Un suspiro de cansancio queda en el pasillo y es reemplazado por una sonrisa, al cruzar el lumbral de la puerta de su nueva vivienda temporal. El delicioso olor de un estofado y el abrazo regenerador de fuerzas de uno de sus hijos, hace que Jimmy Ramos sienta orgullo de ser policía.
64 policías viven situación similar en la Vivienda Fiscal de la Policía Nacional del Azuay. Cuentan con departamentos amoblados para la comodidad de sus familias. Es el primer año en que acceden a un departamento digno y económico, donde tienen la facilidad de tener a su familia junta. El compartir tiempo con los hijos para orientarlos en sus tareas, planificar con las esposas actividades en los días francos y degustar comida casera, son algunas de las ventajas que manifiestan tener, al acceder a la Vivienda Fiscal.
El capitán Carlos Fuel, encargado de la vivienda, comentó que los 64 departamentos están copados hace dos meses. 80 policías más están en la lista de espera, para acceder a este servicio que ha mejorado la vida en el aspecto familiar.
“El estilo de vida en Cuenca es costoso y el precio de los arriendos son altos, por esa razón nuestros policías dejaban a sus familias en sus ciudades natales y laboraban con la angustia de no estar junto a sus hijos y perderse momentos importantes de su desarrollo”.
Consecuencias de la distancia
Fuel es uno de los beneficiados de la Vivienda Fiscal. Lo más difícil de su profesión fue distanciarse de su familia y no compartir el crecimiento y logros de sus hijos. Llegar cansado después de una larga jornada laboral y no recibir un abrazo de su esposa, ni escuchar la dulce frase “hola papi”, son los factores negativos que causan los sacrificios que debe cumplir un policía.
Para el cabo Silverio Cueva Rodríguez el problema era la distancia, que afectaba los lazos de la familia por no estar cerca de sus hijos en los momentos más importantes. “Antes solo acudía en mis días francos y era complicado estar en todas las actividades familiares, esos días pasan volando, lo que afecta la relación con los niños”.
“La distancia es el peor enemigo de la familia, los hijos crecen sin la imagen permanente de uno de los padres, esta situación cambió totalmente con la vivienda fiscal, ya que ahora compartimos alegrías y tristezas de nuestros hijos, siendo parte activa de su crecimiento”, indicó Cueva.
Beneficios de la vivienda
Patricia Silva arrendaba cuatro años un pequeño departamento para tener a sus dos hijos cerca del padre. Ahora el sueldo de su esposo les alcanza hasta para darse algunos gustos extras.
“El trabajo del policía es muy duro, porque arriesgan sus vidas por la víctima, por eso es una gran ayuda tener una vivienda a bajo costo, porque estamos en familia y compartimos muchas cosas juntos”.
El valor del arriendo para clases y policías es de 50 dólares mensuales, mientras los oficiales cancelan 60 dólares. Para Marcia Idrovo, esposa beneficiada de la vivienda, pagar 50 dólares es económico y de mucho valor porque mantiene unido al matrimonio y los hijos bien educados.
Otra de las ventajas, según Fuel, es que el policía tiene mejor disposición en su trabajo, tiene mayor tranquilidad al saber que noche verá a su familia y su rendimiento es favorable para la sociedad.
Antecedente
Para acceder a este servicio, los policías presentaron varios requisitos entre ellos; partida de matrimonio o de unión de hecho, copias de cédulas de la familia (esposo e hijos), registro de no poseer vivienda en Cuenca, llenar documentos de la notaria sobre su estado legal, oficio al coronel sobre pedido de vivienda y la aportación de 150 dólares como garantía. / Redacción Azuay.
fuente: http://www.ministeriointerior.gob.ec/vivienda-fiscal-consolida-lazos-familiares-de-64-policias/
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