
1. Introducción: Un cambio de era en Chile
La victoria presidencial de José Antonio Kast, en las elecciones chilenas de 2025, abriendo paso al Partido Republicano, refleja un cambio profundo en el rumbo político chileno posdictadura. Este triunfo afianza una fuerza vista, generalmente, en los análisis académicos y mediáticos como de ultraderecha, esto se debe a su base ideológica y también a su propuesta en áreas como el orden público, la moral, la inmigración y el rol del Estado social.
Más allá del simple resultado electoral, es crucial desde la sociología política y la geopolítica, dilucidar cómo una propuesta de esta índole consigue consolidarse en un país que fue experimento del neoliberalismo autoritario de Pinochet, pero igualmente, epicentro de un período de protesta social masiva entre 2019 y 2022 y de un ambicioso, aunque frustrado, proceso constituyente. La aparente contradicción entre la memoria autoritaria, el neoliberalismo establecido y el auge de la ultraderecha es, uno de los núcleos interpretativos de este artículo.
2.Origen histórico e ideológico del Partido Republicano.
Desde una mirada sociológica de la historia partidaria, el Partido Republicano chileno, se perfila como una reestructuración del espacio derechista, después de la era Pinochet, abrazando el neoconservadurismo y un nacional-populismo. Fundado en 2019, es un desprendimiento derechista de la alianza Chile Vamos, liderado por José Antonio Kast, antes miembro de la Unión Demócrata Independiente UDI, con raíces familiares que no esconden su pinochetismo.
Sus ideas clave, juntan distintas vertientes:
Un conservadurismo moral católico, negando el aborto, rechazando los derechos LGTBI, e igual, las políticas de educación sexual completa.
Un nacionalismo de seguridad, con enfoque en el control de fronteras, criminalizando la migración indocumentada, junto con el crecimiento del sistema policial y militar.
Un neoliberalismo económico estricto, que aboga por un Estado reducido en asistencia social, privatización o comercialización de servicios públicos, y una férrea disciplina fiscal.
Un fuerte anticomunismo y antisocialismo militante, que resurge desde los discursos de la Guerra Fría y los tiempos de la dictadura.
La literatura comparada en ciencia política, clasifica a estos partidos en la ultraderecha contemporánea, semejante a Vox en España, La Libertad Avanza de Milei en Argentina, e incluso el trumpismo estadounidense; la agenda programática y su estilo confrontacional, el uso frenético de redes sociales para incitar a sectores desilusionados, lo demuestran.
3. Antecedentes electorales previos a 2025
El auge de Kast y el Partido Republicano no llego de la nada; es producto de una acumulación política que empezó con ganas en las presidenciales de 2017. Allí, Kast, como candidato independiente de la derecha dura, alcanzó el 7,9% de los votos; un numero importante para alguien ajeno a la coalición tradicional. Ese rendimiento le proporcionó un espacio único entre votantes descontentos con la UDI y Renovación Nacional, a quienes consideraban demasiado moderados o «acomodados» al consenso de la transición.
En 2021, Kast, al frente del Partido Republicano, avanzó a la segunda vuelta contra Gabriel Boric, logrando un 44% de respaldo en la votación final, aun si sucumbió ante la intensa movilización de sectores progresistas y de centro. A pesar de esto, su llegada a la segunda vuelta legitima a la ultraderecha como una posibilidad de gobierno, fortaleciendo lazos en territorios, financiación y notoriedad mediática.
En las elecciones al Consejo Constitucional en 2023, el Partido Republicano emergió como la fuerza principal, explotando el rechazo al texto constitucional propuesto por la Convención y el temor a la inestabilidad económica; todo esto preve el potencial de un futuro triunfo presidencial. Ese auge electoral se robustece, también, del descenso en la aprobación del gobierno de Boric, afectado por la inflación postpandemia, el incremento de la inseguridad y un discurso «antipolítica» que recorre todo el sistema.
4. ¿Cómo es que la ultraderecha prospera en Chile?
Lo crucial es cómo una fuerza de extrema derecha puede triunfar considerando la reciente memoria de la dictadura y un ciclo de fuerte movilización social.
Desde la sociología política se alcanzan a detectar por lo menos cuatro grandes vías explicativas.
4. 1 Inseguridad crimen organizado y «guerra contra el caos»
En la década pasada Chile sufre de un notable incremento en la sensación de inseguridad, vinculada a cuestiones como el ascenso de bandas narco, la presencia de organizaciones criminales transnacionales y la ocurrencia de delitos violentos en zonas que antes se pensaban seguras. A eso hay que añadir la crisis en la macrozona sur, con la conflictividad histórico-territorial con comunidades mapuche reinterpretada por la derecha como amenaza al «orden interno».
