Suena la bocina que indica el final del partido (83 a 76) y Barracas concreta el ascenso a Primera del básquetbol local.
El mismo marca el inicio de otra reconstrucción institucional, esta vez, curiosamente a partir del resultado deportivo.
“De arriba hacia abajo, todo lo contrario a lo que siempre pensé”, admite el presidente Gonzalo “Paco” Vaquero.
Pasaron poco más de 10 días y la soledad en El Bosque contrasta con aquel Norberto Tomás colmado donde cortaron las redes.
Así y todo se guardan momentos imborrables de este último tiempo.
“Lo que más me impactó fue la caravana que se formó camino a Punta Alta. Se sumó gente del barrio que hacía años no veía”, rememora Paco, haciendo referencia al quinto juego de semifinales ante Altense, previo a ganarle la final a El Nacional.
Su sentimiento le aflora. Se crió corriendo –desde los 3 años- por las instalaciones de Thompson 661, donde jugó hasta el ‘89, cuando se cerraron las puertas. Después, como pasó con varios, entró y salió en busca de dar una mano.
“En 2005 presentamos un proyecto con cuatro amigos y no se aprobó”, recordó.
“En 2008 –agregó- el Turco (Oscar) Abraham y Jaime (Linares) después de ver juntos la película Luna de Avellaneda, se sentaron a tomaron un café y decidieron reabrir el club”.
“No estuve de acuerdo con el primer proyecto, que duraba un año, pero ellos lo hicieron”, aclara.
En 2010 se reincorporó “dando una mano en la comisión” y ya se metió de lleno en 2014.
Desde entonces fue testigo de tres ascensos, un descenso y una deserción a jugar en Primera, experiencia que ahora decidieron no repetir, a pesar del complicado presente.
Es que el reciente éxito deportivo no condice con la realidad institucional y de infraestructura. Al punto que los últimos dos meses el equipo campeón prácticamente no entrenó.
“Lo que conseguimos fue porque estos jugadores son unos animales. Ahí la dirigencia no tuvo nada que ver. Fue todo de ellos”, resalta con orgullo.
Este “lindo” problema que generó el ascenso comenzó previo al inicio de la temporada 2022-23, con la renuncia de Pablo Kooistra como entrenador una semana antes de comenzar el torneo.
Ahí Vaquero llamó a Emiliano Menéndez, quien estaba en Río Colorado.
“Armamos un equipito y completamos un campeonato bastante decente”, señala.
Mientras tanto, en las juntadas aparecía Matías Martínez (entonces jugador de Napostá), mezclado con el grupo y acompañando a su amigo, el entrenador.
Entre largas sobremesas surgió la idea de sumarse a dar una mano. Después se transformó en promesa si Napostá salía campeón. Y finalmente se cumplió.
“Lo primero que le aclaré fue que no podíamos pagarle”, recuerda Paco.
“Plata no quiero”, le respondió Matute.
“Es un tipo que por temperamento va para adelante todo el tiempo, te exige y a veces hasta te vuelve loco”, destaca, en referencia al jugador-colaborador.
Lo cierto es que sin querer queriendo, Matute se convirtió en el combustible para mover el motor de Barracas.
“¿Las redes esas las vas a dejar o las vamos a cambiar?”, le preguntó a Paco. Y ante la devolución de “no tenemos plata”, al día siguiente apareció con dos redes.
“¿Los vestuarios los vas a pintar?”, consultó, y la respuesta fue similar.
Al otro día llevó dos latas de 20 litros: “El fin de semana se pueden pintar”, le dijo.
A la semana siguiente y en su permanente demanda le planteó al dirigente: “¿No hay gimnasio acá?”.
“¡No, Matute! No tenemos gimnasio acá”, le respondió Vaquero, casi como una obviedad.
“Dame un espacio que armamos un gimnasio”, le pidió.
“Fue, compró todo –apuntó Paco-, lo instaló, le deja gratis las clases a los jugadores de Sub 23 y Primera y al resto le cobra algo insignificante. Ahí está”.
-Es decir, el mismo que adentro de la cancha puso a Barracas en lo más alto, también lo genera afuera.
-Sí, con una exigencia continua. Todo el tiempo insistiendo en qué hacer y gestionar para el básquet.
-Un dirigente oculto.
-Sí. Él y Emi (Menéndez), que también tuvo mucho que ver. Ellos venían con la escuela de Napostá y nunca habían estado en un club con tantas limitaciones. También, el tiempo que duró, ellos mismos se hicieron cargo de la coordinación del básquet, sin rédito económico.
