

El turismo educativo vive un auge impulsado por familias, escuelas y viajeros curiosos que buscan algo más que contemplar vitrinas. En distintos destinos del mundo, los museos interactivos y las experiencias lúdicas proponen aprender jugando, combinando conocimiento, tecnología y participación activa. Lejos del formato tradicional, estos espacios invitan a tocar, experimentar y descubrir, convirtiendo la visita en una vivencia memorable.
Uno de los grandes referentes es el Exploratorium de San Francisco, pionero en museos de ciencia interactiva. Allí, grandes y chicos pueden experimentar con fenómenos físicos, ópticos y sonoros mediante más de 600 instalaciones prácticas. La consigna es clara: no hay recorrido fijo ni respuestas cerradas, sino preguntas que despiertan la curiosidad y el pensamiento crítico.
En Europa, el Museo de las Ciencias Príncipe Felipe en Valencia se destaca por su enfoque didáctico y visual. Simuladores, maquetas gigantes y espacios dedicados al cuerpo humano, la genética o el cambio climático permiten comprender conceptos complejos de forma sencilla. Muy cerca, el Hemisfèric suma proyecciones inmersivas que transforman el aprendizaje en una experiencia sensorial.
Turismo educativo: museos interactivos y experiencias para aprender jugando
Para quienes viajan con niños, los museos pensados especialmente para la infancia son una opción ideal. El Children’s Museum of Indianapolis, uno de los más grandes del mundo, combina historia, ciencia y arte con juegos de rol, excavaciones simuladas y áreas temáticas adaptadas por edades. En América Latina, el Papalote Museo del Niño en Ciudad de México ofrece estaciones interactivas sobre ecología, tecnología y sociedad, fomentando el aprendizaje a través del juego colaborativo.
El turismo educativo también se extiende a experiencias fuera del museo. Parques arqueológicos con visitas participativas, granjas educativas, centros de ciencia al aire libre y talleres culturales permiten aprender haciendo. En Japón, por ejemplo, algunos museos tecnológicos permiten armar robots o experimentar con inteligencia artificial básica, mientras que en países nórdicos se desarrollan centros de educación ambiental inmersos en la naturaleza.
Más allá del destino, este tipo de turismo promueve valores clave: la curiosidad, el pensamiento crítico y el aprendizaje continuo. Para las familias, es una forma de viajar que entretiene y educa al mismo tiempo; para los adultos, una oportunidad de reconectar con el asombro. Aprender jugando ya no es solo cosa de chicos: es una tendencia que redefine la manera de viajar y descubrir el mundo.
MelilloLucas
Fuente de esta noticia: https://millasxelmundo.com/turismo-educativo-museos-interactivos-y-experiencias-para-aprender-jugando/
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