos. Solo se permite mojarlo en la ducha, evitando que el chorro dé directamente sobre la zona y sin alargar demasiado el tiempo bajo el agua.
No uses toallas, paños ni esponjas para secar el tatuaje, y no lo frotes bajo ningún concepto. El secado siempre debe ser a base de pequeños toques con papel de cocina o gasas estériles, para no irritar ni arrancar costras.
Evita tocar constantemente el tatuaje con las manos, rascarte o arrancar las costras que se formen. Aunque pique, no debes manipular la zona; si levantas las costras antes de tiempo puedes provocar cicatrices, manchas claras y pérdida de color.
También deberás restringir el ejercicio intenso y cualquier actividad que genere mucho sudor o golpes en la zona. El sudor irrita, aumenta el riesgo de infección y puede hacer que el tatuaje cicatrice peor o que algunas líneas se deformen.
En cuanto a la ropa, olvídate de prendas ajustadas que rocen o aprieten el tatuaje. Es preferible usar ropa holgada, limpia y de tejidos suaves, que permitan que la piel respire y no se pegue a la herida.
Sol, agua y deporte: cómo afectan a tu tatuaje nuevo
El sol es uno de los mayores enemigos de un tatuaje recién hecho. Durante la fase de cicatrización, no debes exponer la zona tatuada al sol directo. La piel puede quemarse con facilidad y los colores pueden degradarse antes incluso de haberse asentado.
Pasado el mes y con el tatuaje ya curado, conviene protegerlo siempre con crema solar de factor alto (SPF 30 o mejor 50+) cuando vayas a tomar el sol o a estar al aire libre durante muchas horas. Los rayos UVA, además de dañar la piel, aclaran los pigmentos y hacen que el tatuaje pierda intensidad.
Respecto al agua, durante aproximadamente 10-15 días tendrás que renunciar a baños en piscinas y mar. El cloro, la sal, las bacterias y otros contaminantes que hay en estas aguas pueden infectar o alterar el tatuaje mientras la piel está abierta.
En cuanto al deporte, se recomienda esperar a que la piel esté sellada antes de retomar entrenamientos intensos, gym o actividades que impliquen fricción constante sobre la zona tatuada. El sudor continuo, además de incomodidad, puede provocar irritaciones y retrasar la curación.
Cómo aliviar picores, descamación y pequeñas molestias
Durante los primeros días es muy habitual notar picor y cierta tirantez en el tatuaje, sobre todo cuando empieza a pelarse. Es una señal de que la piel está regenerándose, pero puede resultar bastante molesta.
Lo esencial es no rascar la zona, por mucho que apetezca. Si el picor es muy intenso, acude a tu tatuador para que valore el aspecto del tatuaje y descarte problemas de sequedad extrema o posibles reacciones. A veces basta con ajustar la frecuencia o el tipo de crema para que la molestia disminuya.
Si aparecen pequeñas postillas, déjalas caer por sí solas sin arrancarlas. Manipularlas puede dejar “calvas” de color o zonas más claras que deslucen el resultado final. Una hidratación adecuada suele ayudar a que el proceso sea más llevadero.
En caso de que observes enrojecimiento muy intenso, calor, pus, mal olor o dolor creciente, lo prudente es consultar de inmediato con un profesional sanitario. Podrías estar desarrollando una infección que necesite tratamiento médico.
Cuidados a largo plazo para que el tatuaje luzca perfecto
Una vez que el tatuaje ha cicatrizado por completo ya no necesita apósitos especiales ni curas tan estrictas, pero sí conviene mantener una rutina básica de hidratación y protección solar para que se mantenga nítido y con buen color.
Aplicar a diario una crema hidratante sin perfumes intensos ni alcohol ayuda a que la piel se mantenga elástica y sana, lo que repercute en un mejor aspecto del tatuaje. Una piel seca y descamada hace que los diseños se vean apagados y envejecidos.
La protección frente al sol es clave a largo plazo: cada vez que vayas a exponer el tatuaje varias horas, cúbrelo con protector solar de alto factor y renueva la aplicación periódicamente. Es uno de los hábitos que más alarga la vida estética de un tatuaje.
Si con el tiempo sientes que el dibujo ha perdido definición o color, puedes valorar con tu tatuador la opción de hacer un pequeño retoque. En cambio, si lo que deseas es eliminar el tatuaje, será el dermatólogo quien te informe sobre las posibilidades de láser, número de sesiones y cicatrices potenciales.

Cuidar un tatuaje nuevo exige combinar higiene estricta, uso correcto de cremas, sentido común con el sol, el agua y la ropa y mucha paciencia para no rascar ni manipular la zona mientras cura. Siguiendo las recomendaciones de tu tatuador, lavando la piel con agua tibia y jabón neutro, aplicando capas finas de pomada regeneradora, evitando piscinas, deporte intenso y exposición solar directa durante las primeras semanas, y manteniendo después la piel bien hidratada y protegida, tendrás muchas más probabilidades de que tu tatuaje se convierta en esa pieza que puedes enseñar con orgullo durante toda la vida.
Postposmo
Fuente de esta noticia: https://www.postposmo.com/como-cuidar-un-tatuaje-nuevo-guia-completa-de-curas-y-riesgos/
También estamos en Telegram como @prensamercosur, únete aquí: https://t.me/prensamercosur Mercosur