El Partido Republicano construye una historia de «guerra contra el caos» que conecta el desorden, la migración indocumentada, las protestas sociales violentas, la criminalidad y los fallos judiciales garantistas, y presenta una vuelta a la autoridad mediante:
Incremento de las penas y disminución de los beneficios penitenciarios.
Aumento del presupuesto para Carabineros y Fuerzas Armadas.
Fortalecimiento de los estados de excepción en áreas problemáticas.
Permisos legales para el uso de la fuerza por parte de los agentes estatales.
Esa agenda, ¡ah sí!, logra interpelar a sectores populares y de clase media quienes perciben que la vida diaria es, bueno, más peligrosa y creen que el Estado «no controla la calle».
4.2. Fatiga reformista, ¡vaya! y desengaño con la izquierda.
El ciclo constituyente, que con el plebiscito inicial en 2020, la Convención Constitucional y el plebiscito final de 2022, ¡uy!, generó expectativas desmedidas sobre un «nuevo Chile» supuestamente más justo, con un Estado social robusto. El rechazo del texto constitucional, en el plebiscito de 2022 y la baja aprobación del gobierno de Boric, vaya que producen fatiga reformista y sensación de promesas, ¡oh!, incumplidas, que la ultraderecha aprovecha con efectividad.
El Partido Republicano se erige como paladín del «sentido común», ¿sabes?, frente a un progresismo que parece identitario, y desconectado de las preocupaciones materiales tipo empleo, seguridad, el costo de la vida; concentrado, ¡uff!, en agendas de élites urbanas. El cuento del «Chile real» versus el «Chile ideológico» se convierte en una herramienta potente para la movilización electoral, y así, captar segmentos que habían apoyado tanto a la Concertación como al Frente Amplio, ¡sí, sí!, en diversos momentos.
4.3 Transformaciones de clase y subjetividad neoliberal
Desde la sociología económica, otro asunto clave emerge: la profundización de la subjetividad neoliberal tras cuatro décadas de reformas a favor del mercado y mercantilización de derechos sociales. Una porción considerable de las clases medias en ascenso y sectores populares absorbidos por el consumo masivo adopta marcos de responsabilidad personal, la meritocracia, y cierta desconfianza en la redistribución estatal.
El discurso de Kast y su Partido Republicano, alabando el emprendimiento, la disminución de impuestos y el castigo al fraude en beneficios sociales, conecta con esas subjetividades, robusteciendo la idea que los programas sociales alimentan dependencia y clientelismo. La ultraderecha se presenta cual garante de la continuidad del modelo económico, aunque con un añadido: orden y autoridad, frente al supuesto «desorden» progresista.
4. 4 Influencias geopolíticas y el ciclo regional
En la esfera geopolítica, Chile no escapa del avance de la ultraderecha en el mundo occidental, potenciado por redes transnacionales de think tanks, financiación, y consultores políticos relacionados con el trumpismo, el bolsonarismo, y, en Europa, a partidos como Vox.
La articulación de discursos contra los «globalistas» anti ONU y críticos de la Agenda 2030, se reproduce con una asombrosa semejanza en Chile.
Se ha evidenciado la circulación de estructuras y lemas políticos, así como la capacitación de líderes y el compartir de tácticas de campaña, entre organizaciones semejantes en Latinoamérica. La victoria de Kast se integra, pues, en un ciclo mayor de transformación de la derecha, destacando: seguridad, soberanía energética y un rechazo frontal a las políticas climáticas «caras».
5. Resultados electorales y el apoyo social.
En la segunda vuelta del 2025, José Antonio Kast consigue cerca del 58% de los sufragios, frente a la candidata de izquierda Jeannette Jara, que se queda con un 42% más o menos, confirmando un triunfo muy evidente. Este resultado muestra, no sólo la habilidad de la ultraderecha para aferrarse a su base de apoyo, sino también, para ganar votantes de centro desilusionados del gobierno saliente y por la fragmentación del bando progresista.
Los estudios territoriales revelan un éxito particularmente notable del Partido Republicano en:
Zonas sureñas y la macrozona azotada por la lucha territorial y el crimen organizado, sin duda.
Comunas de clase media y zonas populares urbanas angustiadas por la inseguridad y el laburo.
Electores evangélicos y católicos conservadores impulsados por un programa moral limitado.