En este ida y vuelta en el tiempo que lleva a Paco de un extremo al otro desde lo emocional, mezclando sentimientos y realidades, se cruzan por momentos esas imágenes de abrazos, celebración y lágrimas. Esas que, lamentablemente, se esfuman cuando se asume el presente del club por encima del reciente resultado.
“En abril arrancamos con escuelita, sólo en mitad de cancha, y Premini inscribimos un equipo. Más no podemos, porque no tenemos la estructura en condiciones”, cuenta Paco.
La luz que se filtra por las chapas aún movidas, el parquet en plena etapa de lijado y el “desorden acomodado” por los rincones de una gran estructura reflejan, de alguna manera, todo lo que aún hay por hacer, con un poco más de entusiasmo, claro, por la felicidad del título.
Barracas quedó haciendo equilibrio para evitar la caída después de las secuelas que les dejó el temporal del 16 de diciembre.
“Hicimos una reunión en marzo con todos los padres y les explicamos que la cancha todavía estaba inundada. Salía agua por abajo del parquet. Y se nos fueron más de 140 chicos”, se lamenta Paco.
Por reglamento se deben presentar tres categorías para jugar en Primera, algo que son optimistas en poder cumplir para marzo, plazo que fijó la Asociación.
-¿En los últimos años lo de Barracas fue refundarse permanentemente?
-Exacto. Ahora estamos estables económicamente, aunque bueno, el desastre del temporal nos dejó sin chicos. Lo bueno es que tenemos cuenta bancaria y está todo pago.
-Al margen de las secuelas del temporal, ¿a qué atribuís este problema recurrente de Barracas?
-Primero a tomar decisiones apresuradas y por ahí no proyectar a futuro. Estamos tres o cuatro dirigentes, pero nos falta gente que se sume a trabajar (tienen 62 socios vitalicios y apenas unos 30 socios activos). En lo inmediato la idea es presentar un proyecto sabiendo dónde vamos a entrenar y jugar con la Primera, algo que hoy todavía no concretamos. De local podríamos jugar en Estrella, cuando ellos sean visitantes, algo ya hablamos.
-¿Cuánto te alegró y, al mismo tiempo, te preocupó el ascenso?
-Me alegró mucho, porque veníamos remando todo el tiempo… Pero la verdad que estábamos devastados…
-¿Y ahora?
-Y… Estamos en charlas, pero no tenemos nada. Ni siquiera contamos con el beneficio de los dos sponsors que están en todos los clubes, nunca nos llamaron.
-Es que detrás de la foto del ascenso no tienen ni siquiera la cancha en condiciones para jugar ni categorías. Es la realidad.
-Sí, totalmente. Por más que estamos tratando de mantenernos, cambiando chapas y arreglando el techo entre nosotros para que no entre tanta agua cuando llueve.
-Con tantas situaciones sin resolver y ahora teniendo también que afrontar un torneo de Primera, ¿sos optimista para lo que viene o es una verdadera complicación?
-Es muy complicado. Lo bueno es la relación que nos une con Pueyrredón de toda la vida, somos del mismo barrio y sentimos apoyo por parte de la dirigencia. Junto con Estrella son los que nos cedieron la cancha.
-¿En qué aprovecharon el ascenso durante este corto tiempo?
-Estos días nos juntamos en diferentes festejos y Matute me insistía con aprovechar el momento. Y, ¿la verdad?, yo no sabía qué hacer. Empezando por no poder usar la cancha. Oficialmente no tenemos noticias de la Municipalidad ni la empresa que nos apadrina. Y como tenemos que terminarla, se nos ocurrió vender el metro de piso. Ya vendimos casi el 40%.
Por algo se empieza o, mejor expresado, se continúa en Barracas.
El mimo deportivo y el acompañamiento -al menos temporario- que se generó a partir del ascenso, a Paco Vaquero lo entusiasma, aunque no se confunde: “Yo soy el mismo que estaba cuando perdimos 58 partidos seguidos en dos años. Todo un récord”, recuerda.
Lo cierto es que Barracas, con todas sus limitaciones, intentará a partir del título de Segunda seguir construyendo la parte más complicada de la pirámide, buscando concretar una base que le permita consolidarse deportiva e institucionalmente en el tiempo.
Sin dudas, un desafío tan difícil como lindo a la vez.
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Fuente de esta noticia: https://www.lanueva.com/nota/2024-6-30-7-53-0-la-reconstruccion-de-barracas-y-el-contraste-del-ascenso-con-la-realidad
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