
En su carta a la iglesia de Éfeso, Pablo se refiere al privilegio de proclamar «las inescrutables riquezas de Cristo» (Ef 3:8). ¿Por qué inescrutables? Porque Él —y nosotros— podríamos seguir y seguir.
Aquí hay, para empezar, cien facetas del diamante de Jesucristo. Estas verdades son buenas noticias para todos los que se han arrepentido y han creído en Él.
1. Él es inagotable. Sin fondo. Lo recibimos pensando que es un estanque, solo para descubrir con el tiempo que es un océano. En Él hay una sorpresa tras otra. Descubrimientos sin fin. Maravillas sorprendentes a la vuelta de cada esquina.
2. Él gobierna y reina sobre todo el cosmos, de tal manera que el titular principal de los noticieros, y de todos los demás medios, debería decir todos los días, en mayúsculas: «BUENAS NOTICIAS: JESUCRISTO SIGUE EN EL TRONO: TODOS PUEDEN CALMARSE».
3. Su dominio se extiende a cada átomo, cada molécula, al ángulo exacto del movimiento de una hoja cuando cae suavemente al suelo.
4. Es un genio. Sus enseñanzas reflejan la genialidad más profunda de cualquier maestro que haya existido jamás. Lee The Surprising Genius of Jesus [La sorprendente genialidad de Jesús], de Peter Williams, sobre la parábola del hijo pródigo en Lucas 15, y ve solo un ejemplo de la genialidad de Cristo.
5. Cuando hablamos de Él, decimos «es un genio», no «era». Él vive hoy.
6. El mismo que hizo que Juan cayera como muerto en Apocalipsis 1, cargó a los niños pequeños en Sus brazos en Marcos 10.
7. Su vida nos ofrece una imagen rica y noble del verdadero florecimiento humano, la sabiduría real y el amor perfecto.
8. Mucho mejor aún, después de darnos ese ejemplo perfecto, fue a la cruz para sufrir y morir por todos los que admiten que aún no siguen ese ejemplo, pero que ponen su confianza solo en Cristo.
9. Su perdón llega hasta lo más profundo, no solo hasta nuestros pecados conscientes y deliberados, sino hasta todo lo que está roto en nuestro interior.
10. Los almuerzos del Hijo de Dios eran con prostitutas y recaudadores de impuestos; en términos modernos, serían con creadores de entretenimiento sexual y las mafias. En otras palabras, serían con pecadores como tú y como yo.
11. Él dijo: «Yo estoy a la puerta y llamo; si alguien oye Mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo» (Ap 3:20). Hace 2000 años, comió con pecadores. Hoy nos ofrece esa amistad y comunión a ti y a mí.
12. Para Él, ser discípulo no implica alcanzar un nivel mínimo de competencia. No se necesita ningún currículum. Lo único que te califica es saber que no estás calificado.
Lo único que te califica para ser discípulo de Jesús es saber que no estás calificado
13. Como nos enseña Hebreos, Él nunca les pide a Sus amigos que pasen por una prueba que Él mismo no haya atravesado de una manera aún más profunda (He 2:18; 4:15).
14. El hecho de que Jesús no tenga pecado no lo anima a alejarse de nosotros, los pecadores, manteniéndonos a la distancia, sino que lo convierte en el sustituto perfecto para nosotros; y se sustituye a Sí mismo por nosotros con un corazón dispuesto, con entusiasmo.
15. No es como las leyes rituales de pureza en Levítico: cuando Jesucristo toca a seres humanos impuros como yo, eso no lo contamina, sino que me purifica. En el Antiguo Testamento, limpio + impuro = impuro. Con Jesús, limpio + impuro = limpio (Mr 1:41).
16. Su misericordia hacia los pecadores no pasa por la calculadora, no se pesa en la balanza ni es cautelosa. Es generosa, extrema, sin restricciones.
17. Su muerte expiatoria significa que es libre para no escudriñar. No lo necesita. Todo ha sido limpiado. Las ofensas permanecen, no solo en nuestro pasado, sino también en nuestro presente. Pero toda la atmósfera en la que vivimos se ha transformado de una de escrutinio a una de aceptación. «Por tanto, acéptense los unos a los otros, como también Cristo nos aceptó para la gloria de Dios» (Ro 15:7, énfasis añadido).
