Una infección con Candida auris puede resultar mortal para personas inmunodeprimidas. En Europa aumentan los casos y en Estados Unidos se han cuadruplicado.
En Estados Unidos se multiplican las infecciones con el hongo Candida auris. En 2020 se registraron 1.310 casos. En 2022, se elevaron a 5.754. Aunque esas cifras parecen bajas en relación con la cantidad de habitantes, los médicos están preocupados. La Organización Mundial de la Salud (OMS) incluyó a este hongo en la lista de los 19 patógenos más peligrosos de este tipo, en octubre pasado.
En Europa también aumentan estas infecciones, sobre todo en Italia y España. También en Alemania ha habido algunos casos.
Los más afectados
Las personas con sistemas inmunitarios debilitados se ven especialmente expuestas. Por eso, la propagación es mayor en hospitales y centros asistenciales.
“Si el hongo infecta la corriente sanguínea, puede conducir a una septicemia [infección generalizada, N. de la R.]. Si penetra en un tejido, llegará en algún momento a la sangre y podría alcanzar todos los órganos”, explica Oliver Cornely, del Centro de Estudios de Infectología de la Clínica Universitaria de Colonia, Alemania.
Las provocadas por hongos invasivos como el Candida auris se cuentan entre las enfermedades infecciosas más frecuentes a nivel mundial. Cada año se ven afectados más de 1.000 millones de personas. Cerca de 1,5 millones mueren.
Alta resistencia
El Candida auris fue descrito por primera vez en 2009. La infección apareció simultáneamente en diversos lugares del mundo, sin que se conozca el motivo. Solo en el último tiempo se ha vuelto más frecuente. “Candida auris es el más nuevo de los hongos levaduriformes que pueden afectar a los seres humanos. Todos portamos diversos hongos en el cuerpo. Pero generalmente el sistema inmunitario mantiene el equilibrio, de modo que la gente no sufre problemas”, explica Cornely.
Candida auris tiene peculiaridades que lo vuelven potencialmente peligroso para personas inmunodepresivas. Entre ellas se cuentan las resistencias. “Las resistencias no se desarrollan debido a una terapia o al acostumbramiento del patógeno a los antibióticos. Este hongo es, por así decirlo, inmune de nacimiento. Eso hace difícil combatirlo”, agrega el experto.
Además, puede sobrevivir en las superficies. Eso explicaría su propagación, según los científicos. No hay motivo para el pánico, pero las infecciones micóticas deben ser tomadas en serio y deberían desarrollarse mejores métodos de diagnóstico.
Síntomas inespecíficos
La fiebre y los escalofríos son síntomas de una infección con Candida auris, pero también de otras enfermedades. Por eso, a menudo resulta difícil diagnosticarla. Además, el hongo puede desarrollarse en diferentes partes del cuerpo o en el interior de tejidos, donde no está a la vista. Eso retrasa el diagnóstico.
Ante la sospecha de una infección con hongos, se toma una muestra y se hace un cultivo. Pero hasta contar con un resultado claro, pueden transcurrir días. En ese lapso, el patógeno puede propagarse y se reducen las posibilidades de que el paciente sane.
Cuando se ha determinado de qué hongo se trata, se aplican antimicóticos. Pero solo existen unos pocos y no son efectivos por igual para todas las infecciones, Los científicos sostienen que se requieren nuevos medicamentos y consideran que esta área de investigación ha sido descuidada, pese al alto potencial de peligrosidad.
Claro está que no todos los hongos generan enfermedades o pueden causar incluso la muerte. Los investigadores estiman que existen cerca de tres millones de hongos diferentes, de los cuales solo unos 300.000 son conocidos. Y Únicamente entre 150 y 300 han sido catalogados hasta ahora como patógenos que afectan al ser humano. Estos son responsables del aproximadamente el 90 por ciento de las muertes por infecciones micóticas.
(ers/cp) DW
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