La noticia apareció el domingo pasado en el diario colombiano El Tiempo, y era bastante clara: los presidentes de Francia, Emmanuel Macron, y de Colombia, Gustavo Petro, están organizando una gran cumbre de mandatarios latinoamericanos para sentar las bases de una negociación que, al fin, consiga poner término a la crisis política que azota a Venezuela. A esa reunión, que tendría lugar esta misma semana, estarían convocados los mandatarios de México, Chile, Argentina y Colombia.
Si bien es cierto que dicho encuentro seguramente no tendrá lugar en la forma señalada (Boric no tiene previsto salir de Chile esta semana y más bien prepara su esperado viaje a La Araucanía, mientras AMLO es muy reacio a salir de las fronteras de su país), sí es verdad que a nivel diplomático se están tejiendo redes para, esta vez, tener una estructura sólida que lleve a buen puerto esas conversaciones. La prensa colombiana, de hecho, asegura que Petro le exigió a Nicolás Maduro garantías de elecciones libres y democráticas como piso para negociar.
Varios de los mandatarios convocados pertenecen al Grupo de Puebla, una alianza de corte progresista que lleva años llamando al diálogo en el país sudamericano. “Desde el primer día hemos planteado que la política exterior debe ser mucho menos ideológica y mucho más política, y en el caso de Venezuela el diálogo es el camino para encontrar una solución”, dice a DW el coordinador político de la entidad, el chileno Marco Enríquez-Ominami.
Doble dilema
Jesús Seguías, analista político y presidente de la consultora Datincorp, estima que el nuevo escenario responde a una sucesión de factores. “El primero es el fracaso total de la política diseñada por la Casa Blanca con Donald Trump, y secundada por Juan Guaidó, de lograr un cambio de gobierno en Venezuela a partir de sanciones. Eso genera un doble dilema para Washington: cómo seguir adelante con esas sanciones rechazadas por la absoluta mayoría de los venezolanos y cómo seguir reconociendo como presidente a alguien que tiene tanto o más rechazo que Maduro”, explica el experto a DW.
Para él, el encuentro del presidente de Francia, Emmanuel Macron, con Nicolás Maduro en la COP27, cuyo video circuló profusamente en redes sociales, responde a una estrategia posiblemente pactada con la administración Biden, atada de manos para abordar el problema venezolano debido a las elecciones de medio término de esta semana. Enríquez-Ominami, por su parte, piensa que la nueva actitud de Macron tiene un valor enorme. “Él fue uno de los motores del reconocimiento del gobierno de Guaidó y por ello el cambio es muy importante. Y que Francia haya decidido producir un diálogo es central. Y por tanto ese encuentro entre jefes de Estado, al menos Petro y Alberto Fernández, en Francia, con las partes interesadas, es de un impacto inconmensurable”.
“La comunidad internacional siente que esto de Venezuela se ha convertido en un problema y quiere ya zafarse de él. Además, hay factores internacionales que obligan a buscar una solución, como la crisis generada por la pandemia, la guerra de Ucrania, los problemas económicos que han surgido, la confrontación con Rusia y China… obviamente estos son retos de alta monta comparados con Venezuela”, dice Seguías.
Una nueva dimensión
A la reunión en París, que tendría lugar el 11 y 12 de noviembre, seguirá otro encuentro en México el próximo 24 de noviembre. El presidente Andrés Manuel López Obrador espera recibir ese día a Boric, Fernández y al brasileño Luiz Inácio Lula da Silva para hablar de integración, y seguramente el tema Venezuela estará sobre la mesa. “Es de enorme importancia que la crisis política venezolana sea abordada, y los vecinos con mayor vocación democrática son los que tienen mayor legitimidad para ello”, dice Enríquez-Ominami, que recuerda que la crisis no solo afecta a Venezuela, sino que repercute en toda la región.
“Creo que tanto Macron como otros líderes europeos están buscando afanosamente recursos petroleros alternativos al suministro ruso”, estima Seguías. “Y no hay duda que Venezuela es una alternativa interesante para resolver este asunto. Estados Unidos necesita aliados para validar la nueva posición, que es la búsqueda de consensos, acuerdos y negociaciones para llegar a una solución pacífica y electoral. El problema de Venezuela entró en otra dimensión, tanto por los cambios de gobierno que ha habido en América Latina como los cambios políticos que se han dado en Washington y Europa”, sostiene Seguías. Para él está claro que habrá negociaciones y elecciones tan transparentes como sea posible en 2024.
DW
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