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Sáb. Nov 2nd, 2024
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Los países con el sueldo mínimo mensual más alto en América Latina son Costa Rica (US$650), Chile (US$550) y Uruguay (US$550).

Las cifras a secas, sin ningún contexto, no reflejan el valor real que tiene ese dinero en cada país. Para eso, es necesario responder una pregunta básica: qué se puede comprar con esa cantidad.

En los tres países hay una mejor situación económica que en muchas otras naciones de la región.

Sin embargo, en la misma medida que los sueldos son más altos, el costo de vivir también es mayor.

Y el efecto que tiene en la calidad de vida de las personas cambia muchísimo según las circunstancias de cada familia.

Si se trata de una pareja joven y sana con un solo hijo en la que los dos aportan un sueldo mínimo al ingreso familiar, la situación es menos apremiante.

Pero suele ocurrir que las personas que viven con un sueldo mínimo forman parte de grupos familiares más extendidos, donde a veces hay adultos mayores con enfermedades o niños pequeños que alimentar.

Con las huellas económicas que dejó la pandemia y la ola inflacionaria que recorre el mundo, la región está pasando por un momento difícil marcado por altas tasas de interés y bajo crecimiento económico.

Cerca de la mitad de la población latinoamericana trabaja en el sector informal, es decir, vive según lo que puede conseguir cada día, no tiene contrato laboral, ni estabilidad, ni seguro social, ni ahorros para su vejez.

Aunque en 2023 las cosas han ido mejorando poco a poco, los bolsillos de la población más vulnerable siguen resentidos, especialmente cuando la mayor parte de sus ingresos se destina a alimentación o el pago del alquiler.

Costa Rica: Ana Yancy Segura

Con un salario mínimo de 352.165 colones (el equivalente actual a US$650, el más alto de América Latina), muchos podrían pensar que vivir en Costa Rica es relativamente fácil.

Pero aunque la familia de Ana Yancy Segura recibe un poco más que eso gracias a los 200.000 colones quincenales que cobra su marido trabajando como guarda, asegura que “no alcanza” para cubrir sus necesidades básicas y las de sus tres hijos pequeños de 18, 11 y 3 años.

“Con esto es imposible ahorrar. Si uno guarda 30.000 (US$55) ya es mucho, pero para eso tendría que dejar de pagar los gastos fijos del mes”, le dice la mujer de 38 años a BBC Mundo.

La familia reside en el Alto de San Blas, un barrio humilde del municipio de Cartago, al sureste de San José, en el que muchos viven gracias al cultivo de papas o cebolla y, en el mejor de los casos, a trabajos de construcción. “No es fácil buscar un empleo mejor pagado aquí”, asegura la mujer.

Calcula que en luz, agua, cable e internet se le va en torno al 70% de una de las quincenas. La otra la dedica a pagar el transporte de su hijo a la escuela, la cuota semanal para comprarle material, ropa imprescindible y, sobre todo, la comida.

Chile: Rosario Román

Con 62 años, Rosario Román es la principal proveedora de una familia de ocho personas que viven en dos casas de material ligero construidas en un terreno que años atrás fue ocupado por pobladores que no tenían vivienda en la comuna de La Granja, Santiago, la capital de Chile.

Como asistente en una cafetería, gana un sueldo mínimo de US$550 mensuales (equivalente a 440.000 pesos chilenos).

También recibe una pensión de jubilada de US$218 al mes que le permite complementar sus ingresos.

Vive con su hermana desempleada de 57 años que tiene múltiples enfermedades y comparte el terreno con su sobrino, la esposa y cuatro niños.

El sobrino no tiene un salario fijo porque le pagan por día trabajado (unos US$19) limpiando ventanas en edificios de altura. En el invierno hay menos trabajo por las lluvias, pero en el verano puede conseguir unos US$380 mensuales.

Su esposa, que se dedica a las tareas del hogar (tienen un bebé y tres chicos en edad escolar), a veces vende cosméticos en un mercado callejero y también aporta para la subsistencia familiar.

Entre todos, pueden llegar a reunir unos US$1.200. Un 70% del presupuesto se destina a la comida.

“Aquí en Chile está muy caro comer”, cuenta Román en diálogo con BBC Mundo.

Uruguay: Valeria Avondet

Valeria Avondet ensaya un difícil equilibrio para vivir con el equivalente a unos US$550 que cobra cada mes por trabajar como operadora de ventas en un call center de Uruguay.

Ese monto es equiparable al salario mínimo de 21.107 pesos uruguayos fijado por el gobierno de este país, que convertido a dólares es uno de los sueldos mínimos más altos de América Latina.

Pero Avondet, de 24 años, conoce bien sus estrictos límites.

“La mitad del sueldo se me va en alquiler, impuestos (y) gastos de servicios”, le dice a BBC Mundo. “Lo otro lo administro”.

En esa categoría de “lo otro” caben gastos imprescindibles como los de comida, aunque estos suelen aliviarse con unos bonos de alimentación que gana extra por comisiones de ventas.

El alquiler lo comparte con otras dos personas que viven bajo su mismo techo: un compañero de trabajo y un policía que tiene mejor salario y es el garante del pago mensual.

Avondet acostumbra ir en ómnibus a su empleo en Montevideo y volver caminando, para “abaratar un poco” el costo de transporte.

En cambio, viaja una vez por mes a Paysandú, su ciudad natal ubicada unos 380 kilómetros al noroeste de Montevideo. Además de ver allí a su familia, suele aprovechar para cruzar el puente hacia la vecina ciudad argentina de Colón, donde los alimentos le resultan más baratos por la diferencia cambiaria.

En Uruguay los precios al consumo sin incluir alquiler son 94% mayores que en Argentina, de acuerdo al sitio especializado Numbeo, y una canasta básica total ascendía en diciembre a 18.759 pesos uruguayos per cápita (unos US$490 al cambio actual) según datos oficiales.

Avondet explica que para llegar a fin de mes con su salario gasta apenas lo necesario en ropa y calzado en ofertas, carece de acceso a tarjetas de crédito y ha desistido de ir al gimnasio que solía costearse.

“Uruguay es un país muy caro para vivir”, señala. “Tiene ciertas cosas buenas (como) la educación que es gratuita, entre comillas, y en otros países eso tiene un costo: si no podés pagarlo no accedés. Pero (Uruguay) tiene un costo de vida que en otros países capaz que no lo tenés”.

hoybolivia.com

 


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