
En un acto cargado de simbolismo y emoción, adolescentes y jóvenes que en el pasado estuvieron vinculados al conflicto armado celebraron la culminación de un proceso formativo que marca un antes y un después en sus vidas. La graduación del diplomado en Periodismo de Paz y Producción Audiovisual no solo representó la obtención de un certificado académico, sino la confirmación de que la educación, la palabra y la comunicación pueden convertirse en caminos reales de reconciliación, dignidad y futuro. Esta iniciativa fue posible gracias a una alianza entre la Universidad del Rosario y la Fundación Mi Historia, que apostaron por el talento y la capacidad transformadora de estos jóvenes.
A lo largo del diplomado, las y los participantes se sumergieron en el aprendizaje de herramientas periodísticas, narrativas y audiovisuales, con un enfoque centrado en la construcción de memoria y la promoción de una cultura de paz. En cada ejercicio, crónica y producción audiovisual, encontraron la posibilidad de narrarse a sí mismos desde otro lugar: no desde la violencia que marcó su pasado, sino desde la resiliencia, la reflexión crítica y el deseo de aportar a una sociedad más justa y dialogante. El proceso formativo se convirtió, así, en un espacio seguro para fortalecer sus voces y reafirmar su derecho a ser escuchados.
La experiencia académica trascendió lo técnico. Para muchos de los graduados, significó descubrir habilidades que desconocían, recuperar la confianza en sus capacidades y proyectarse hacia nuevas oportunidades personales, académicas y laborales. El periodismo de paz se consolidó como una herramienta para resignificar sus historias y contribuir, desde la comunicación, a la reconciliación y la convivencia en los territorios.
Durante la ceremonia, se destacó la importancia de reconocer estos logros y de seguir acompañando a los jóvenes en su proceso de reintegración social. En este contexto, se resaltó la entrega de herramientas tecnológicas que les permitirán continuar desarrollando sus competencias comunicativas y dar pasos firmes hacia su inserción en el mercado laboral, perfeccionando los conocimientos adquiridos y ampliando sus horizontes profesionales.
La graduación de este grupo de adolescentes y jóvenes es una muestra concreta de cómo la academia puede convertirse en un escenario de inclusión, transformación y esperanza. Más allá de los contenidos aprendidos, el diplomado dejó huellas profundas en su bienestar emocional y social, fortaleciendo el sentido de pertenencia y la convicción de que es posible construir un futuro distinto. Hoy, sus historias ya no están marcadas por el silencio, sino por la palabra consciente y comprometida de quienes decidieron cambiar el rumbo y aportar, desde el periodismo y la memoria, a la construcción de paz.
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