

Hay tapas que nunca fallan y estos mejillones rellenos, los famosos tigres cremosos por dentro y crujientes por fuera, son de las que siempre vuelan del plato. Nacidos en la tradición vasca y adoptados en barras de media España, combinan un sofrito sabroso con bechamel y un rebozado dorado que es gloria bendita.
En esta guía lo encontrarás todo: ingredientes exactos y alternativas (con gambas, langostinos o incluso surimi), limpieza y apertura de los mejillones con vino y laurel, bechamel sin grumos, relleno paso a paso, rebozado y fritura, versión al horno, trucos de congelación y hasta ideas para aprovechar el relleno en croquetas. Además, incluimos detalles prácticos como el punto de picante con cayena o salsa y el consejo del chef para freírlos con la concha hacia arriba para que queden perfectos.
Presentación y qué te vas a encontrar
Los tigres son una tapa de barra con historia: mejillón picado, sofrito de verduras, toque de tomate y un puntito de picante, todo ligado con bechamel, colocado en la concha, empanado y frito en aceite abundante hasta que suene crujiente al morder.
La popularidad es tal que su fama ha ido mucho más allá del norte: ya forman parte del repertorio de tapas caseras de toda España, y conviven con clásicos como mejillones a la marinera, al vino blanco o al vermut. Por eso aquí unimos técnicas de diferentes cocinas caseras y de profesionales para que el resultado sea de diez.
Ingredientes imprescindibles y variantes
Para 4 raciones generosas vas a necesitar una base clara y algunas posibles sustituciones que dan juego. Te dejo cantidades y opciones según prefieras mantequilla o aceite, y si añades marisco extra.
- 1 kg de mejillones frescos (conchas íntegras y bien cerradas)
- 1 cebolla o cebolleta (tamaño medio) y 2-3 dientes de ajo
- 1 pimiento verde tipo italiano (opcional pero muy recomendable)
- 150 g de tomate frito o 6 cucharadas de salsa de tomate
- 100-150 ml de vino blanco (según el tamaño de la cazuela)
- 1 hoja de laurel
- 1 cayena o 1 cucharadita de salsa picante (opcional, al gusto)
- Aceite de oliva virgen extra, sal y pimienta
- Opcionales de marisco: 150 g de gambas o langostinos picados finos; también puedes usar 3 palitos de surimi muy picados o un poco de pescado blanco
Para la bechamel (elige tu estilo): clásica con mantequilla o ligera con aceite.
- Opción mantequilla: 1 litro de leche, 130 g de mantequilla y 130 g de harina
- Opción AOVE: 700 ml de leche, 80 g de harina y 4 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
- Especias y sazón: sal, pimienta y nuez moscada (opcional pero muy rica)
Para el rebozado: elige simple o triple según lo crujiente que lo quieras.
- Harina (opcional, para rebozado triple)
- Huevos batidos
- Pan rallado
Cómo limpiar y abrir los mejillones
Empieza por limpiar los mejillones bajo el grifo: raspa la concha con una puntilla y retira las barbas. Es clave para que no aparezcan restos en el relleno.
Colócalos en una cazuela amplia con el vino y el laurel. Tapa y calienta hasta que se abran en 2-3 minutos (no los sobrecocines: en cuanto se abran, apaga el fuego). Si prefieres, puedes abrirlos con un fondo de agua, pero el vino y el laurel aromatizan suavecito.
Retira los mejillones, separa la carne de las conchas y reserva estas últimas bien limpias para rellenar después. Quita cualquier hebra o dureza interior del molusco para que el bocado sea fino.
Cuela el jugo de la cazuela y guárdalo; ese caldo de cocción te servirá para potenciar el sabor de la bechamel o ajustar la textura del relleno.
Relleno sabroso: sofrito, tomate y el toque de mar
Pica finamente la carne de los mejillones. Si vas a añadir gambas o langostinos, córtalos muy pequeños para que se integren; con surimi o pescado blanco sucede igual.
