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Sáb. Nov 23rd, 2024
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Riner y la medalla de oro que conquistó en el Mundial de Doha, la 11ª de una carrera récord. Foto KARIM JAAFAR / AFP

El judoca acaba de escribir otro capítulo dorado en su impresionante carrera al conquistar en la reunión de Doha su 11° título mundial.

Hay atletas destinados a hacer historia, a dominar en sus deportes y a ganar más que nadie en sus disciplinas. Teddy Riner es uno de ellos. El francés, el mejor judoca de todos los tiempos, acaba de escribir otro capítulo dorado en su impresionante carrera al conquistar en la reunión de Doha su 11° título mundial en la categoría de más de 100 kilos. Lo hizo con un triunfo por waza-ari al ruso Inal Tasoev, y quien participó bajo bandera neutral en el torneo que marcó el regreso a la competencia de él, sus compatriotas y los bielorrusos, marginados previamente por la invasión a Ucrania.

A los 34 años y en su primera aparición en un certamen ecuménico desde 2017, Big Ted -apodo que responde a su gran talla, 2,04 metros y unos 130 kilos- volvió a desafiar el paso del tiempo al subirse a lo más alto de un podio, 16 años después de conseguir su primera corona, para enviarle una advertencia a sus rivales a algo más de un año de los Juegos Olímpicos de París.

“Hacía tiempo que no escuchaba la Marsellesa en el podio de un Mundial y es un placer. Y cuando la gente aclama tu nombre es una sensación maravillosa”, aseguró Riner, que además de su impresionante palmarés mundial, posee tres oros olímpicos (individuales en Londres 2012 y Río 2016 y por equipos en Tokio 2020) y dos bronces (en la prueba individual en la capital japonesa y en Beijing 2008). Este fin de semana fue el chico de la tapa en los medios deportivos franceses en detrimento de Lionel Messi y Kylian Mbappé, que por las buenas o por las malas suelen acaparar las portadas

El francés -quien por sus logros deportivos ostenta el rango de Oficial de la Orden Nacional de la Legión de Honor de su país- llegó a Doha sin ser favorito, a pesar de su doble podio en la cita olímpica de Tokio y su extensa lista de victorias, que incluye también cinco campeonatos europeos y 18 títulos en las competencias más importantes de la Federación Internacional de Judo (IJF). Es que por diferentes razones se había perdido los últimos cuatro mundiales.

Tras colgarse el oro en el de Marrakech 2017, se tomó un “año libre, sin grandes competencias, solo entrenamiento de mantenimiento” y se ausentó de Baku 2018 y Tokyo 2019. Optó por no competir tampoco en Budapest 2021, para concentrarse en llegar de la mejor manera a los Juegos japoneses, que habían sido pospuestos por la pandemia. Y el año pasado, sufrió una seria lesión en el tobillo en agosto, que lo marginó del torneo que se disputó en octubre en Tashkent.

 

En Doha no partió como cabeza de serie, pero demostró por qué es una leyenda viva de su deporte. El rumano Vladut Simionescu, el polaco Kacper Szczurowski, el mongol Odkhüügiin Tsetsentsengel, el japonés Tatsuru Saito, el tayikio Temur Rakhimov -25 años y número uno del mundo en la categoría, al que derrotó en semis en apenas 30 segundos- y Tasoev trataron de frenarlo. Ninguno pudo. Todos sucumbieron ante su poderío.

 

En una publicación que compartió en Instagram, poco después de su triunfo, reflexionó: “Extrañaba esta emoción. Una prueba más de que la perseverancia y el trabajo duro siempre terminan por cumplirte los deseos. (…) La historia no termina, seguimos superándonos a nosotros mismos cada día un poquito más, con humildad y respeto”.

Toda una vida en el tatami

Riner nació en 1989 en la isla caribeña de Guadalupe, territorio francés, cuando sus padres estaban de vacaciones allí; pero vivió toda su vida en París. Amante de los deportes, practicó y se destacó en todas las disciplinas que se le pasaron por delante: tenis, natación, fútbol, básquetbol… Hasta que a los cinco años, de la mano de su hermano mayor Moise, llegó al judo, que lo atrapó enseguida.

“Me encantó el espíritu de este deporte. En el judo se busca el ippon (lanzamiento ganador) y me gusta porque es difícil, no es un deporte fácil. Buscás una técnica hermosa, un hermoso ippon”, contó en 2017 en una entrevista con la cadena CNN.

“Me encanta luchar y en los otros deportes que probé me frustraba no tener el control sobre lo que iba a pasar”, agregó, quien se formó en el club de judo del PSG, aprendiendo de los campeones olímpicos como David Douillet Djamel Bouras y el campeón del mundo Frédéric Demontfaucon.

 

“Me encanta el espíritu del judo”, aseguró Riner, en la foto de blanco, en el combate final en Doha. Foto AP/Hussein Sayed

Su lección más importante se la dio, sin embargo, su hermano, cuando lo venció una final de una torneo del club. “Entré en la final pensando que le iba a ganar, que no pasaba nada”, recordó quien solía derrotar a Moise en los entrenamientos y subió al tatami demasiado relajado.

“Cinco segundos, sólo cinco segundos. Mi hermano atacó muy rápido y perdió este combate”, contó. “Lo subestimé durante esta final. Desde ese combate no volví a subestimar a otro rival, nunca más”.

Un invicto de casi diez años

Ya como profesional, Riner llegó muy rápido a lo más alto. En 2007, ganó su primer título mundial en Río de Janeiro con solo 18 años y se transformó en el campeón mundial más joven de la historia. Hoy, con once coronas ecuménicas, tres oros olímpicos y cinco europeos, es el judoca más ganador de todos los tiempos, en cualquier categoría.

Es dueño además de un impresionante récord de 154 victorias consecutivas. Tras su caída en la final del Mundial de Tokyo 2010 (perdió la dorada el 13 de septiembre con el japonés Daiki Kamikawa), estuvo invicto casi diez años, hasta que fue superado en la tercera ronda del Grand Slam de París, a principios de febrero de 2020, por otro rival nipón, Kokoro Kageura.

 

Riner es uno de los deportistas amados en Francia. Tras ganar su oro, se hizo tiempo para posar con sus fanáticos. Foto KARIM JAAFAR / AFP

Amante del fútbol y del PSG -asegura que Ronaldinho fue y es su único ídolo e inspiración dentro del deporte- y del manga japonés, trascendió el judo y es uno de los atletas más conocidos y amados en Francia. Su popularidad no responde solo a su éxito deportivo, sino también a su manera de ser fuera de la competencia.

“Agresivo en el tatami, pero un caballero afuera”, es su frase de cabecera.

“Que practique un arte marcial no significa que no sea un hombre amable en mi vida”, explicó quien es también conocido también como “Teddy Bear”, por su personalidad positiva y su caracter afable.

Y agregó: “El judo es un deporte con código moral y te ayudará mucho en tu vida. En este deporte necesitas coraje, en la vida también. Creo que la modestia es un valor muy importante, especialmente para personas exitosas. Es poder hablar sobre vos mismo sin olvidarte de dónde venís, conociendo tus fortalezas pero también tus debilidades”.

clarin.com

 


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