Si hay un color que puede describir al Área de la Bahía es el naranja internacional. Así se llama la pintura del famoso puente Golden Gate, sin embargo, este sábado ese pigmento cambió levemente.
“Les vamos a meter cinco a cero no más”, se escuchó de una persona que, al notar la camisa vinotinto de un asistente, quiso hacer un chiste deportivo y retador. El día había llegado, los fanáticos estaban listos y un montón de gente con camisas amarillas y vinotinto caminaban hacia el primer encuentro del equipo de Venezuela en la Copa América.
Bajo un inclemente sol y unos no tan comunes 35 grados centígrados, el estadio Levis de Santa Clara, a casi 70 kilómetros al sur de San Francisco, California, recibió a los fanáticos de la selección venezolana de fútbol que se mediría con la de Ecuador. Un encuentro esperado por muchos.
“Ese acento lo conozco yo… Somos inconfundibles”, le decía una señora venezolana, muy sonriente, a un desconocido en la fila para entrar. La impresión de reconocer a alguien de tu nacionalidad ocurre en un lugar donde no es tan común encontrarte con venezolanos en las calles, ni tampoco hay muchas opciones de diversión para ellos.
No hay cifras oficiales de cuántos venezolanos han migrado a San Francisco y sus ciudades cercanas. Sin embargo, en cantidad son muchos más que hace algunos años, aunque aún así no superan a la gran cantidad de mexicanos, salvadoreños y otros centroamericanos que viven en la región y quienes dominan la escena cultural, social, gastronómica y deportiva.
Algarabía vinotinto
Si hubo un color para este día, también hubo una palabra: algarabía. La gente estaba deseosa de aupar a su selección y, entre bulla, cantos y emoción, todos caminaban a sus asientos correspondientes y hacían paradas estratégicas para comprar la bebida que les quitaría la sed ante el fuerte calor y comida para enfrentar la ansiedad de un encuentro electrizante.
Uno de los momentos más icónicos del día fue el comienzo del partido. Escuchar el «Gloria al Bravo Pueblo» en un lugar tan lejano a Venezuela le alborotó el sentimiento patrio a más de uno. No solo lo cantaron a todo gañote, sino que se pudo ver la emoción entre quienes se paraban derechitos en la tribuna para rendir honor a su símbolo patrio. Algunas lágrimas se disimularon con el sudor que ocasionaba el sol picante. ¡Y así comenzó el partido!
El estadio no se llenó. Son 70 mil personas las que caben allí. Como punto de referencia, ese lugar fue el escenario para que Beyoncé y Taylor Swift dieran sendos conciertos este año. Lejos de la cantidad de gente que fue a estos eventos, este sábado el lugar se vio vacío, aunque si comparamos la cifra de fanáticos con su capacidad, es probable que la asistencia haya sido masiva, solo que ante el monstruo de estadio la gente se pierde de vista.
En voces de expertos deportivos, la Vinotinto jugó muy bien. Desde las gradas se veían cohesionados y jugando en equipo, frente a unos rivales que por un momento parecían tener un muro frente a la portería. Intento de gol, intento fallido, cuando esto ocurría los venezolanos se ponían la mano en la cabeza, mientras que los ecuatorianos le gritaban a algún jugador de su selección: “¡DALE NEGRO…!”
El primer gol de Ecuador dolió. La algarabía venezolana se calmó un poco, aunque no por mucho tiempo. El espíritu del lugar era de hacerle porras al equipo sin importar la situación y eso fue lo que pasó. Al cabo de unos minutos, banderas de siete estrellas comenzaron otra vez a ondearse y algunos gritaban “VEEE-NE-ZUELA”.
Tras el término del primer tiempo, muchos salieron a recargar energías con bebidas, comida y la respectiva ida a los sanitarios. En ese medio tiempo hubo reencuentros y, entre las conversaciones ajenas, se escuchaba “Yo vengo de Miami…”, “Viajamos desde Utah”, “Vivimos en Chicago”. Al parecer, no todos los que estaban eran de California.
En las gradas, la gente se tomaba selfies e inclusive le pedían fotos a sus periodistas y analistas deportivos venezolanos de referencia que estaban en el lugar. Iban perdiendo, pero había emoción y esperanza en el ambiente.
Segundo tiempo de goles
Con la voz de Carlos Yustis, ancla deportiva de Telemundo Área de la Bahía, se dio inicio al segundo tiempo del partido y no pasó mucho para que los venezolanos gritaran desenfrenados: ¡GOOOOOOOOOOLLLLLLLLLLLLLLL! El escenario cambió, los ecuatorianos hicieron silencio, pero el de ellos sí se mantuvo por un buen rato.
Iban igualados a uno, los venezolanos del lugar no solo recuperaron la algarabía sino que la aumentaron y esto quizás fue una antesala de energía para celebrar el segundo gol. Todos de pie, todos gritando y chocando las palmas.
De ahí en adelante, los ecuatorianos solo aplaudían los intentos de frenar a la selección Vinotinto de marcar un tercer gol. Algunos abandonaron filas enteras. Quizás no se fueron, sino que se reubicaron en otros asientos vacíos que estaban más cerca del campo.
Luego de 95 minutos, el triunfo de la Vinotinto fue oficial y el llanto también. Ya no eran lágrimas tímidas, eran gritos que decían desde lo buenos que son los venezolanos, hasta lo grande que es la tierra de Salomón Rondón.
Cientos de coros salieron al ruedo, con improperios, cantos de la Vinotinto, la canción «Venezuela» y hasta el “Y va a caer, y va a caer, este gobierno va a caer”, porque para un venezolano pareciera nunca ser mal momento para referirse a la política.
La expresión viva de la venezolanidad en el Área de la Bahía no es algo que se ve a cada rato. El sábado 22 de junio quedará como un día histórico. Los connacionales se hicieron sentir, muchos residentes de la zona, otros residentes de otras ciudades o estados de Estados Unidos. Los venezolanos no solo ganaron un partido, también dominaron temporalmente un espacio cedido a otras nacionalidades que también han tenido que migrar forzosamente.
Ahora el próximo duelo será contra México y en Los Ángeles. Veamos qué sienten los jugadores y fanáticos en un partido que probablemente se sentirá como si estuvieran jugando en plena Ciudad de México. Amanecerá y veremos.
Odell López Escote
Fuente de esta noticia: https://efectococuyo.com/deportes/la-bahia-de-san-francisco-se-coloreo-vinotinto/
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