18. Él ya no nos llama siervos, sino amigos, y Él es amigo de los pecadores. No solo ha expiado nuestros pecados, sino que se ha hecho amigo de nosotros, los pecadores.
19. Él no es una idea, una fuerza, una filosofía, una teoría, un marco conceptual ni siquiera una doctrina. Es una persona. Podemos relacionarnos con Él, hablar con Él. Él se deleita en eso.
20. Él dijo que no vino «a llamar a justos, sino a pecadores» (Mr 2:17). El comité de admisión del cielo ha declarado, por decisión unánime, que todos los currículos morales son inadmisibles como base para nuestra aceptación.
21. Él dijo: «El que cree en Mí […] “De lo más profundo de su ser brotarán ríos de agua viva”» (Jn 7:38). Si tienes a Jesús, llevas dentro de ti una planta de energía nuclear, espiritualmente hablando.
22. Él dijo: «Como el Padre me ha amado, así también Yo los he amado» (Jn 15:9). Considera el amor perfecto y desbordante de Dios Padre por Dios Hijo. Ese es el amor de Dios Hijo por ti.
23. Él dijo: «Confíen, Yo he vencido al mundo» (Jn 16:33). Si tienes a Jesús, la oscuridad que se cierne sobre tu vida no te abrumará; Él la abrumará. Él dice que ya lo ha hecho.
24. Él le dijo a Zaqueo: «El Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que se había perdido» (Lc 19:10). Él es un buscador, un cazador, y lo que caza es «lo perdido». No lo mejor, sino lo perdido.
25. Jesús fue el cumplimiento del Siervo del Señor de Isaías, que actúa así: «No quebrará la caña cascada, / Ni apagará la mecha que humea» (Mt 12:20; cp. Is 42:3). Cuando estás deprimido, Él no te agobia. Te trata con ternura.
26. Jesús lloró. Lloró por Jerusalén. Lloró cuando murió Su amigo Lázaro. El hecho de que sea perfecto no lo hace insensible. El hecho de que sea perfecto significa que es perfectamente sensible.
27. Él no guarda rencor a los creyentes, aunque le hemos dado muchas razones para hacerlo. Él nos acepta una y otra vez, y otra vez.
28. A pesar de todos nuestros tropiezos y fracasos, nunca ha dicho: «Ya basta. Me voy».
29. Su vida y Su muerte significan que, si tenemos a Jesús, nuestro pecado solo puede acelerar Su gracia. Donde abunda el pecado, sobreabunda la gracia (Ro 5:20).
30. Es incapaz de sentir repugnancia por Sus hermanos, incluso por Sus hermanos pecadores.
31. Él da descanso. Como enseña Hebreos 3-4, Él es Aquel del cual el día de reposo es una sombra; Jesús es el que proyecta la sombra. No solo perdona nuestros pecados, sino que permite que los frenéticos latidos del corazón se desaceleren hasta alcanzar la calma, la serenidad y la cordura, sin importar lo que suceda a nuestro alrededor.
32. En el único lugar de los cuatro evangelios en el que se abre para hablarnos de Su propio corazón —el único lugar—, dice que es «manso y humilde de corazón» (Mt 11:29). Si te adentras en lo más profundo del Dios-hombre, Aquel que tejió Su propio látigo para expulsar a los capitalistas emprendedores del templo (Jn 2:15), encontrarás mansedumbre.
33. Al mismo tiempo, no es, como dijo C. S. Lewis, un león domesticado. No es domesticable, predecible, aburrido, uno más del montón. No se lo puede controlar ni enjaular. ¿Quién querría intentarlo?
Jesús no es domesticable, predecible, aburrido, uno más del montón. No se lo puede controlar ni enjaular. ¿Quién querría intentarlo?
34. Sin embargo, como nos muestra Apocalipsis 5, no solo es un león (v. 5), sino también un cordero (v. 6). Magnífica ferocidad; ternura suprema y accesible; incluso hasta el punto del sacrificio fatal, tal como un cordero.
