
El sistema sanitario español afronta una tormenta perfecta que amenaza su sostenibilidad a medio plazo: el agotamiento psicológico de los médicos y una distribución desigual de los profesionales, especialmente en Atención Primaria y zonas de difícil cobertura. Dos fenómenos estrechamente relacionados que ya no pueden entenderse como problemas coyunturales, sino como fallos estructurales de planificación, organización y condiciones laborales.
El síndrome de burnout se ha convertido en uno de los principales indicadores del malestar médico. Así lo constata el Estudio IKERBURN: de la vocación al agotamiento, presentado por la Organización Médica Colegial (OMC). Según sus resultados, el 93,9% de los participantes presenta síntomas compatibles con burnout y más del 50% cumple criterios completos en las tres dimensiones clásicas: agotamiento emocional, despersonalización y baja realización personal, según la escala internacional Maslach Burnout Inventory.
El estudio, en el que han participado más de 1.400 médicos jóvenes de todo el país, dibuja el retrato de una generación que, tras más de una década de formación, se enfrenta a contratos precarios, jornadas prolongadas, sobrecarga asistencial y escasas oportunidades de desarrollo profesional. “No se trata solo de un problema individual, sino de un fenómeno estructural que compromete la calidad asistencial y la seguridad del paciente”, advirtió el presidente de la OMC, Tomás Cobo, durante la presentación.
Los datos muestran un impacto directo también en la salud de los propios profesionales: el 79% sufre agotamiento emocional, dos de cada tres padecen insomnio, uno de cada cuatro ha necesitado una baja laboral relacionada con el burnout y el 38% reconoce consumo de ansiolíticos o alcohol. Además, el desgaste es un 24% mayor en mujeres, lo que apunta a una brecha de género en el impacto del estrés laboral.
Esta situación no es exclusiva de los médicos jóvenes ni del ámbito hospitalario. Un estudio del CSIC y el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) revela que el 18% de los profesionales de Atención Primaria presenta síndrome de burnout, es decir, uno de cada seis. Al desglosar por categorías, la prevalencia alcanza a uno de cada cuatro médicos y a una de cada seis enfermeras, confirmando que el primer nivel asistencial es uno de los entornos más expuestos al desgaste profesional.
Los autores del metanálisis, basado en 39 estudios con más de 9.000 profesionales, señalan como principales factores desencadenantes la sobrecarga de trabajo, la falta de recursos y personal, la presión asistencial, la escasa autonomía profesional y el bajo reconocimiento institucional. Un escenario que, según concluyen, exige cambios organizativos profundos y una revisión de las políticas sanitarias para proteger tanto a los profesionales como a los pacientes.
Escasez de profesionales
Paralelamente al deterioro del bienestar médico, el debate sobre la escasez de profesionales ha vuelto a primera línea. Sin embargo, la OMC matiza el diagnóstico. “No faltan médicos en España, aunque sí existen carencias puntuales en determinadas especialidades y zonas geográficas, como sucede en Atención Primaria”, subrayó Cobo al presentar el Estudio de Demografía Médica 2025.
España cuenta actualmente con 310.558 médicos colegiados, de los cuales 275.963 están en activo, lo que supone un incremento del 22% respecto a 2017 y una densidad de 633 médicos por cada 100.000 habitantes, por encima de la media europea. “Estamos mejor que hace unos años, pero seguimos teniendo un problema estructural de precariedad laboral y desigualdad entre territorios”, reconoció el presidente de la OMC.
El informe descarta una fuga masiva de talento —menos de 500 médicos emigraron el último año— y apunta a que los problemas de cobertura se deben a la falta de atractivo de determinados puestos, especialmente en zonas rurales y de difícil cobertura. “La sobrecarga asistencial y las malas condiciones laborales disuaden a muchos facultativos”, explicó el secretario general de la OMC, José M.ª Rodríguez Vicente, quien defendió incentivos, estabilidad contractual y una planificación más equitativa.
La distribución territorial sigue siendo desigual: casi la mitad de los médicos se concentran en Cataluña, Madrid y Andalucía, mientras que comunidades como Castilla-La Mancha o las ciudades autónomas se sitúan por debajo de la media. A ello se suma un desafío adicional: entre 2025 y 2035 se prevé la jubilación de casi 69.000 médicos, con especial impacto en determinadas especialidades y territorios.
La creciente feminización de la profesión, con un 59% de mujeres entre los médicos en activo y dos de cada tres menores de 35 años, añade nuevos retos en conciliación, carrera profesional y liderazgo, todavía mayoritariamente masculino. Al mismo tiempo, el envejecimiento de la población y el aumento de la cronicidad auguran una mayor presión asistencial en las próximas décadas.
El diagnóstico es claro: burnout y desigualdad en la distribución de médicos son dos caras de un mismo problema. Sin mejoras en las condiciones laborales, estabilidad contractual, planificación del relevo generacional y refuerzo de la Atención Primaria, el sistema corre el riesgo de erosionar la vocación de quienes están llamados a sostenerlo.
Claudia Vaquero Reina
Fuente de esta noticia: https://gacetamedica.com/profesion/grandes-problemas-acosan-medicos-burnout-falta-personal/
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