La alianza perdedora reúne simpatías en sectores juveniles urbanos, gente profesional y ambientes universitarios, empero, le cuesta expandirse a las afueras metropolitanas y a regiones con economías más vulnerables, donde el mensaje de orden y trabajo cala con mayor intensidad.
6 .Visualización el peso electoral de Kast en 2025.
A nivel general del país, la repartición del voto entre José Antonio Kast y Jeannette Jara se puede mostrar con un diagrama de barras que mide la diferencia de apoyo en la segunda vuelta presidencial.


| Candidato | Partido / Bloque | Porcentaje de voto |
|---|---|---|
| José Antonio Kast | Partido Republicano (ultraderecha) | 58,2% RTVE+1 |
| Jeannette Jara | Coalición oficialista de izquierda | 41,8% RTVE+1 |
El triunfo presidencial de José Antonio Kast en las elecciones chilenas de 2025, al frente del Partido Republicano, refleja un cambio de ciclo de gran importancia en la historia política chilena posdictadura.
Este triunfo afianza a una fuerza etiquetada, en gran parte de los análisis académicos y de los medios, como de ultraderecha. Eso se debe, tanto a su base ideológica como a su plan en áreas de orden público, moral, inmigración y Estado social.
Pero, más allá del dato de la elección, lo fundamental desde la sociología política y la geopolítica es entender cómo una opción de este tipo consigue ser dominante en un país que fue el laboratorio del neoliberalismo autoritario de Pinochet. Sin embargo, también fue epicentro de un ciclo de protesta social masiva entre 2019 y 2022 y de un ambicioso proceso constituyente fallido… una paradoja. La relación entre memoria autoritaria, neoliberalismo consolidado y el avance de la ultraderecha es, uno de los núcleos interpretativos clave en este articulo.
7. Programa electoral seguridad moral y mercado.
El programa del Partido Republicano para 2025 se centra en tres pilares principales seguridad y orden la reconfiguración del Estado social y una agenda moral conservadora todo influenciado por una perspectiva económica neoliberal ortodoxa estricta.
En lo que respecta a la seguridad se propone.
| Eje programático | Medidas emblemáticas |
|---|---|
| Seguridad y orden | Más presupuesto policial, mayor protección legal a Carabineros, uso ampliado de FF. AA. en fronteras y macrozona sur. ciperchile+1 |
| Modelo económico | Bajar impuestos a empresas, mantener AFP, contención del gasto social y mayor focalización. ciperchile+1 |
| Moral de la agenda | Retroceso en aborto, rechazo a ampliación de derechos LGTBI y a educación sexual integral. revistaraya+1 |
| Política migratoria | Endurecer controles fronterizos y criminalizar con mayor fuerza la migración irregular. ciperchile+1 |
Aumentar de manera significativa el presupuesto de Carabineros y mejorar su equipamiento.
Establecer leyes que brinden mayor protección a los policías frente acusaciones por exceso de fuerza.
Ampliar las funciones de las Fuerzas Armadas en el control fronterizo y zonas de conflicto interno.
Incrementar las penas por delitos violentos y crimen organizado incluyendo instrumentos de decomiso patrimonial expandido.
En el ámbito socioeconómico el programa sugiere.
Disminuir los impuestos a las empresas y a los que ganan mucho con el fin de fomentar la inversión y la creación de empleos.
Mantener y posiblemente fortalecer los sistemas privados de pensiones y salud con reformas enfocadas en la «eficiencia» más que en la universalidad.
Controlar el gasto social prestando atención a la focalización y a evitar el «abuso» de los subsidios.
En la agenda moral y cultural se contemplan compromisos como.
Revisar o intentar revertir la legislación sobre el aborto en tres situaciones específicas.
Repudio a la expansión de los derechos LGTBI, junto a la resistencia a una educación sexual completa en las escuelas.
Abrazan un modelo familiar tradicional y promueven políticas de «objeción de conciencia» para quienes laboran en salud y educación.
Este compendio de planteamientos posiciona al Partido Republicano de lleno en la diestra del panorama político chileno; presentando una propuesta que busca restaurar la autoridad estatal, tanto en lo punitivo como en lo moral, aunado a un enfoque mínimo en lo social y económico.
