Director de FUNIBER Italia estudia los beneficios del consumo de pescado en el deterioro cognitivo

El Dr. Maurizio Battino, investigador científico y director de la Fundación Universitaria Iberoamericana (FUNIBER) en su sede en Italia, participa en un estudio que analiza la asociación entre el consumo de pescado y el deterioro cognitivo y otros tipos de demencia. 

Durante las últimas décadas, el aumento de la longevidad y el envejecimiento poblacional han transformado la epidemiología de las enfermedades, incrementando notablemente las afecciones relacionadas con la edad. Entre ellas, los problemas de salud mental y cognitiva han emergido como un desafío global significativo en las personas mayores. En particular, enfermedades como el Alzheimer y otras formas de demencia afectan aproximadamente a 60 millones de personas en el mundo, y se proyecta que esta cifra se triplicará para 2050.

Se ha reconocido que la dieta desempeña un papel crucial en la salud del cerebro y en el bienestar mental. Nutrientes específicos como las grasas saludables, ciertos aminoácidos, vitaminas antioxidantes, oligopéptidos bioactivos y fitoquímicos, como los polifenoles, contribuyen al mantenimiento de la funcionalidad neuronal y a la reducción de procesos inflamatorios en el cerebro. De hecho, patrones alimenticios que incluyen pescado como fuente principal de proteínas, como la dieta mediterránea, la dieta nórdica y el enfoque dietético DASH, están asociados con un menor riesgo de enfermedades neurodegenerativas.

El pescado, ampliamente estudiado por sus beneficios en la salud, debe gran parte de su impacto positivo al contenido de ácidos grasos poliinsaturados omega-3 (PUFA). Sin embargo, algunas investigaciones recientes han destacado también el rol de los oligopéptidos bioactivos, pequeñas moléculas con propiedades antioxidantes y antiinflamatorias que parecen influir directamente en la salud cerebral.

Aunque la evidencia indica una relación convincente entre el consumo de pescado y la prevención de enfermedades neurodegenerativas, persisten interrogantes sobre si este alimento en sí mismo puede prevenir el deterioro cognitivo y la demencia. Por ello, se ha realizado un estudio para ampliar y actualizar la evidencia existente, evaluando la relación entre la ingesta de pescado y los resultados relacionados con el deterioro cognitivo, la demencia y el Alzheimer a través de un metanálisis basado en estudios observacionales. Este enfoque busca consolidar un panorama más completo de los efectos del pescado en la salud cerebral.

Los resultados principales del estudio indican que un mayor consumo de pescado se asocia con un menor riesgo de deterioro cognitivo, demencia y Alzheimer, siendo esta relación dosis-dependiente únicamente para el deterioro cognitivo. La variabilidad observada en los estudios se explica parcialmente por factores como la edad, mientras que las diferencias genéticas parecen influir aunque los datos no son concluyentes.

Los ácidos grasos como la omega-3 presente en el pescado desempeña un papel protector, al modular la inflamación, reducir el estrés oxidativo, mejorar la función endotelial y preservar la estructura cerebral, como el hipocampo. Aunque gran parte de esta evidencia proviene de modelos preclínicos, los hallazgos coinciden con las observaciones de estudios poblacionales. Además de la omega-3, el pescado contiene oligopéptidos bioactivos que podrían ofrecer beneficios neuroprotectores al modular procesos inflamatorios y antioxidantes. Estos compuestos también inhiben enzimas relacionadas con la formación de proteínas amiloides, características del Alzheimer. 

Por otra parte, el pescado aporta vitaminas y minerales esenciales como hierro, zinc, selenio, y vitaminas del grupo B y D, que contribuyen al mantenimiento de la función cerebral. Sin embargo, aunque estas sustancias tienen un rol importante en el funcionamiento neuronal, su impacto directo en la prevención de enfermedades neurodegenerativas aún no es concluyente.

Estos resultados refuerzan la importancia de incluir pescado en una dieta equilibrada, especialmente en regiones donde forma parte de los patrones alimenticios tradicionales. Sin embargo, se requieren estudios adicionales para determinar el papel específico de los omega-3 y otros componentes del pescado en la salud cerebral, y para abordar las limitaciones metodológicas y genéticas que afectan los hallazgos.

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