
La exposición reúne más de medio centenar de obras, de las cuales cerca de una veintena han sido creadas específicamente para esta ocasión. Lejos de concebirse como una simple suma de piezas, el proyecto propone una experiencia inmersiva en la que pintura, espacio, luz y silencio se articulan como un único cuerpo. El visitante no recorre una sala: atraviesa un estado.
Desde el primer momento, “El pico al aire” plantea una invitación explícita al sosiego y la contemplación. El color —contenido pero vibrante—, la disposición de las obras y el uso deliberado de la luz generan ámbitos que buscan suspender el ruido exterior y, con él, la agitación interior. En uno de los núcleos de la exposición, una pieza de gran formato adopta la estructura de un retablo, un recurso que Garcerá ha explorado en etapas anteriores de su trayectoria. Aquí, ese dispositivo pictórico establece un diálogo directo con la monumentalidad del Palacio de Cibeles: el espacio central se transforma simbólicamente en un ábside, un lugar de recogimiento donde la pintura actúa como umbral hacia la quietud.
Isabel Tejeda subraya el posicionamiento del artista ante la cultura visual contemporánea: una actitud crítica que no renuncia a la poesía. Frente a la vida vertiginosa y al consumo incesante de imágenes —decenas por segundo— que empujan a una mirada superficial y poco reflexiva, Garcerá propone otra forma de ver. No se trata solo de observar, sino de demorarse, de mirar hacia dentro. Sus pinturas funcionan como superficies de entrada: el espectador se reconoce en ellas y, casi sin advertirlo, se adentra en su interior.

Las obras presentadas alternan grandes lienzos de seda con dibujos sobre papel japonés, ampliando el registro técnico y formal de un lenguaje pictórico construido a lo largo de décadas. En ellas conviven referencias a la historia del arte —de Fra Angelico a Manet— con iconografías ligadas al entorno inmediato del artista: su espacio de trabajo, su vida cotidiana y afectiva. A estas capas se suman imágenes de naturalezas abandonadas, arquitecturas en ruina o en pleno proceso de mudanza, escenarios transitorios que actúan como metáforas de un mundo en permanente desplazamiento.
Para Tejeda, las pinturas de Garcerá están “preñadas de signos”. Son obras atravesadas por referencias metalingüísticas, pero también por una carga afectiva y una energía emocional que las alejan del distanciamiento frío. Desde esa poética, la exposición aborda cuestiones urgentes del presente: la crisis ecológica, la desigualdad, la precariedad global y la necesidad de recuperar valores éticos y espirituales. Sin proclamas ni estridencias, las piezas reclaman silencio, introspección y una forma de atención que hoy parece en retirada. Una llamada, en palabras de la comisaria, a recuperar la inocencia perdida.

El propio título de la muestra encierra una clave conceptual. “El pico al aire” alude a una de las cualidades que Juan de la Cruz atribuía al pájaro solitario, figura alegórica del alma contemplativa: mantener el pico levantado como gesto activo, abierto a lo que está por venir. A esta referencia se suma la influencia de Goethe, en particular de su poemario Diván entre Oriente y Occidente, donde el autor alemán tendía puentes entre tradiciones culturales aparentemente opuestas. En ese cruce de miradas —mística, poética, ética— se sitúa el proyecto de Garcerá.
Nacido en Puerto de Sagunto en 1967, Javier Garcerá reside en Madrid desde hace más de veinticinco años. Llegó a la ciudad tras obtener una beca de la Casa de Velázquez, después de haber vivido en Roma, Milán y París. Su trayectoria se distingue por una coherencia estética sostenida y una profundidad poética que han consolidado una voz singular dentro del arte contemporáneo. A través de registros técnicos complejos, desarrollados a lo largo de una carrera extensa, su pintura alcanza una potencia visual contenida, reconocible, que busca el conocimiento y el entendimiento mediante discursos críticos vinculados a una poética de lo sublime sin renunciar a la serenidad de lo bello.

Su obra ha podido verse en numerosas exposiciones individuales y colectivas en España, Francia, Italia, Alemania, Suecia, Marruecos, Brasil, Estados Unidos, Argentina y Japón. Entre sus muestras institucionales más recientes figuran las del Museo Barjola de Gijón (2025), el CAB de Burgos (2023), el Palacio de los Condes de Gabia (2020) y el Hospital Real de Granada (2019), además del Centro del Carmen de Valencia (2018). En ARCO Madrid 2024, ABC Cultural le dedicó su stand.
La obra de Garcerá forma parte de relevantes colecciones públicas y privadas, entre ellas las del Senado, el Ministerio de Cultura, la UNED, el Museo de Arte Contemporáneo Unión Fenosa y el CAB de Burgos, así como las fundaciones Sorigué y Montemadrid, y las colecciones Enate y Studiolo. Su trayectoria ha sido reconocida con premios como el Premio del Senado de Pintura, el Premio Generaciones, el Premio ABC de Pintura y la Primera Medalla de la Exposición Internacional de Valdepeñas, además de becas concedidas por instituciones como la Academia Española en Roma, Yaddo Corporation (Nueva York), el Colegio de España en París, la Casa de Velázquez y la Fundación Pilar y Joan Miró.

Al frente del comisariado, Isabel Tejeda Martín (Madrid, 1967) aporta una trayectoria sólida y reconocida. Catedrática en la Facultad de Bellas Artes de la UMU, ha comisariado exposiciones en numerosos países y en instituciones de referencia como el MNCARS, el IVAM, el Jeu de Paume, la National Gallery of Scotland, el Musée Mohammed VI de Rabat, Tabacalera Madrid o el Centro Cultural Conde Duque, entre muchas otras. Su trabajo ha sido distinguido con premios como el Espais a la Crítica de Arte, el Premio Precrea Juana Francés, el Premio Cátedra Anetta Nicoli y el Premio a la trayectoria curatorial 2024 otorgado por MAV.
Con “El pico al aire”, CentroCentro propone algo más que una exposición: ofrece un tiempo suspendido, un espacio donde la pintura se convierte en refugio y en pregunta. En un presente dominado por la velocidad, la muestra invita a levantar el pico, mirar hacia arriba —y hacia dentro— y ensayar, aunque sea por un momento, otra forma de estar en el mundo.

Redacción
Fuente de esta noticia: https://urbanbeatcontenidos.es/javier-garcera/
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