8. Impacto esperado en las libertades públicas.
El triunfo de una fuerza de extrema derecha con esta plataforma plantea serias dudas sobre cómo evolucionarán las libertades públicas y los derechos civiles en Chile. Desde la perspectiva sociológica del Estado, se pronostica un cambio en el equilibrio entre seguridad y libertad, tendiendo a robustecer mecanismos coercitivos y mayor arbitrio policial.
| Ámbito afectado | Posibles impactos bajo la agenda republicana |
|---|---|
| Libertades públicas | Normalización de estados de excepción, mayor discrecionalidad policial, criminalización de protesta social. revistaraya+2 |
| Derechos civiles | Retrocesos en derechos reproductivos, diversidad sexual y educación sexual. revistaraya+1 |
| Control estatal | Debilitamiento de mecanismos de supervisión de fuerzas de seguridad y del Poder Judicial. ciperchile+1 |
Entre los peligros más comentados por entidades de derechos humanos y especialistas, destacan:
Expandir leyes antiterroristas y de seguridad interna con términos imprecisos que podrían facilitar la criminalización de la protesta social y de movimientos territoriales.
Here’s the revised text:
Normalización de estados de excepción? Un instrumento más de gobierno, vaya, con eso restringen libertades, reunión y hasta la circulación.
Se debilitan los organismos de control. Menos accountability policial, ¿verdad? Se reducen los incentivos, la transparencia y la rendición de cuentas, un desastre.
En el área de los derechos individuales, bueno, las iniciativas que quieren revisar lo del aborto, la diversidad sexual y educación sexual integral, son un retroceso.. contra estándares regionales e internacionales, que lío, en materia de igualdad de género y derechos reproductivos. La presión sobre la independencia del poder judicial y del Ministerio Público podría subir… sí, si se les ve como obstáculos para la famosa «mano dura», claro.
9. Efectos en el desarrollo económico:
La interpretación, ¿económica, de los republicanos postula que la estabilidad macroeconómica, y la seguridad jurídica, que vienen de un gobierno promercado y proorden, que son una tontería? ¡Ah, pues fortalecerán la inversión y el crecimiento! La baja de impuestos, la desregulación, y la defensa de modelo de capitalización individual, se ven como armas, para dinamizar la economía…y ¡sí! consolidar Chile como un plataforma, atractiva para el capital extranjero.
No obstante, desde una visión crítica en la economía política, emergen peligros estructurales.
La desigualdad crece sin parar, dado que el mantenimiento de planes privados para jubilaciones y salud, más la falta de un cambio fiscal avanzado, afianzan la acumulación de fortuna y frenan el ascenso social.
Resultamos frágiles a sacudidas externas, ya que apostamos a un esquema primario-exportador, atrayendo inversión sin reglas socioambientales, que nos ata a los vaivenes de las materias primas y a lo que el mundo demanda.
Brotes de conflicto social y ambiental son posibles, pues suavizar normas ambientales para proyectos de extracción podría inflamar protestas y choques territoriales, afectando la estabilidad que el gobierno declara anhelar.
En materia de desarrollo, el peligro reside en solidificar un modelo de crecimiento que deja fuera a muchos, mejorando indicadores macro y ganancias corporativas, pero con brechas socioeconómicas internas y precarización laboral de los sectores más desprotegidos.
10. Efectos en la vida diaria de los ciudadanos
El efecto concreto del programa republicano sobre los chilenos se sentirá de formas distintas, dependiendo de la clase social, el género, el lugar donde viven y su etnia. Al menos, anticipamos cuatro dimensiones de impactos cotidianos.
Primero, intensificar la seguridad punitiva… ¿podría esto implicar más policía en barrios y periferias? Quizás haya más controles de identidad, detenciones y uso de la fuerza ahí. Eso impacta la forma en que nos movemos, nos divertimos y socializamos, especialmente para chicos de zonas marginadas.
Segundo, mantener el mercado en salud, educación, y pensiones… uh… esto significa que las familias seguirán pagando mucho. Esto afecta el presupuesto familiar y el ahorro, sobre todo para la clase media, vaya. Esto podría empujar a la gente a endeudarse y trabajar duro, demasiado duro… para mantener un buen nivel de vida, tal vez.
Tercero, las políticas en derechos reproductivos y diversidad… ah, eso afecta a mujeres, LGTBI, y jóvenes. Reinstala reglas que restringen en lo personal y en la escuela. La escuela, ¡vaya!, se transforma en un campo de batalla ideológico con problemas entre lo que dice el gobierno y lo que hacen los profes.
Al final, un clima cultural más polarizado, es previsible. Discursos confrontativos normalizados en medios y redes, con aumento de la estigmatización de migrantes, activistas sociales y minorías políticas consideradas «enemigos internos», es lo que se avecina.
