

Podría restaurar la visión perdida por degeneración macular y otros trastornos retinianos. Foto:iStock
En un giro asombroso para la medicina y la tecnología visual, dos avances científicos están acercando a la humanidad a lo que antes solo pertenecía al terreno de la ciencia ficción: devolver la vista a quienes la han perdido y otorgar visión nocturna sin necesidad de aparatos externos. Investigadores de Estados Unidos y China han presentado desarrollos independientes pero complementarios que podrían revolucionar la forma en que vemos —literalmente— el mundo.
Desde la Universidad de Brown, en Estados Unidos, un equipo ha logrado restaurar la visión en animales ciegos a causa de enfermedades degenerativas de la retina, y lo han hecho sin recurrir a cirugía invasiva ni a manipulación genética. El secreto está en nanopartículas de oro, minúsculas pero poderosas, que al ser inyectadas en el ojo se adhieren a las células internas de la retina. Una vez allí, y mediante un rayo láser infrarrojo que proyecta patrones sobre el tejido ocular, estas partículas generan un sutil incremento de temperatura capaz de activar las células ganglionares y bipolares, sustituyendo así la función de los fotorreceptores dañados.
El estudio, publicado en la prestigiosa revista ACS Nano, describe esta técnica como una suerte de “prótesis óptica líquida” que podría cambiar radicalmente el tratamiento de enfermedades como la degeneración macular, una de las principales causas de ceguera en adultos mayores. “Es una tecnología que evita los caminos tradicionales, como la cirugía compleja o la ingeniería genética”, explicó Jiarui Nie, coautora del estudio. “Esto podría representar un nuevo paradigma para restaurar la visión en millones de personas”.
Pero los avances no se detienen ahí. Para una posible aplicación humana, el equipo trabaja en un sistema basado en gafas equipadas con cámaras y láseres infrarrojos. Estas gafas capturarían imágenes del entorno y las traducirían en impulsos luminosos específicos que estimularían las nanopartículas en la retina, generando así una forma de visión funcional. Una ventaja adicional: como el tratamiento podría cubrir toda la retina, ofrecería recuperación del campo visual completo y no interferiría con la visión residual que el paciente aún conserve.
En paralelo, al otro lado del mundo, un equipo multidisciplinario de la Universidad de Ciencia y Tecnología de China, junto con colegas de la Universidad de Massachusetts, ha dado un paso igual de audaz. Han desarrollado lentes de contacto capaces de convertir luz infrarroja en visible, permitiendo ver en la oscuridad… incluso con los ojos cerrados. Estas lentes funcionan sin necesidad de baterías o fuentes externas de energía, gracias a nanopartículas integradas que capturan longitudes de onda invisibles (entre 800 y 1600 nanómetros) y las transforman en colores perceptibles por el ojo humano.
El neurocientífico Tian Xue, líder del estudio publicado en Cell Press, señaló que “este dispositivo abre la posibilidad de dotar a los humanos de una forma natural de visión infrarroja, útil en áreas como la seguridad, el rescate, la comunicación cifrada y la lucha contra la falsificación”. Las pruebas en animales mostraron reacciones claras ante fuentes de luz infrarroja, mientras que los primeros ensayos en humanos permitieron a los voluntarios detectar señales, direcciones y estímulos codificados.
El dispositivo, que usa polímeros blandos similares a los de lentes de contacto comerciales, incluso puede codificar diferentes longitudes de onda infrarroja en colores: el rojo puede representar una frecuencia, el azul otra. Este avance no solo amplía el espectro visible del ojo humano, sino que podría brindar una nueva oportunidad de percepción a personas con daltonismo o deficiencias visuales específicas.
Aunque ambos desarrollos aún se encuentran en fase experimental, los resultados preliminares son prometedores. En un mundo donde la vista lo es todo —desde la conexión con los demás hasta la autonomía diaria—, estas investigaciones no solo reescriben las posibilidades médicas, sino que rozan lo que, hasta hace poco, parecía un milagro. Lo invisible, finalmente, se está volviendo visible.
carloscastaneda@prensamercosur.org
