
En medio de la incertidumbre que rodea las negociaciones comerciales entre la Unión Europea (UE) y el Mercosur, el bloque sudamericano ha comenzado a atraer la atención de potencias globales como Japón, Canadá e India. Impulsadas por las políticas proteccionistas de Donald Trump, estas naciones han renovado su interés en establecer acuerdos comerciales con los países del Mercosur, buscando acceso a los vastos recursos naturales y al mercado consumidor de América del Sur.
A pesar de más de 25 años de negociaciones intermitentes, la UE sigue dividida frente al acuerdo con el Mercosur. Países como Francia e Italia, cuya resistencia está motivada principalmente por la protección de sus sectores agrícolas, han obstaculizado el avance del pacto. Esta demora ha generado frustración en los países sudamericanos y ha abierto la puerta a que otras potencias globales busquen estrechar lazos con el bloque.
El embajador japonés en Brasil, Yasushi Noguchi, comentó recientemente que Japón está «muy interesado» en los desarrollos del acuerdo UE-Mercosur, ya que las empresas japonesas compiten directamente con las europeas en varios sectores. Noguchi subrayó que Japón está decidido a profundizar sus relaciones comerciales con América del Sur, especialmente en un momento en que los retrasos europeos generan oportunidades para otros actores internacionales.
La UE y sus desafíos internos
La presidenta de la Comisión Europea canceló su participación en la reciente cumbre del Mercosur en Foz do Iguaçu debido a la falta de consenso dentro de la UE para aprobar el acuerdo. Las autoridades europeas ahora buscan ratificar el pacto a principios del próximo año, aunque enfrentan oposición interna significativa. La primera ministra italiana expresó su disposición a apoyar el acuerdo, pero pidió más tiempo para consolidar el respaldo interno necesario.
El acuerdo UE-Mercosur es visto como un paso estratégico tanto para Europa como para América del Sur. Para los países del Mercosur—Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay—representa una oportunidad para acceder a un mercado integrado de 780 millones de consumidores. Para la UE, es una forma de contrarrestar la creciente influencia de China en América Latina. Sin embargo, las preocupaciones sobre los posibles impactos en los agricultores europeos han ralentizado el proceso.
Nuevas oportunidades para el Mercosur
Ante las demoras europeas, el Mercosur ha intensificado sus esfuerzos por diversificar sus relaciones comerciales. Este año, el bloque firmó un acuerdo de libre comercio con la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA), compuesta por Suiza, Noruega, Islandia y Liechtenstein. Además, se espera que las negociaciones con Emiratos Árabes Unidos y Canadá concluyan en 2026.
India también ha mostrado interés en estrechar lazos con el Mercosur, mientras que Japón busca desarrollar una estructura comercial más sólida con el bloque. Por otro lado, se están iniciando conversaciones con Vietnam y El Salvador, lo que refuerza la estrategia del Mercosur de ampliar su red de socios comerciales.
El ministro de Relaciones Exteriores de Paraguay, Rubén Ramírez, destacó recientemente que aunque el Mercosur comprende los plazos internos de la UE, estos no son ilimitados. «Estamos dispuestos a avanzar», afirmó Ramírez, subrayando que el bloque sudamericano no puede quedarse esperando indefinidamente mientras busca nuevas oportunidades en un contexto global cambiante.
El impacto geopolítico del acuerdo UE-Mercosur
Aunque los beneficios económicos del acuerdo UE-Mercosur son modestos—un incremento estimado del 0.7% para los países sudamericanos y del 0.1% para Europa hasta 2040—su impacto geopolítico es significativo. Para Europa, representa una oportunidad para reforzar su presencia en una región donde China ha ganado terreno rápidamente en las últimas décadas.
Sin embargo, el retraso europeo podría costar caro si otras potencias logran asegurar acuerdos preferenciales con el Mercosur antes que la UE. Esto podría limitar las oportunidades europeas en sectores clave como los minerales esenciales y el comercio agrícola.
Un futuro incierto pero prometedor
El acuerdo UE-Mercosur sigue siendo un objetivo estratégico tanto para Europa como para América del Sur. Sin embargo, mientras las negociaciones se prolongan, el Mercosur ha demostrado su capacidad para adaptarse y buscar nuevas alianzas globales. Japón, Canadá e India ya están posicionándose como actores clave en este nuevo escenario comercial.
En un mundo donde las dinámicas comerciales están siendo redefinidas por factores geopolíticos y económicos, el Mercosur se encuentra en una posición única para capitalizar su potencial y construir un futuro más próspero para sus países miembros. La pregunta ahora es si la UE logrará superar sus divisiones internas a tiempo para no quedarse atrás en esta carrera por América del Sur.