35. A veces se retiraba para orar y estar solo. La comunión con el Padre es más importante que dormir. A través de Su obra en la cruz, Jesús ha abierto de par en par la puerta a esta comunión.
36. Su brillante resplandor hará que, algún día no muy lejano, todas las estrellas impenitentes de Hollywood y los atletas que aparecen en los titulares de ESPN, todos los presidentes y primeros ministros, parezcan ridículos y pequeños, mientras la gloria de los cristianos comunes y olvidados irrumpe en toda su belleza para que todo el universo la vea.
37. Su muerte y resurrección significan que, si confío en Él, soy justificado. Solo por la fe, estoy revestido de la justicia perfecta del mismo Jesús. Él toma todos mis pecados y me da toda Su justicia, que nunca me será quitada.
38. Él no solo me justifica, sino que me reconcilia con Dios. Se me otorga un estado de amistad, de relación restaurada, puramente por Su voluntad llena de gracia.
39. Él no solo provee para mi justificación y mi reconciliación, sino también para mi adopción. Absolución legal. Amistad restaurada. Herencia y amor familiares.
40. Su gracia está tanto fuera como dentro de mí. La justicia-gracia libremente atribuida, a través del Hijo, me es acreditada desde afuera; la piedad-gracia libremente dada, a través del Espíritu, obra en mí desde adentro.
41. Al mismo tiempo, lo mejor no es que Él nos dé tanto la gracia, sino que se nos da a Sí mismo. Él es la gracia. Él es la vida, la luz, la vitalidad que anhelamos desesperadamente, incluso de forma obsesiva.
42. Jesús no se opone a los fracasos desordenados, complicados y con altibajos. Se opone a los fracasos desordenados, complicados y con altibajos que niegan ser desordenados, complicados y con altibajos.
43. Él te encontró. Él me encontró. Como me dijo un mentor: «Recuerda, Dane, ya has sido descubierto». No necesitamos que nadie más nos note, nunca más. Si tenemos Su atención, no necesitamos la de nadie más.
44. Los líderes religiosos «Al ver la confianza de Pedro y de Juan […] reconocían que ellos habían estado con Jesús» (Hch 4:13). El simple hecho de pasar tiempo con Jesucristo crea una audacia, un brillo, un rasgo distintivo visible para los demás.
45. Su llegada a este mundo enfermo significa que, en palabras de Samsagaz Gamyi, todo lo triste dejará de ser cierto.
46. No había nada físicamente atractivo en Él (Is 53:2). Nunca habría aparecido en la portada de una revista de glamur. Vino como un Hombre normal para consolar a la gente normal.
47. Este Hombre normal era sin pecado, pero era un Hombre sin pecado, no un superhombre sin pecado. Se despertaba con el cabello despeinado. Pasó por la pubertad. Quizá roncaba. No es Zeus.
48. Asumir nuestra humanidad significaba aceptar todas nuestras limitaciones humanas (excepto el pecado). Él tiene una huella dactilar específica. Un tipo de sangre determinado.
49. Hablando de Su sangre, la derramó toda mientras se asfixiaba hasta la muerte, desnudo, en una cruz romana, cuando yo era el criminal que lo merecía. Sin duda, fue muy amable de Su parte.
50. Él no vino a dar una charla motivacional. No es un simple coach. Vino a hacer, en nuestro lugar, lo que todas las charlas motivadoras intentan que hagamos nosotros, que somos personas imposibles de motivar.
51. Su familia a menudo pensaba que estaba loco (Mr 3:21; Jn 7:5). Quizá tu familia también piense que tú lo estás. Él no. Él te aprecia (Ef 5:29).
52. Jesús no solo te aprecia, sino que te nutre (Ef 5:29). Te está alimentando con vida por medio del Espíritu momento a momento, sustentándote, preservándote, protegiéndote.
53. Él sabe lo que es estar solo, sediento, hambriento, odiado, rechazado, burlado, avergonzado, abandonado, traicionado, torturado, asesinado. Tu dolor no le es ajeno.
54. En el peor momento de Su vida terrenal Sus amigos lo abandonaron, para que pudiéramos tenerlo a Él cuando nuestros amigos nos abandonen.