En una sartén amplia, calienta un chorro de aceite de oliva y sofríe la cebolla (o cebolleta) y el pimiento verde a fuego medio-suave. Cuando la cebolla esté transparente, añade el ajo picado y deja que suelte aroma sin que se queme.
Agrega la cayena desmenuzada o una puntadita de salsa picante si te gusta el toque “tigre”. Vierte un chorrito de vino y deja que evapore el alcohol; en cuestión de minutos debe reducir.
Incorpora el tomate frito, mezcla y cocina 2-3 minutos. Añade entonces el mejillón picado y el marisco que uses, salpimenta con mesura (recuerda que el mejillón ya aporta sabor marino) y saltea un par de minutos. Retira y reserva.
Bechamel perfecta: cremosa, fina y sin grumos
Para una bechamel clásica, funde la mantequilla en una olla y añade la harina. Remueve para tostar ligeramente la harina y que pierda el sabor crudo (un par de minutos).
Ve incorporando la leche poco a poco, sin parar de batir con varillas. Mantén el fuego medio-bajo y no tengas prisa; cuando empiece a espesar, ajusta a tu gusto. Sazona con sal, pimienta y una pizca de nuez moscada si te gusta.
Si prefieres una versión con aceite de oliva, calienta 3-4 cucharadas, agrega la harina y rehoga. Vierte los 700 ml de leche gradualmente hasta que obtengas una textura sedosa. Un truco profesional: cocina la bechamel 6-8 minutos (o hasta 12-15 en fuego suave) para que quede muy fina.
Para potenciar el sabor marinero, puedes sustituir una parte de la leche por un chorrito del caldo de cocción de los mejillones. Hará maravillas con el conjunto.
Integra relleno y bechamel: textura de cuchara
Vierte el sofrito con el mejillón y el marisco en la bechamel caliente y mezcla. Debes obtener una masa espesa pero maleable, capaz de sostenerse sobre la concha sin escurrirse.
Extiende la mezcla en una o dos bandejas para que enfríe rápido y uniforme. Cubre a piel con film en contacto para que no haga costra y deja templar a temperatura ambiente antes de refrigerar.
Refrigera varias horas o, mejor aún, de un día para otro. Ese reposo compacta la mezcla y facilita el formado.
Cómo rellenar las conchas
Con ayuda de una cucharita, rellena cada concha con una porción generosa. Dale forma de mejillón por la parte superior y alisa suavemente para que el rebozado quede bonito.
Si te has animado con cantidad, ve colocándolos en una bandeja. En este punto puedes congelarlos sin rebozar (o ya rebozados, ver abajo), lo que te permitirá freír solo los que vayas a comer en cada ocasión.
Rebozado crujiente y fritura impecable
Hay dos escuelas: rebozado doble o triple. Para un exterior firme y más uniforme, pasa los mejillones primero por harina, luego por huevo batido y por pan rallado. Si prefieres un crujiente algo más ligero, omite la harina y haz solo huevo y pan rallado.
Un truco casero excelente es rebozar también un poquito el borde de la concha para sellar. Así el relleno queda mejor protegido al freír.
Calienta abundante aceite (mejor en cazo hondo o freidora) a 170-180 °C. Introduce los mejillones con la concha hacia arriba al principio y fríe por tandas, sin amontonarlos, hasta que estén bien dorados.
Escúrrelos sobre papel absorbente antes de servir. Sal final mínima y perejil picado por encima les sienta de lujo.
Versión al horno: menos grasa, buen crujiente
Si no quieres freír, puedes hornearlos. Pasa los mejillones rellenos por huevo y pan rallado (no hace falta harina), colócalos en bandeja y hornea a 200 °C durante 10-15 minutos, hasta que estén dorados y crujientes.
Para potenciar el dorado, pincela ligeramente con aceite el pan rallado o usa pan rallado grueso tipo panko.
