En el complejo escenario de la medicina regenerativa, pocos desafíos son tan apremiantes como el deterioro de nuestras defensas naturales. Sin embargo, un estudio revolucionario, liderado por el hematólogo y oncólogo alemán, Mirco Friedrich, del Centro Alemán de Investigación del Cáncer en Heidelberg, los intentos previos de revertir este proceso mediante fármacos o terapias hormonales habían resultado infructuosos. publicado recientemente en la revista Nature ha marcado un hito que podría cambiar las reglas del juego en el tratamiento de enfermedades asociadas a la edad. Un equipo de científicos ha logrado, mediante una terapia de ARN mensajero (ARNm), «devolver el reloj» de las células inmunitarias en ratones ancianos, restaurando su capacidad para combatir patógenos y responder a tratamientos complejos.
El ocaso del sistema inmunitario: ¿por qué envejecemos?
Con el paso de los años, nuestro sistema inmunitario sufre un proceso de degradación inevitable. El corazón de este problema reside en las células T, los «soldados de élite» de nuestro cuerpo encargados de coordinar las respuestas de defensa y aniquilar directamente a las células infectadas o tumorales. A medida que envejecemos, estas células no solo disminuyen en número, sino que las que permanecen pierden su eficacia y «memoria» operativa.
La raíz de este declive se encuentra en el timo, una glándula situada en el pecho donde las células T, que nacen en la médula ósea, deben viajar para madurar y aprender su función más crítica: distinguir entre los invasores externos y las células sanas del propio organismo. Lamentablemente, el timo es uno de los órganos que primero sucumbe al tiempo; se encoge y es reemplazado progresivamente por tejido graso. Según explica Mirco Friedrich, hematólogo y oncólogo del Centro Alemán de Investigación del Cáncer en Heidelberg y autor principal del estudio, los intentos previos de revertir este proceso mediante fármacos o terapias hormonales habían resultado infructuosos.
Un cambio de estrategia: el hígado como centro logístico
Ante la imposibilidad de reparar un timo ya degradado, el equipo de Friedrich decidió cambiar el enfoque de manera ingeniosa. En lugar de intentar reconstruir la «fábrica» (el timo), decidieron intervenir directamente sobre los «soldados» (las células T) que ya se encuentran patrullando el cuerpo.
Dado que la gran mayoría de las células T circulan por la sangre, los investigadores utilizaron el hígado como puerto de entrega para su terapia experimental. La razón es puramente logística: el hígado es el órgano que recibe la totalidad del volumen sanguíneo del cuerpo, lo que lo convierte en el punto de interceptación perfecto para distribuir un tratamiento a escala sistémica.
Para diseñar esta intervención, los científicos realizaron primero un exhaustivo mapeo genético, catalogando los cambios en la actividad de los genes y las señales moleculares de las células T en ratones desde su nacimiento hasta que alcanzaron una edad avanzada y frágil (unos 20 meses). A partir de este análisis, identificaron tres proteínas clave que actúan como los principales motores del envejecimiento celular.
La receta de la juventud: un cóctel de ARNm
La terapia desarrollada consiste en un cóctel de tres tipos de ARNm que codifican estas proteínas esenciales, encapsulados en minúsculas nanopartículas de grasa diseñadas específicamente para acumularse en el hígado. Los experimentos se llevaron a cabo en ratones de 16 meses de edad, lo que en términos humanos equivaldría a una persona de entre 50 y 60 años.
Los ratones recibieron este tratamiento dos veces por semana, y los resultados fueron sorprendentes en comparación con el grupo de control que no recibió la terapia:
- Aumento de la producción celular. Los ratones tratados generaron una cantidad significativamente mayor de células T.
- Eficacia vacunal. Las defensas de los animales ancianos respondieron a las vacunas con una energía propia de ejemplares jóvenes.
- Combate al cáncer. El tratamiento mejoró drásticamente la eficacia de las terapias que estimulan al sistema inmunitario para atacar tumores.
Sin embargo, los investigadores notaron una particularidad: la mayoría de estos efectos beneficiosos comenzaban a desvanecerse en cuanto se interrumpían las inyecciones, lo que indica que, por ahora, el sistema requiere un estímulo constante para mantener su vigor renovado.
Implicaciones para la salud humana y el futuro
La relevancia de este estudio va mucho más allá de la simple lucha contra infecciones. María Mittelbrunn, inmunóloga del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en Madrid, subraya que las células T son de los tipos celulares que más drásticamente cambian con la edad. El deterioro de estas células no solo nos hace vulnerables a virus, sino que está directamente vinculado a la inflamación crónica, un estado conocido como «inflammaging» que está detrás de enfermedades cardiovasculares y otras patologías crónicas del envejecimiento.
Aunque Friedrich advierte que todavía son necesarios muchos más estudios antes de que esta tecnología pueda probarse en humanos, destaca que las tres proteínas objetivo tienen funciones muy similares en nuestra especie. Por su parte, Michelle Linterman, del Instituto Malaghan de Investigación Médica, celebra este hallazgo como una prueba de que el envejecimiento inmunitario no es un proceso inalterable, sino algo que podemos modificar activamente para garantizar una vejez más saludable.
Este avance en la revista Nature nos permite soñar con un futuro donde las vacunas anuales y los tratamientos oncológicos sean igual de efectivos para un abuelo que para un adolescente, transformando radicalmente nuestra comprensión de la longevidad.
Marcos Yebra Fernández
Fuente de esta noticia: https://gacetamedica.com/investigacion/inmunidad-eterna-innovadora-terapia-arnm-logra-revertir-envejecimiento-celular/
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