En el peor momento de la vida terrenal de Jesús, Sus amigos lo abandonaron, para que pudiéramos tenerlo cuando nuestros amigos nos abandonen
55. No podemos agotar Su misericordia. Podemos cavar y cavar y cavar con nuestra pala de pecado. Pero por más profundo que cavemos, nunca llegaremos al fondo de Su misericordia.
56. Nunca podremos escapar de Su amor, como tampoco podemos escapar de nuestra sombra. Por muy rápido que corriera el Coyote, el Correcaminos corría más rápido. «Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida» (Sal 23:6). Jesús es ese bien y misericordia.
57. Pensando en el Salmo 23, ese salmo dice que el Señor es un Pastor que nos hace descansar en verdes pastos. Jesús dijo: «Yo soy el Buen Pastor» (Jn 10:11, énfasis añadido). Es en Jesús donde descansamos en verdes pastos. Él nos conduce junto a aguas de reposo. Él restaura nuestras almas, nuestras almas cansadas y desanimadas.
58. Y no solo es el Salmo 23, ya que Jesús cumple todos los salmos (Lc 24:44). Cada agonía, angustia, soledad —todo el rango de dolor humano expresado en los Salmos—, Él los experimentó más profundamente que nosotros, y ahora nos sostiene cuando sentimos esos dolores. Jesús nunca experimentó personalmente la culpa y los pecados confesados en los Salmos, pero soportó el castigo por todos ellos en la cruz. Todo el salterio es una flecha que apunta a Jesús.
59. Él nunca te malinterpreta. Nunca juzga mal tus motivaciones. Te conoce mejor de lo que te conoces a ti mismo.
60. Le agradas. No solo te ama, sino que le agradas. Eso no significa que haga concesiones con la profundidad de nuestra miserable pecaminosidad. Sea lo que sea que signifique «amigo», ¿no significa al menos eso?
61. Jesús no solo enseña, no solo expía, no solo se hace amigo, sino que nos lleva a la unión con Él. No podemos estar más cerca de Él. Ahora estamos más cerca de Él que Juan cuando se apoyaba físicamente en Jesús (Jn 13:23).
62. Esa unión no puede verse amenazada, ni siquiera por nuestros continuos fracasos. Fue Dios, no yo, quien me unió a Él en primer lugar. Es Dios, no yo, el único capaz de desunirme de Él. Como la justicia ya fue satisfecha, Dios nunca lo hará. Jesús tendría que ser bajado del cielo y vuelto a poner en la tumba para que yo me separe de Él.
Jesús tendría que ser bajado del cielo y vuelto a poner en la tumba para que yo me separe de Él
63. A aquellos que están unidos a Él se nos promete que, cualquiera que sea la oscuridad o el infierno que experimentemos debido a nuestra lealtad a Cristo en esta vida, en la misma medida disfrutaremos de resplandor y luminosidad en la próxima (Ro 8:17-18). Todo el quebrantamiento que infecta todas las cosas —cada relación, cada conversación, cada familia, cada correo electrónico, cada trabajo, cada vacación— algún día se rebobinará y se revertirá.
64. Él me hace humano de nuevo. No vino para hacernos seres superespirituales que solo oran y alaban en un estado incorpóreo. Para eso tiene ángeles. Vino para devolverme mi humanidad. No le decepciona que yo necesite dormir, comer e ir al baño. Él experimentó todas esas mismas cosas.
65. Jesús no trae dolor a mi vida para castigarme fríamente, sino para ayudarme con Su gracia. Él trae dolor para eliminar la interferencia en mi comunión con Él.
66. Cuando yo no oro, Él sí lo hace. Él intercede por mí. Como dijo Robert Murray M’Cheyne: «Si pudiera oír cómo Cristo ora por mí en la habitación de al lado, no temería a un millón de enemigos».
67. Además, Sus oraciones son respondidas. Dado que en Getsemaní Su oración no fue respondida («Aparta de mí esta copa»), todas las oraciones que hace ahora a mi favor son respondidas.
