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Vie. Nov 22nd, 2024
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Mexicanos festejan en Brasil el triunfo de su selección. Foto: Getty
Ocurre en cada Mundial de Fútbol donde participa México: cuando es eliminada su selección muchos aficionados cambian la camiseta verde -color oficial del equipo- por la verde-amarilla de Brasil.
 
Desde ese momento los brasileños se convierten en representantes de los mexicanos en la contienda mundialista, lo que se traduce en apuestas, oraciones y quienes pueden hacerlo con gritos de apoyo en los estadios donde juega el conjunto sudamericano.
 
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Después del equipo nacional, Brasil es la selección preferida de la mayoría de los aficionados al fútbol en México.
 
Algo que podría convertirse en dilema cuando los equipos se enfrentan en torneos internacionales, como ocurre este martes en la Copa Mundial de Brasil 2014.
 
A primera vista parecería una disputa familiar. Pero no es así, le dice a BBC Mundo Héctor Huerta, comentarista de la cadena deportiva estadounidense ESPN.
 
“Es como un partido entre primos, no es fratricida porque tendría que ser entre hermanos y en el caso de Brasil y México son como primos que se quieren mucho, que tienen sinergias, lazos que los unen”, explica.
 
“Tienen sentimiento por el fútbol, son pueblos que siempre están luchando contra la adversidad, que luchan contra políticos corruptos. Se parecen mucho”.
 
Guadalajara
 
 Mexicanos festejan en Brasil el triunfo de su selección. Foto: Getty
Muchos mexicanos adoptaron a Brasil como su segundo equipo favorito
Los mexicanos adoptaron a la selección sudamericana en el mundial organizado por su país en 1970, cuando Brasil ganó su tercer campeonato y se quedó definitivamente con la copa Jules Rimet.
 
La base del equipo brasileño fue la ciudad de Guadalajara, Jalisco, en el occidente del país donde los jugadores y los compatriotas que le acompañaron fueron recibidos con alegría y constantes muestras de cariño.
 
Diariamente había música brasileña en las calles de la ciudad, y en el estadio los jugadores –que convivían estrechamente con los aficionados- recibían el mismo apoyo que la selección nacional.
 
Muy distinto era el comportamiento de los tapatíos, como se conoce a los habitantes de la ciudad, hacia el otro equipo asignado a Guadalajara, el del Reino Unido que era visto con mucha antipatía por su actitud hacia México. Incluso “trajo su propia agua de Inglaterra para no beber la mexicana”, recuerda Huerta.
 
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Este contraste aumentó cuando el equipo inglés eliminó a México del Mundial.
 
Entonces los mexicanos adoptaron a Brasil, y desde entonces el apoyo se repite cada vez que su selección es eliminada o no califica a los campeonatos del mundo.
 
No es sólo simpatía y cariño, señala el comentarista Héctor Huerta. “Tiene mucho que ver con 1970 por supuesto, pero también porque es el ideal de equipo ganador que México siempre ha querido tener y que al no tenerlo por vía propia lo consigue por delegación a través de otra camiseta”, explica.
 
“Brasil juega el fútbol que México aspira a jugar algún día y que nunca lo ha alcanzado: si yo mexicano no gano pues apuesto por Brasil porque es mi primo cercano, un primo muy querido a quien deposito toda mi confianza para que sea campeón y venza a todas las potencias del mundo”.
Norte y sur
 
“En el caso de Brasil y México son como primos que se quieren mucho”
Héctor Huerta, especialista en deportes
 
Pero más allá del fútbol y el Mundial de 1970, ¿cómo son realmente las relaciones entre México y Brasil? “Esporádicas”, responde Regina Crespo, académica del Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe (CIALC) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
 
Hay tres factores que determinan los vínculos entre ambos países, explica: la distancia geográfica, el idioma portugués que para muchos mexicanos es muy lejano y la competencia política en el continente.
 
“Finalmente Brasil y México son las dos potencias subregionales y siempre está buscando por su lado la hegemonía continental: Eso no facilita relaciones de mucha intimidad, hay momentos en que hay más competencia que solidaridad”, dice la investigadora Crespo a BBC Mundo.
 
 Jairzinho es cargado por aficionados mexicanos en 1970. Foto: Staff/AFP/Getty
El cariño de los aficionados mexicanos por Brasil se inició en 1970.
 
Hay más. Desde la década de los años noventa cuando se firmó el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), quedó clara la apuesta económica y política de México: el norte del continente.
 
“Después del inicio del gobierno de Lula Brasil decide poner más atención a la visión sur-sur, poner más énfasis a los acuerdos regionales y ahora en el ambiente sudamericano es más evidente su hegemonía”, añade.
 
La competencia es anterior al gobierno del expresidente Luiz Inacio da Silva, Lula. Desde la década de los años 80 ambos países han disputado un espacio en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, y en 2005 el gobierno mexicano estableció a los brasileños el requisito de tramitar una visa para entrar al país, algo que no había sucedido casi desde el inicio de la relación bilateral.
 
Así, el cariño de los aficionados mexicanos al seleccionado de Brasil no son suficientes para sortear las barreras políticas, apunta la investigadora Regina Crespo. “Por eso insisto que son acercamientos más de coyuntura que de estructura”, concluye.
 
 
BBC

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