¿Qué viene luego de que el CNE anuncie resultados electorales del 28 de julio?: los escenarios planteados

A medida que se acercan las elecciones presidenciales, continúa la incertidumbre por posibles escenarios que aún pueden concretarse antes del 28 de julio y que perjudicarían a la oposición (inhabilitación del candidato unitario, anulación de la tarjeta de la MUD, suspensión de comicios), dada la amplia ventaja que las encuestas dan a Edmundo González sobre el aspirante a la reelección, Nicolás Maduro.

Pero en el entendido de que a medida que avanza el cronograma electoral aumentan los costos para Miraflores de tomar cualquiera de esas medidas, se apuesta más a que el diplomático logre llegar hasta el final de la carrera electoral y se consume la elección. De allí que la preocupación por los escenarios posteriores al momento en que el Consejo Nacional Electoral (CNE) anuncie los resultados, han comenzado a ganar terreno.

Para el doctor en Ciencia Política, Daniel Varnagy, lo que aumenta el desasosiego es la falta de confianza en la institucionalidad del país que luego del 28 de julio seguirá controlada por factores afectos al chavismo madurismo, a saber, poderes públicos, incluyendo el Ejecutivo hasta la toma de posesión en enero de 2025 y otras instituciones como la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB). El profesor titular de la Universidad Simón Bolívar sostiene que esa institucionalidad controlada puede no ofrecer las salidas adecuadas, especialmente en un contexto de cambio político.

“En una democracia normal, hay elecciones, se respetan los resultados porque son confiables y las instituciones facilitan los cambios que vienen”, apuntó.

Para escenarios post 28 de julio, el politólogo Guillermo Tell Aveledo, considera que también se debe tener en cuenta que a un mes del proceso electoral lo que se ve es una elección polarizada entre dos candidatos (Edmundo González y Nicolás Maduro) con una “ventaja consolidada” en torno del abanderado de la Plataforma Unitaria Democrática y otros partidos aliados, de acuerdo con encuestas serias.

Advirtió que en términos estadísticos y numéricos es poco lo que la campaña electoral pueda modificar de dicho escenario, por lo que es extra electoral lo que está por dilucidarse.

¿Qué pasa si Edmundo González gana?

¿Qué pasa si el CNE proclama como presidente electo a Edmundo González? Las hipótesis abarcan desde negociaciones inmediatas para la transición política hasta un eventual desconocimiento del resultado por parte del partido de gobierno (Psuv) que recurriría a la vía judicial, señalada de estar controlada por el poder político en Miraflores.

“Si como es previsible de acuerdo con las encuestas, Edmundo González es proclamado por el CNE como presidente electo, hay una distancia considerable entre esa proclamación y su eventual juramentación como presidente de la República. No sabemos frente a qué podría estar negociando Edmundo González y el resto del liderazgo opositor, comenzando por María Corina Machado. No está claro si la oposición se enfrentará a una colisión gobernante atrincherada y consolidada en la certeza de su continuidad o si la fisura que abriría una derrota presidencial sería demasiado para su sostenimiento posterior”, expuso Aveledo.

Como punto positivo, el politólogo destaca que el diplomático ha planteado, desde que asumió la candidatura, la necesidad de iniciar conversaciones con todos los poderes públicos y con quien corresponda para facilitar la transición política en paz. Hace especial énfasis en la Fanb, con la que Edmundo González, advirtió, debe tener “extremo cuidado”, por la subordinación demostrada por el alto mando al actual modelo político.

“Si bien las declaraciones de altos oficiales de la Fanb ponen en duda un eventual reconocimiento de resultados adversos, la verdad es que normalmente han reconocido las victorias que han tenido lugar, aunque la última vez que ocurrió fue hace casi una década (2015) y el clima desde el alto mando puede ser completamente distinto. Edmundo González deberá ser extremadamente cuidadoso con el sector militar, casi más que con cualquier otro actor de los poderes públicos”, sostuvo.

Varnagy no descarta que el lapso de seis meses previstos con antelación, entre la elección y la transmisión de mando, sea usado por el poder político para hacer los “últimos movimientos” que le garanticen una salida con garantías políticas, legales e incluso económicas. En cuanto al estamento militar, señaló que, independientemente de los discursos altisonantes del alto mando, el reconocimiento al nuevo jefe de Estado irá ligado a la disposición del chavismo madurismo de entregar el poder por la vía pacífica, a partir del mandato popular del 28 de julio.

¿Qué puede ocurrir si Maduro logra la reelección?

La segunda opción, de acuerdo con los analistas consultados, plantea posibles pases de factura a los líderes opositores (persecución y encarcelamiento) que participaron en la contienda electoral para neutralizar y fragmentar a la coalición antichavista, así como la profundización del estado comunal, entre otros.

“La permanencia de Maduro implicaría la negación de la ventaja de González en las encuestas y un contexto de elevación de la presión interna. Sería de esperar que el gobierno buscase dividir o anular la actual coalición opositora, explotando diferencias internas, de modo de mitigar la capacidad operativa del liderazgo político alternativo. No sabemos sin embargo qué efecto podría tener un ejercicio del ventajismo electoral dentro de la coalición gobernante”, dijo Aveledo sobre una eventual reelección del actual gobernante.

Advirtió que un resultado electoral a favor de Maduro no “sería creíble”, aun cuando el poder político ha recurrido a maniobras para minimizar la ventaja opositora que reflejan las encuestas, tales como cambios en los centros de votación y mecanismos de control social. Señaló que tal estrategia solía funcionar con diferencias mínimas en los números, situación que no parece plantearse para los comicios presidenciales, con el antecedente de las parlamentarias de 2015.

“Ciertamente la expectativa de una estabilización basada en una renovada legitimidad electoral, a la que apuntaba el sistema político hasta hace apenas unos pocos meses, parecería estar negada si el presidente es proclamado para un tercer mandato. Paradójicamente, habría jugado en su contra el adelantar las elecciones”, agregó.

En términos de gestión, Varnagy espera una profundización del estado comunal y una lenta apertura económica al estilo de China.

Acuerdo antes del 28

La politóloga Colette Capriles también ha alertado que con las elecciones vienen muchas “provocaciones”, traducidas en “venganzas y retaliaciones” que amenazan un cambio en paz y que el liderazgo político debe darle la cara y hablarle claro a una sociedad “dividida, dolida, llena de heridas, resentimiento y dificultades”, que incluye al chavismo de base que también ha sido víctima de las circunstancias y teme ahora ser doblemente víctima.

“El liderazgo tiene que dar un mensaje conciliatorio, racional, institucional y debe traspasar hacia abajo porque hay gente que espera una promesa mágica, de pasar el suiche y resulta que viene un proceso sumamente difícil”, subrayó.

Durante el conversatorio 28 de julio, una puerta para la convivencia democrática, organizado por el partido Un Nuevo Tiempo (UNT) este 25 de junio, Capriles recordó que el Acuerdo de Barbados establece las bases para que quien gane las elecciones pueda gobernar en paz y para que el que pierda siga teniendo garantías de participación política. Indicó que ello va de la mano de las negociaciones y que la ciudadanía debe pedir que las garantías se cumplan, así como también lo piden países como Brasil y Colombia, cuyo presidente planteó un acuerdo para “respetar” la vida de quien pierda las presidenciales en Venezuela.

“Ese camino debería tener al menos cierto boceto antes del 28 porque si no el día va a ser agónico”, advirtió Capriles.