Estados Unidos y Reino Unido lanzaron ataques aéreos contra objetivos de los rebeldes hutíes en Yemen, intensificando el conflicto con el grupo que responde a Irán en respuesta a una serie de ataques que han interrumpido la navegación comercial en el mar Rojo. El episodio fue confirmado por el presidente Joe Biden momentos más tarde e informó que la maniobra “exitosa” contó con el respaldo de diez países y que es una muestra de que no se “tolerarán” más ofensivas de los rebeldes.
“Estos ataques selectivos son un mensaje claro de que Estados Unidos y nuestros socios no tolerarán ataques contra nuestro personal ni permitirán que actores hostiles pongan en peligro la libertad de navegación en una de las rutas comerciales más críticas del mundo. No dudaré en ordenar medidas adicionales para proteger a nuestra gente y el libre flujo del comercio internacional según sea necesario”, agregó el mandatario en un comunicado.
La medida fue justificada también a través de un comunicado conjunto de los gobiernos de Australia, Baréin, Canadá, Dinamarca, Alemania, Países Bajos, Nueva Zelanda, Corea del Sur, Reino Unido y Estados Unidos.
“Nuestro objetivo sigue siendo desescalar las tensiones y restaurar la estabilidad en el Mar Rojo, pero que nuestro mensaje sea claro: no dudaremos en defender vidas y proteger la libre circulación del comercio en una de las vías acuáticas más críticas del mundo ante las amenazas continuas”, señala el texto.
Los bombardeos aéreos estaban destinados a golpear en una fuente de los ataques del grupo militante y se produjo después de que la administración Biden advirtió que habría consecuencias para el lanzamiento de aviones no tripulados y misiles anti-buque que habían apuntado a los buques en la vía navegable comercial vital. Aun así, las medidas adoptadas tuvieron un alcance limitado, lo que refleja la reticencia a ampliar el conflicto.
Desde Sanaa, el vocero de las milicias dijo que al menos cinco personas murieron y seis resultaron heridas en los bombardeos: “Estos ataques causaron la muerte de cinco mártires e hirieron a otros seis miembros de nuestras fuerzas armadas”, afirmó Yahya Saree en la red social X, precisando que fueron 73 bombardeos en varios sectores, entre ellos la mencionada capital y Hodeida.
El grupo terrorista Hamas también habló después del ataque y sostuvo que tendrá consecuencias en Medio Oriente, además de criticar la represalia de las fuerzas occidentales: “Condenamos enérgicamente la flagrante agresión estadounidense-británica en Yemen. Les hacemos responsables de las repercusiones en la seguridad regional”, dijo el grupo en un comunicado publicado en Telegram.
Tuvieron lugar horas después de que el secretario de Estado, Antony Blinken, concluyera un viaje multinacional por Oriente Próximo que tenía como objetivo, en parte, conseguir apoyos para una acción más agresiva contra los hutíes, ya que insistió en que “tendrá que haber consecuencias” si persistían los ataques en el mar. A primera hora del jueves, los hutíes dispararon un misil balístico en el Golfo de Adén, en lo que, según funcionarios estadounidenses, fue el 27º ataque a la navegación comercial por parte del grupo desde el 19 de noviembre.
El viceministro de Exteriores de los hutíes, Husein al Ezzi, escribió en redes sociales que “nuestro país ha sido objeto de una agresión masiva por parte de barcos, submarinos y aviones de combate estadounidenses y británicos, y no hay duda de que Estados Unidos y Gran Bretaña tendrán que estar preparados para pagar un alto precio”. También amenazó que tanto Washington como Londres “soportarán las terribles consecuencias de esta flagrante agresión”.
En tanto, el miembro del buró político de los hutíes Ali al Quhom advirtió que “la batalla será más grande, y más allá de la imaginación y las expectativas de los estadounidenses y los británicos, es una guerra abierta”. “Se arrepentirán de su agresión. Se atacarán sitios y bases militares estadounidenses y británicos, y el siguiente (paso) es mayor”, concluyó.
La acción del jueves por la noche supone una escalada significativa en las semanas transcurridas desde que militantes de Hamas atacaron Israel el 7 de octubre y las fuerzas israelíes respondieron con una devastadora campaña aérea y terrestre en la Franja de Gaza. Poco después, los hutíes comenzaron a hostigar a los buques comerciales y han prometido no cejar en su empeño hasta que Israel ponga fin a su asalto a Gaza.
Irán subió aún más la apuesta el jueves, cuando su Armada capturó un petrolero frente a las costas de Omán. Este incidente implica más directamente a Irán en la agitación marítima que se ha apoderado de Oriente Próximo.
También implican a Estados Unidos otra lucha con un representante iraní, después de que las fuerzas estadounidenses lanzaran ataques en Siria e Irak en las últimas semanas en un intento de acabar con las milicias apoyadas por Irán que habían lanzado drones y misiles contra bases estadounidenses, hasta ahora sin víctimas importantes.
Disuadir definitivamente a los hutíes no será fácil. El grupo, que tomó el control de la capital yemení, Saná, en 2014, ha resistido con éxito una campaña militar liderada por Arabia Saudí para derrocarlo que comenzó un año después, y sigue firmemente atrincherado. Los esfuerzos anteriores para disuadir los ataques también han fracasado. A finales del mes pasado, Estados Unidos encabezó la creación de un grupo de trabajo marítimo -denominado Operación Guardián de la Prosperidad- cuyo objetivo era proporcionar seguridad a los buques que transitan por el Mar Rojo.
En un discurso televisado a primera hora del jueves, el líder houthi Abdul Malik Al-Houthi prometió una “gran” respuesta a Estados Unidos y sus aliados si procedían a una acción militar contra su grupo. “Nos enfrentaremos a la agresión estadounidense”, dijo. “Cualquier ataque estadounidense no quedará impune”.
La acción de los hutíes en el mar Rojo había llevado a muchos transportistas comerciales a dirigir sus buques alrededor del extremo sur de África en lugar de arriesgarse a más ataques de los hutíes. Eso ha aumentado los tiempos de envío y amenazado con paralizar las cadenas de suministro.
Pero los ataques aéreos son también una apuesta por Estados Unidos, que ha dicho en repetidas ocasiones que una de sus principales prioridades en medio de la lucha entre Israel y Hamas es evitar que el conflicto se extienda a una guerra regional mayor. Y siguió adelante a pesar de la preocupación de Qatar, Arabia Saudí y otros países de la región de que los ataques no harían sino avivar aún más las tensiones.
Estados Unidos llevaba semanas debatiendo si atacar o no a los hutíes. Según un funcionario británico familiarizado con las conversaciones, uno de los principales retos era encontrar la forma de reducir la capacidad del grupo para amenazar la navegación, evitando al mismo tiempo una mayor expansión del conflicto.
(Bloomberg)
Fuente de esta noticia Infobae
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