Claves de compra y frescura del mejillón
Elige mejillones cerrados, con olor limpio a mar y conchas sin golpes. Si al presionarlos no se mantienen cerrados, descártalos porque pueden estar muertos.
Antes de cocinar, repasa la limpieza: raspa bien la concha y elimina barbas. Este mimo se traduce luego en un relleno sin arenilla ni fibras incómodas.
La bechamel sin grumos: trucos finales
Tuesta levemente la harina en la grasa y añade el líquido poco a poco. Remueve sin parar con varillas y ajusta densidad: recuerda que al enfriar espesa un poco más.
Si te pasas de espesor, añade un chorrito de leche o caldo de mejillón. Si queda muy fluida, cocina unos minutos más o incorpora una cucharadita extra de roux.
Congelar y freír cuando te apetezca
Coloca los mejillones ya formados en bandejas, bien separados, y mételos al congelador. Cuando estén duros, pásalos a una bolsa; así ocupan menos y no se pegan.
Podrás freírlos directamente desde congelado, sin descongelar. Solo alarga un poco el tiempo de fritura y cuida la temperatura para que no se quemen por fuera antes de calentarse por dentro.
Ideas de aprovechamiento: croquetas marinas
Si te sobra relleno, estás a dos pasos de unas croquetas memorables. Solo deja la masa un poco más densa, enfría muy bien, bolea, reboza (harina-huevo-pan) y fríe.
El relleno de tigres es versátil: con perejil picado, un toque extra de nuez moscada y pizca de picante queda espectacular también en canelones de mar o en tartaletas saladas.
Picante y matices: ajusta a tu gusto
La “garra” del tigre la marca el picante. Puedes usar cayena, salsa picante o nada si prefieres un bocado suave. Empieza con poca cantidad y sube si te apetece, porque con el reposo el picante se integra y se percibe más armonioso.
Un toque de perejil fresco en la bechamel le da un matiz herbal muy agradable que equilibra la intensidad del marisco.
Variantes y guiños de otras cocinas
Más allá del tigre clásico, el mejillón luce en recetas de medio mundo: Moules Frites belgas, mejillones Thai con coco y curry rojo, o versiones latinas como A la Diabla (con chiles) o a la Criolla (tomate, cebolla y pimientos).
En clave local, tienes los mejillones a la marinera, al vino blanco o al vermut. Y si te gusta jugar, prueba unas almejas rellenas al estilo tigre, con merluza muy picada en el fondo del sofrito.
Consejos prácticos que marcan la diferencia
Deja atemperar el relleno antes de formar y rebozar: el frío de nevera compacta y facilita moldear, pero sacarlo 10 minutos antes ayuda a que el empanado agarre mejor.
Si te gusta el rebozado muy crujiente, opta por el triple y, si puedes, fríe en freidora para un dorado homogéneo. En sartén también quedan de cine, siempre con aceite abundante que los cubra.
Al servir, un golpe de limón es opcional: mejor úsalo con moderación para no apagar el equilibrio de la bechamel y el sofrito.
Notas de cocina casera y comunidad
Quien cocina en casa sabe que cada tanda sale mejor: afinar fotos, repetir paso a paso y actualizar trucos va con el oficio y con las ganas de compartir. Si te apetece, difunde tu versión en redes o en tu grupo de cocina y anima a otros a probar.
Una última idea de organización: prepara doble cantidad y congela por unidades. Así tendrás tigres listos para cualquier visita o antojo, sin necesidad de encender fogones desde cero.
Con una buena materia prima, un sofrito mimoso, una bechamel bien trabajada y un rebozado cuidadoso, estos tigres salen redondos: mejillón limpio y jugoso, crema sedosa con matiz de vino y laurel, picante a medida, y ese crujiente que pide repetir; la guinda es que admiten horno, congelación y mil versiones sin perder su esencia de tapa de bar con alma casera.
Postposmo
Fuente de esta noticia: https://www.postposmo.com/mejillones-rellenos-tigres-receta-clasica-trucos-y-variantes/
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