68. En todo lo que he sido tentado, Él también lo ha sido (He 4:15).
69. Toda la Biblia es Suya y trata sobre Él (Lc 24:27, 44; Jn 5:39, 46). La Biblia no es simplemente un manual para la vida, una guía, un libro de reglas o un consejo sabio. En Su esencia, y de principio a fin, la Biblia es la Palabra de Dios sobre la gracia de Dios en el Hijo de Dios para el pueblo de Dios para la gloria de Dios. Cuando abro el Libro, lo encuentro a Él.
70. Él es la respuesta definitiva al Antiguo Testamento. Jesús reúne todos los diversos hilos de la promesa, la esperanza, el rescate y el anhelo que cubren su panorama y se acumulan a lo largo de los siglos. La virtud de cada santo del Antiguo Testamento se llena en Él, y el fracaso de cada santo del Antiguo Testamento resalta el anhelo por Él.
71. No solo son las Escrituras: cada poema conmovedor, cada historia de redención, cada novela o película que evoca anhelos y hace fluir las lágrimas, todo apunta a Él. Él es el cierre de todo anhelo humano.
72. Él es el Sacerdote perfecto y definitivo, que representa al pueblo ante Dios.
73. Él es el Rey perfecto y definitivo, que representa a Dios ante el pueblo.
74. Él es el Profeta perfecto y definitivo, que dice la verdad con una precisión milimétrica.
75. Él es el Sabio perfecto y definitivo, que representa la sabiduría tanto en Su vida como en Sus palabras. Él es el libro de Proverbios andante.
76. Él es el Juez perfecto y definitivo, totalmente justo y omnisciente. Cada veredicto será justo. No necesitamos tomar la justicia por nuestra mano.
77. Su segunda venida prometida significa que daré cuentas de cada palabra pronunciada contra los demás, y los demás rendirán cuentas de cada palabra pronunciada contra mí. Todo se pondrá en orden.
78. Su ardiente ira contra los impenitentes se iguala con Su suave abrazo a los penitentes. Ninguno de los dos diluye al otro. No es un Cristo unidimensional.
Su ira ardiente contra los impenitentes se iguala con Su suave abrazo a los penitentes. Ninguno de los dos diluye al otro. No es un Cristo unidimensional
79. Jesús nació en Belén, un lugar apartado y remoto. Somos libres para vivir y servir en la oscuridad. No necesitamos ser el centro de atención. Él tampoco lo fue.
80. La encarnación de Dios entre nosotros significa que la realidad última no es el espacio frío y oscuro, sino el amor. El Hijo de Dios vino a nosotros como el desbordamiento del amor intra-trinitario.
81. Él dijo, en la cruz, con los brazos atravesados por los clavos extendidos: «¡Consumado es!» (Jn 19:30). Nosotros, los pecadores exhaustos, somos libres para descansar en Su obra exhaustiva.
82. Él ha puesto ese brazo marcado por los clavos alrededor de nosotros mientras avanzamos tropezando hacia el cielo, y nunca aflojará Su agarre.
83. Su primer milagro (Juan se asegura de llamarlo Su milagro «principal/inicial») es convertir el agua en vino en una boda (Jn 2). Luego, al final del Apocalipsis, vemos una boda entre Jesús y Su novia, la iglesia. Cada boda es un indicio de la Boda que muy pronto estallará en la escena de la historia mundial y durará para siempre.
84. «Y abandonando a Jesús, todos huyeron» (Mr 14:50). El número máximo de amigos que puedes tener en Facebook es 5000. Bueno, Él alimentó a 5000. Apuesto a que los 5000 habrían aceptado Su solicitud de amistad en Facebook. Y la mayoría habría terminado por eliminarlo de Su lista de amigos y bloquearlo. ¿Por qué dejó que Sus amigos lo abandonaran? Para poder ser nuestro amigo siempre presente, que nunca nos dejará ni nos desamparará (He 13:5).
85. No solo fue abandonado por Sus amigos, sino también por Dios. Él sabe lo que es sentirse abandonado por Dios porque sabe lo que es ser abandonado por Dios («Dios mío, Dios mío…»). Jesús hizo esto para que tú y yo nunca seamos realmente abandonados, incluso cuando nos sentimos abandonados.
