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“Hace unos años, el río aquí solía bajar mucho solo a fines de agosto o septiembre. Hoy no. Cuando deja de llover, en ocho días, el nivel del río ya está muy bajo porque ya no hay quien sostenga el agua. Las zonas pantanosas ya han reducido su caudal porque el Cerrado fue deforestado en las cabeceras, ya no existe Cerrado”. La queja en forma de lamento proviene de Adão Batista Gomes, un agricultor de 61 años que ha vivido toda su vida en la zona rural del municipio de Formosa del Rìo Preto, en el oeste del estado de Bahía.

Jamilton Santos de Magalhães, un agricultor de 40 años conocido como Carreirinha, es líder comunitario en Correntina, en la misma región. Allí, dijo, la desaparición de los manantiales locales se ha vuelto cada vez más común desde la década de 1990. Según él, todo comenzó con la deforestación y, dos o tres años después, los manantiales comenzaron a secarse. En este territorio, afirmó, hay familias que han vivido durante más de 200 años y antes no se experimentaba una pérdida frecuente de manantiales.

La región donde viven Carreirinha y Adão es una de las que registra los mayores niveles de deforestación en el Cerrado, principalmente debido a la expansión de la frontera agrícola de Matopiba. Esta área abarca partes de los estados de Maranhão, Tocantins, Piauí y Bahía, y su nombre proviene de la combinación de las primeras sílabas de estos cuatro estados.

El Cerrado, conocido como la cuna de las aguas en Brasil, es el punto de partida para los manantiales de ocho de las 12 cuencas hidrográficas más importantes del país. Además, alberga el segundo acuífero subterráneo más grande del mundo, compuesto por los acuíferos Guaraní y Urucuia. El primer embalse se encuentra en la región amazónica.

Según un estudio publicado en la revista científica Sustainability, aproximadamente el 70% del agua del río São Francisco y el 47% del agua del río Paraná, que abastece la central hidroeléctrica de Itaipu, provienen del Cerrado. El estudio alerta no solo sobre los peligros que la deforestación del Cerrado puede generar para la seguridad hídrica y energética de Brasil, como también señala la importancia de ese bioma más allá de las fronteras brasileñas, ya que sus aguas también son vitales para Bolivia, Paraguay, Argentina y Uruguay.

Menos agua

El doctor en Ciencias Forestales, Yuri Salmona, uno de los investigadores del estudio y director ejecutivo del Instituto Cerrados, explicó a Agência Brasil que las largas raíces de los árboles típicos del Cerrado pueden llegar a una profundidad de hasta 15 metros y hacen que el bioma sea conocido como “bosque invertido”. Estas raíces desempeñan un papel crucial al transportar el agua de lluvia hacia las capas más profundas del suelo, permitiendo que sea liberada gradualmente durante la temporada seca.

“Esta agua se acumula en el subsuelo o fluye entre los ríos, abasteciendo a importantes cursos como el Paraná, Jequitinhonha, Araguaia y Tocantins, entre otros. Sin embargo, la deforestación interrumpe esta dinámica natural al afectar la capacidad de infiltración del agua, lo que provoca su flujo superficial. Este fenómeno desencadena problemas como erosión, exceso de caudal durante las lluvias y escasez durante las sequías”, explicó Salmona.

Advirtió que la situación empeora con el consumo de agua para el riego en la agricultura durante la temporada seca. “El agricultor está comprometiendo el futuro de su propio negocio, porque necesitamos el Cerrado intacto para seguir produciendo agua”, subrayó.

El estudio analizó el comportamiento de 81 cuencas hidrográficas del Cerrado y calculó que estas cuencas han perdido en promedio un 15,4% de su caudal fluvial entre 1985 y 2022. Para 2050, la investigación prevé que la reducción del caudal de agua en estas cuencas llegue al 34% de lo que solía ser en un momento, “incluso con una disminución de la deforestación”.

Exportación del agua

Brasil continúa exportando agua en forma de “agua virtual” a China, la Unión Europea y los Estados Unidos, revela el sondeo. Este término se refiere al agua utilizada en la producción de granos y carne, que se exportan como productos básicos.

De acuerdo con la Agencia Nacional de Aguas de Brasil (ANA), casi la mitad del agua consumida en el país durante el año 2019 fue utilizada para el riego agrícola.

Ane Alencar, coordinadora de MapBiomas Cerrado, ha destacado la falta de transparencia en las licencias de uso del agua en el Cerrado. Según Alencar, no se conocen los criterios utilizados ni si existe un límite para la concesión de estas licencias.

“En realidad, lo que sucede es que el agua, un recurso compartido por todos, se está empleando en la agricultura y acabamos exportándola. Estamos enviando al exterior un recurso natural de gran importancia y utilizándolo sin consideración alguna”, declaró.

Crisis del agua

En zonas donde se utiliza intensivamente el agua para el riego a gran escala, las comunidades locales han expresado su preocupación por la disminución del flujo de los ríos. En el municipio de Correntina, miles de personas salieron a las calles en 2017 para denunciar el uso excesivo de agua por parte de la agroindustria. En 2018, los residentes incluso intentaron impedir que los agricultores instalaran dragas en los ríos.

Isabel Azevedo, coordinadora del Programa Cerrado y Caatinga del Instituto Sociedad, Población y Naturaleza (ISPN), ha revelado que los permisos de uso del agua y las autorizaciones para la deforestación en la región de Matopiba se otorgan sin un control adecuado. Según denuncia, este sistema es altamente irregular, ya que el gobierno federal no ejerce ningún tipo de supervisión y cada estado actúa de manera independiente. Además, dijo, las secretarías de medio ambiente están influenciadas por los intereses del agronegocio, cuyas prácticas irresponsables ponen en riesgo a las comunidades tradicionales de la región, a quienes el ISPN se dedica a apoyar.

Nuevo plan

La ministra brasileña de Medio Ambiente, Marina Silva, anunció en una audiencia pública en el Senado a finales de agosto que su cartera está desarrollando un nuevo plan para combatir la deforestación en el Cerrado. Este plan será sometido a consulta pública en septiembre. La ministra destacó la importancia de la participación de los estados para lograr el éxito de este plan. “Más del 70% de la deforestación en el Cerrado cuenta con licencias para deforestar, por lo que será necesario revisar estas licencias para determinar su legalidad”, dijo.

Agência Brasil intentó contactar con el Frente Parlamentario Agropecuario (FPA) y la Confederación Nacional de Agricultura (CNA), como representantes de la agroindustria, para obtener comentarios sobre la deforestación del bioma. Sin embargo, al momento de cerrar este reportaje, no hemos recibido respuesta.

Fuente de esta noticia: https://agenciabrasil.ebc.com.br/es/geral/noticia/2023-09/deforestacion-del-cerrado-amenaza-la-seguridad-hidrica-de-brasil


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