

En el cálido rincón de tu hogar, ya sea en directo o diferido, seguramente tuviste la oportunidad de participar en la Santa Misa que marcó el inicio del pontificado del Papa León XIV. Este acontecimiento histórico, cargado de fe y espiritualidad, nos recuerda que, aunque la Plaza de San Pedro en el Vaticano esté a más de 10,000 kilómetros de distancia de la Ciudad de México, la tecnología nos acerca como nunca antes. A través de unos simples botones, podemos ser testigos de momentos que trascienden fronteras físicas y espirituales.
Sin embargo, no todo lo que rodea a estos eventos es solemnidad y reflexión. La avidez de algunos periodistas por encontrar detalles inusuales, crípticos o incluso estrambóticos en los rituales y ceremonias ha llenado páginas y pantallas con especulaciones que, en ocasiones, rozan lo absurdo. Un ejemplo concreto de este fenómeno es el caso de un periodista que interpretó las mangas holgadas del roquete que portó el Papa León XIV durante su primera bendición como un presagio de problemas e incertidumbres. ¿Cómo no sonreír ante semejante interpretación? Estas especulaciones no son más que palabras superficiales que nacen de la ignorancia y buscan alimentar la morbosidad.
Pero este texto no pretende quedarse atrapado en el ruido mediático. Más bien, te invita a mirar más allá. El inicio del pontificado del Papa León XIV no solo es un hecho histórico; es también una oportunidad para darle una nueva dimensión a tu vida familiar. En lugar de quedarte empalagado con el fasto y la ostentosidad, utiliza estos acontecimientos como una plataforma para saborear su verdadera sustancia. Eleva tu perspectiva y encuentra en ellos inspiración para escapar de la rutina y el fastidio de lo ordinario.
Asimismo, te invito a mirar con discernimiento las necedades que circulan en torno a estos eventos. Las palabras superficiales y las valoraciones insulsas solo buscan atención fácil. Por ello, ten presente este pequeño consejo: si algo parece demasiado impresionante o sencillo, es probable que sea falso.
En este contexto, quiero proponerte tres reflexiones rápidas pero profundas:
1. Lo que en verdad es bueno nunca es fácil.
2. Lo que en verdad es bello siempre es útil.
3. Lo que en verdad es valioso no tiene precio.
Estas ideas, aunque espontáneas, pueden ser un punto de partida para meditar sobre cómo aplicarlas en tu vida diaria y familiar. Mastícalas con calma, exprime sus nutrientes y, si resisten la prueba del tiempo y la reflexión, ¡adelante!
El Papa León XIV inicia su ministerio con plena conciencia de los retos que enfrentará. Sabe que las dificultades más grandes no estarán fuera de los muros de la Iglesia, sino dentro de ellos. Su llamado a construir puentes no es solo una invitación a cruzar hacia otras orillas; también implica el riesgo de moverse del propio sitio y abandonar las seguridades cómodas. Este mensaje puede aplicarse perfectamente a la vida familiar: no estamos llamados a quedarnos estacionados en lo conocido, sino a buscar siempre el encuentro y la transformación.
Además, el Papa León XIV nos muestra que la belleza no debe ser superficial ni circunstancial. En los pequeños y grandes detalles de su pontificado hay una utilidad que trasciende lo inmediato. Sus gestos afectuosos y su ejemplo nos cuestionan y nos invitan a imitarlo. Estos mismos principios pueden ser replicados en nuestra familia: la cortesía genuina, los detalles significativos y los gestos amorosos tienen un impacto profundo en nuestras relaciones cotidianas.
Finalmente, no cabe duda de que el Papa León XIV nos regalará lo mejor de sí mismo: su conocimiento acumulado, su riqueza espiritual y las experiencias que marcarán su ministerio. Desde ya esperamos sus primeros documentos, sus viajes apostólicos y sus encuentros con los poderosos del mundo para mostrarles el camino de Jesús. Pero también anticipamos su cercanía con quienes más necesitan apoyo y esperanza. Estos gestos inspiran y nos recuerdan que podemos aplicar estos valores en nuestro entorno familiar.
Por hoy concluyo estas reflexiones con una mirada introspectiva: escribir algo bueno nunca es sencillo; lograr que sea útil y bello es aún más difícil. Sin embargo, compartir estas líneas contigo es un regalo que me llena de satisfacción y me permite ganar tu atención y aprecio. Y ese aprecio, querido lector, ¡no tiene precio!
P. Eduardo Lozano
Fuente de esta noticia: https://desdelafe.mx/opinion-y-blogs/angelus/el-papa-leon-xiv-pide-construir-puentes-para-ir-al-encuentro-de-la-otra-orilla/
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