11. Dimensión geopolítica alineamientos y estrategia exterior.
En el juego geopolítico, el gobierno de Kast, redefine prioridades de política exterior de Chile. Se espera, un acercamiento más fuerte con Estados Unidos, liderado por Donald Trump, junto a gobiernos afines, tipo Javier Milei en Argentina, y gobiernos conservadores en Sudamérica.
Esta reorganización, podría verse en:
Mayor alejamiento retórico y práctico, ante organismos multilaterales «globalistas». También en instancias de la ONU, que se relacionan con cambio climático, migraciones y derechos humanos.
Priorización disminuida, de compromisos climáticos de la Agenda 2030, todo en nombre de la competitividad económica y la soberanía energética.
Aumentarán acuerdos de seguridad y cooperación policial y militar. Todo esto, centrado en la lucha contra el crimen organizado y el narcotráfico, probablemente.
En cuanto a la integración regional, favorecer una alianza de derecha podría socavar los lazos de integración política y económica con gobiernos progresistas, resultando en una Latinoamérica aún más dividida, minimizando la colaboración frente a influencias foráneas.
12. Más visualizaciones y fotos descriptivas
Además del gráfico de los votos, entender el tema se mejora con recursos visuales mostrando el ambiente político en áreas urbanas y simbólicas. Una ilustración editorial que muestre la gente ante La Moneda, luego del triunfo de Kast, ondeando banderas chilenas, con policías y ambiente tenso, ayuda a entender la atmósfera de cambios hacia lo autoritario, pero bajo la apariencia democrática. (mira la imagen arriba)
Desde una perspectiva analítica, este tipo de imagen enfatiza dos puntos: la importancia del Estado y sus símbolos (como el palacio presidencial y la bandera) en la lucha por el poder, además de la mezcla entre participación ciudadana, división emocional y el fortalecimiento del control. (ver la foto de arriba)
13. Escenarios de evolución entre consolidación y contramovimientos.
El futuro inminente del ciclo iniciado por la victoria del Partido Republicano, eso si, dependerá de como se conjunten: desempeño económico, habilidad para el control del orden y también la reacción de la oposición social e institucional. Se podría pensar en dos escenarios de forma anticipada.
Uno de consolidación pasaría si el gobierno lograse controlar la inflación y sostener tasas de crecimiento «normales», y mostrar progresos tangibles en seguridad (bajar homicidios y delitos violento). Asi seria aunque se tuviera que restringir libertades civiles, ¿eh?. Con «mano dura efectiva» un gobierno podría conservar la mayoría electoral, casi todo el período.
Un escenario de contestación sucedería si las políticas de ajuste y ahondar el modelo excluyente originasen más protestas sociales, sobre todo, si fuesen acompañadas de abuso policial y de perdidas notorias en derechos. La supresión de esos movimientos podría provocar una espiral de conflicto que avivase la memoria del autoritarismo pinochetista, además de dañar la legitimidad internacional del gobierno, si señor.
En ambas circunstancias, la sociedad chilena enfrenta una disyuntiva histórica. ¿Acepta una reestructuración autoritaria neoliberal maquillada de democracia? O, desde la oposición política y social, ¿rehace un proyecto estatal social de derecho alternativo que rescate demandas del periodo 2019-2022, sin repetir equivocaciones estratégicas?
14. Conclusión: La paradoja chilena de la ultraderecha.
El triunfo del Partido Republicano en Chile, sintetiza una doble paradoja. Por un lado, una nación que vivió uno de los estallidos sociales más vigorosos de Latinoamérica en la última década, finaliza el ciclo con una fuerza de ultraderecha gobernando. Esta fuerza proclama el orden y un modelo económico vinculado al legado pinochetista. Por otro lado, una sociedad con memoria viva de la represión autoritaria respalda mayoritariamente un proyecto que busca fortalecer los poderes punitivos del Estado y acotar las agendas de derechos.
Desde la sociología y la geopolítica, este desenlace no es explicable únicamente por situaciones económicas puntuales o fallos de la izquierda, sino por una intrincada red de cambios de clase, subjetividades neoliberales, reacciones culturales conservadoras y la propagación transnacional de esquemas de ultraderecha.
El final del experimento republicano chileno, vaya, poseerá ramificaciones que van mucho mas allá de sus límites, operando simultáneamente como un curioso laboratorio de consolidación autoritaria dentro de la democracia, y, también, quizás, cual detonante de nuevas modalidades de resistencia y reorganización progresista en la región, ¿verdad?
