La vida en Gaza es un constante acto de resistencia y fe. En un contexto marcado por la incertidumbre, la inseguridad y la precariedad, la población gazatí enfrenta diariamente desafíos que van más allá de los devastadores bombardeos. A las pérdidas humanas y materiales se suman los desplazamientos forzados, la escasez de alimentos, la falta de agua potable y el bloqueo de la ayuda internacional, agravados por las acciones de Israel. Esta situación ha generado un impacto profundo no solo en el bienestar físico de sus habitantes, sino también en su salud mental.
El conflicto en Gaza no solo se traduce en destrucción física; también implica una deshumanización sistemática. Este proceso, que niega a las personas su condición humana, es una constante en los genocidios y actos de tortura a lo largo de la historia. En Gaza, esta dinámica ha dejado cicatrices profundas en el tejido social y en la psique colectiva de su población.
La Salud Mental en el Contexto del Conflicto
La exposición prolongada a la violencia y la inestabilidad ha debilitado la salud mental de los palestinos durante décadas. Antes del 7 de octubre de 2023, Gaza ya vivía bajo el peso de años de crisis sociopolítica, ciclos de violencia y privaciones económicas. La dificultad para acceder a recursos esenciales, como atención médica, ha exacerbado esta situación. El trauma intergeneracional, presente desde 1948, ha incrementado significativamente la vulnerabilidad de los palestinos a desarrollar trastornos psicológicos.
Estudios recientes revelan cifras alarmantes: en 2024, se identificaron altos índices de ansiedad severa (65%), depresión (72.7%) y trastorno de estrés postraumático (72.3%) entre los palestinos evaluados. Además, la probabilidad de padecer estrés en Gaza es doce veces mayor que en 2020, y la prevalencia de angustia psicológica ha aumentado del 19.5% en 2020 al 67.2% en 2025.
Estos datos reflejan el impacto devastador del conflicto en la salud mental de la población. La constante exposición a la violencia, junto con las condiciones precarias de vida, ha llevado a una ruptura en valores fundamentales como la creencia en la humanidad y el valor intrínseco de todas las vidas.
Sumud: La Resiliencia Palestina
En medio del caos y el sufrimiento, los palestinos han encontrado formas de resistir y mantener su dignidad. Una de estas formas es el concepto de *sumud*, un término árabe que significa «resistencia firme». Para muchos palestinos, *sumud* representa una fortaleza psicológica que les permite enfrentar la ocupación y las adversidades con resiliencia.
El apoyo comunitario juega un papel crucial en este proceso. En un entorno donde las estructuras sociales y económicas están profundamente afectadas, las relaciones interpersonales y el sentido de comunidad se convierten en pilares fundamentales para la supervivencia emocional. En particular, se ha observado que el apoyo social es un factor protector clave para los jóvenes palestinos, ayudándolos a mitigar los síntomas del trastorno de estrés postraumático.
Además, las prácticas religiosas y espirituales, junto con la solidaridad comunitaria, contribuyen al bienestar en medio de las crisis humanitarias. Al igual que el trauma puede transmitirse entre generaciones, también lo puede hacer la resiliencia. En Palestina, los esfuerzos por preservar la cultura y la identidad han dado lugar a procesos resilientes y al crecimiento postraumático.
La Resistencia como Fuente de Esperanza
A pesar del sufrimiento, algunos actos de resistencia han tenido efectos positivos en la salud mental de los gazatíes. Un ejemplo destacado es la «Gran Marcha del Retorno» en 2018, una serie de manifestaciones pacíficas organizadas a través de redes sociales. Estas movilizaciones reunieron a jóvenes y familias en un ambiente festivo con cánticos, actuaciones artísticas e incluso celebraciones como bodas.
Inicialmente, estas protestas generaron un aumento en la esperanza y fortalecieron el sentido de comunidad entre los participantes. Se observó una mejora en los estados emocionales y una mayor capacidad para enfrentar el trauma. Sin embargo, este momento de resiliencia fue interrumpido por actos violentos contra los manifestantes en marzo de 2019, lo que resultó en un número alarmante de heridos.
Un Futuro Incierto
La combinación de trauma y resiliencia ha moldeado profundamente la identidad palestina en Gaza. Sin embargo, las condiciones actuales hacen que sea difícil prever el impacto psicosocial y clínico a largo plazo para esta población. La presión psicológica y las carencias básicas continúan aumentando día tras día, dejando a los habitantes de Gaza al borde del colapso.
En este contexto tan complejo, resulta fundamental destacar el papel crucial del apoyo comunitario y las estrategias resilientes para enfrentar las adversidades. Si bien el camino hacia una solución justa y duradera parece lejano, la capacidad del pueblo palestino para resistir y mantener su dignidad sigue siendo un testimonio poderoso del espíritu humano frente a las peores adversidades.
En última instancia, mientras continúe el sufrimiento en Gaza, será esencial seguir visibilizando esta crisis humanitaria global y abogar por soluciones que respeten los derechos humanos y promuevan la paz duradera. La resiliencia puede ser una herramienta poderosa para sobrellevar el dolor, pero no debe ser nunca una justificación para perpetuar el sufrimiento.