86. Él ama la debilidad. Él obra con la debilidad. Eso me califica para recibir Su gracia. Tú sientes lo mismo.
87. Su gracia es suficiente (2 Co 12:9-10). No necesita ningún suplemento generado por mí. Todo lo que Él requiere es la necesidad. Nada más, nada menos. La barra de la gracia divina es baja, tan baja que los orgullosos no pueden pasar por debajo.
88. Él nunca nos decepcionará ni nos defraudará. Por mucho que le transmitamos nuestros anhelos, Él los cumplirá, y los superará.
89. Su muerte significa que nuestra muerte es un comienzo, no un final. Una puerta, no un muro. Una entrada, no una salida.
90. Su resurrección significa que mi cuerpo me será restaurado algún día, y esta vez no se deteriorará. Seremos atemporales. La inmadurez juvenil, la enfermedad, la rigidez y la pérdida de memoria desaparecerán para siempre.
91. Él es la «primicia» de una sola cosecha (1 Co 15:20, 23). La resurrección final de los muertos ya ha comenzado. El primer ejemplo ya está entre nosotros.
92. Ese cuerpo que Jesús tenía, y que nosotros obtendremos, era tanto completamente físico (le dijo a Tomás que tocara Sus manos marcadas por las cicatrices) como invenciblemente distinto de nuestros cuerpos actuales (apareció en habitaciones cerradas con llave y era difícil de reconocer). Cuando vemos el cuerpo resucitado de Cristo, estamos mirando nuestro futuro.
Cuando miramos el cuerpo resucitado de Cristo, estamos mirando nuestro futuro
93. Cuando salió de la tumba, nació el Edén 2.0. En contra de las expectativas de los israelitas del Antiguo Testamento, la vieja era continuó arrollando junto con el amanecer de la nueva era. Por eso este mundo puede parecer el cielo un día y el infierno al siguiente. Pero nuestra ciudadanía básica está ahora en ese nuevo Edén que ha comenzado.
94. Esta superposición de las dos eras también significa que todavía hay tiempo, todavía hay una oportunidad, para que cualquiera —que reconozca que ha nacido en la vieja era infernal— deponga las armas y sea arrastrado por el amanecer de esta nueva era.
95. Él se ha identificado tan profundamente con nosotros que, cuando ascendió al cielo, no dejó atrás Su cuerpo. Se llevó Su cuerpo. Siempre tendrá un cuerpo. Ahora es uno de nosotros, mientras sigue siendo divino.
96. Mientras está en el cielo, es nuestro abogado (1 Jn 2:1). Él habla a nuestro favor. Ante el trono de Dios, no necesitamos defendernos a nosotros mismos. Él lo hace por nosotros.
97. Él volverá algún día, como un trueno con los ejércitos del cielo, con una túnica empapada en sangre, ojos como llamas de fuego y en Su muslo el título «Rey de reyes y Señor de señores». Él «pisa el lagar del vino del furor de la ira de Dios Todopoderoso», y todas las personas incrédulas serán llevadas a rendir cuentas (Ap 19).
98. Lo veremos cara a cara (Ap 22:4). Tú y yo, algún día, miraremos a los ojos de un carpintero galileo resucitado. Qué momento tan maravilloso será ese. Y todo estará bien.
99. Cuando lo miremos, sabremos que estamos en casa. Como dijo Dios en Zacarías 10:10: «Los haré volver». Atravesaremos el armario y entraremos en Narnia. Lloraremos de alivio.
100. Y el alivio será nuestro porque Él rechazó la gloria que le correspondía por derecho, para entrar en el infierno y el fango de nuestro mundo, para tomarnos y arrastrarnos al nuevo orden: el nuevo mundo de shalom, florecimiento, sol, calma y risas estruendosas. Todo por pura gracia. Todo para ser simplemente recibidos. Esto está disponible para cualquiera que se niegue a pagarlo.
Publicado originalmente en The Gospel Coalition. Traducido por María del Carmen Atiaga.
Dane Ortlund
Fuente de esta noticia: https://www.coalicionporelevangelio.org/articulo/100-facetas-diamante-jesucristo/
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