
El hecho de haberse detectado varios casos de peste porcina africana en jabalíes de la sierra de Collserola ha suscitado gran preocupación, y las autoridades se han centrado en contener el virus y evitar su propagación a las explotaciones porcinas, donde las pérdidas económicas serían graves.
Las medidas de control son similares a las aplicadas con éxito en otros brotes europeos, como el acceso restringido a las zonas afectadas, la búsqueda intensiva de cadáveres, la vigilancia reforzada de las explotaciones porcinas y la limitación del transporte de ganado.
Estas medidas parecen eficaces, ya que el brote permanece confinado a un perímetro de seis kilómetros y las explotaciones cercanas no se han visto afectadas, pero la pregunta clave sigue siendo: ¿cómo llegó el virus a Collserola? Identificar la vía de entrada es estratégicamente importante para la prevención, la gestión y la confianza pública.
Investigación abierta sobre la peste porcina africana en Collserola
La detección de varios casos de peste porcina africana (PPA) en jabalíes de la sierra de Collserola ha encendido las alarmas. La prioridad inmediata es contener la expansión del virus y evitar que alcance explotaciones porcinas, donde las consecuencias económicas para el sector podrían ser devastadoras.
Por ahora, las medidas de control aplicadas replican en esencia las previamente tomadas en otros países europeos que afrentaron anteriormente la PPA, como República Checa (2017) o Bélgica (2018), y que resultaron en la erradicación de los brotes.
Las restricciones de acceso a la zona cero de Collserola y espacios naturales del entorno, el rastreo intensivo y retirada de cadáveres, la vigilancia intensiva en explotaciones porcinas y las limitaciones al transporte de porcino doméstico están mostrando eficacia.
Esto es evidente, puesto que el foco permanece acotado a un perímetro de seis kilómetros y las granjas cercanas continúan libres de infección.
Más allá de la contención, la gran incógnita es cómo llegó el virus a Collserola. Podría parecer que tal información no es más que un mero ejercicio científico, pero conocer su origen tiene gran interés estratégico en los planos sanitario, económico y político.
Identificar la vía de entrada permitiría diseñar estrategias para prevenir nuevos focos, mejorar la gestión, justificar nuevas normativas y reforzar la credibilidad de autoridades y científicos. Desde la detección de los primeros casos, se han sucedido hipótesis sobre el posible origen del brote.
La PPA, causada por un Asfivirus afecta exclusivamente a suidos, familia que incluye cerdos domésticos, jabalíes y parientes como los babirusas y los facóqueros africanos. Se transmite principalmente por contacto directo entre animales, aunque el contacto con material contaminado también actúa como vehículo de transmisión.
Hipótesis descartadas y nuevas líneas de investigación
En el caso de Collserola, la hipótesis de transmisión directa se considera poco probable, ya que resulta difícil que nuestros jabalíes hayan tenido contacto con poblaciones infectadas de Alemania o Italia, los países europeos más cercanos con brotes en jabalíes. La atención se centra acertadamente en la actividad humana como posible vía de entrada.
La llamada ‘hipótesis del bocadillo’, es decir, la llegada del virus a través de productos cárnicos contaminados expuestos a la fauna salvaje, fue la primera en considerarse.
Sin embargo, el análisis genómico inicial del virus hallado en Collserola ha añadido otra posibilidad. La cepa detectada es muy similar a la cepa Georgia 2007, el linaje euroasiático que originó la expansión moderna de la PPA en Europa.
El estudio de estas mutaciones puede interpretarse como un reloj biológico que nos pueden apuntar al origen y la evolución de una cepa a lo largo del tiempo, pero no es infalible
En mayor o menor medida, los virus acumulan mutaciones conforme proliferan, dando lugar a nuevas variantes. Estas variantes pueden presentar características diferenciales, incluyendo un aumento o un descenso en su patogenicidad, diferente persistencia en el medio ambiente o distinta transmisibilidad.
Asfivirus es un virus de ADN relativamente estable, con cambios genéticos lentos y puntuales, por lo que la patogenicidad que ha mostrado el brote de Collserola no parece diferir de los ocurridos otros países europeos.
El estudio de estas mutaciones puede interpretarse como un reloj biológico que nos pueden apuntar al origen y la evolución de una cepa a lo largo del tiempo, pero no es infalible.
¿Por qué es clave conocer el origen del virus?
En este sentido, los brotes recientes en Alemania, Polonia, Italia o Albania derivan de la cepa Georgia 2007 contrastando con la cepa de Collserola, una variante más cercana a la cepa ‘original’. Esta coincidencia complica la hipótesis alimentaria y ha reforzado la sospecha de una posible fuga en el Centre de Recerca en Sanitat Animal (IRTA-CReSA).
El centro, ubicado en la periferia de la zona afectada, avala una amplia trayectoria científica en el estudio de la PPA y presumiblemente conserva muestras de Georgia 2007, al ser esta una cepa modelo ampliamente utilizada para fines científicos. Este escenario ha motivado el inicio de investigaciones y auditorías para descartar o confirmar esta hipótesis.
El resultado de las investigaciones en curso y del análisis profundo del virus podría validar la hipótesis institucional o llevarnos de vuelta al bocadillo. Cabe la posibilidad de que nunca se conozca con certeza cómo comenzó el brote de Collserola.
El precedente del SARS‑CoV‑2, el virus que provoca la covid, nos recuerda que, incluso con recursos internacionales, el origen de una epidemia puede permanecer incierto.
Riesgos para el sector porcino y la fauna silvestre
La monitorización de los jabalíes y su contención es clave para controlar y erradicar la infección por peste porcina africana, pero una última consideración: las garrapatas del género Ornithodoros son reservorios naturales del virus en suidos.
La especie O. erraticus, presente en la península ibérica, fue clave en la persistencia de la PPA en España y Portugal durante el siglo XX.
Aunque parece improbable que este vector explique el brote actual, los programas de vigilancia deberán reforzarse para evitar que el virus de la peste porcina africana se instale en garrapatas y la enfermedad se vuelva endémica.
La transmisión directa desde poblaciones de jabalíes infectadas en otras partes de Europa se considera improbable, lo que ha desviado la atención hacia la actividad humana. Si bien inicialmente se sospechó de residuos alimentarios contaminados, los análisis genéticos muestran que la cepa se asemeja mucho al linaje de Georgia 2007, lo que complica esta teoría.
Esto ha llevado a examinar otras posibilidades, incluido un posible incidente de laboratorio, que ahora se está investigando. Es esencial realizar un seguimiento continuo, incluida la vigilancia contra las especies de garrapatas que podrían permitir la persistencia del virus a largo plazo.
Sandra M.G.
Fuente de esta noticia: https://www.ecoticias.com/naturaleza/peste-porcina-africana-en-collserola-origen-brote
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