

La **consciencia** nos permite saber quiénes somos, imaginar y adaptarnos. Es el mayor logro -y en parte el mayor enigma- del cerebro humano. En una era dominada por la **inteligencia artificial (IA)**, el neurocientífico Ignacio Morgado reflexiona sobre la posibilidad de que una máquina pueda experimentar lo que sentimos los seres humanos, o si esto es, precisamente, lo que nos protegerá de ser reemplazados.
La RAE define la consciencia como aquel «conocimiento inmediato o espontáneo que el sujeto tiene de sí mismo, de sus actos y reflexiones». Todos la poseemos, y se cree que comienza a desarrollarse desde que somos embriones, con el desarrollo de nuestra corteza prefrontal.
Estamos inmersos en una auténtica revolución de la Inteligencia Artificial, cada vez más presente en nuestra vida diaria, y cuyo límite es desconocido. ¿Podría una máquina desarrollar consciencia similar a la humana gracias a estos avances? Este es uno de los temas que trata en su último libro el neurocientífico Ignacio Morgado, titulado ‘El espejo de la imaginación’ (Ariel), y por el que conversamos con él.
UNA CÁRCEL DE LA QUE NO PODEMOS SALIR
Este experto subraya que la consciencia es «un estado de la mente», y «lo que nos define como seres humanos». Destaca que es uno de los principales aspectos que nos diferencia de los robots: «Nuestra vida sería muy diferente si no pudiéramos darnos cuenta de lo que nos ocurre. Un robot, de manera inconsciente y programada, opera en su rutina diaria. La consciencia nos permite saber quiénes somos y dónde estamos; es lo que da sentido a nuestra vida. Somos seres con una sensación de existencia que un ser inconsciente no posee».
En su libro, este catedrático emérito de Psicobiología menciona que la consciencia «es lo más familiar que tenemos, con lo que nos identificamos», pero también advierte que «siempre puede convertirse en una cárcel de la que no podemos escapar, aunque lo intentemos».
¿Por qué? Según explica, más allá de lo que podemos conocer desde nuestra consciencia, ignoramos si hay algo más al que no tenemos acceso. «Nuestro mundo está poblado sobre todo por la imaginación, y sin esta capacidad imaginativa seríamos como un vegetal, que nace, vive y muere sin notar que ha pasado por este mundo», añade Morgado.
NO SE SABE CÓMO EL CEREBRO HACE POSIBLE LA CONSCIENCIA
La consciencia depende de nuestro cerebro, «pero actualmente no sabemos cómo lo logra». «Se establece en la fase materna, probablemente al desarrollarse la corteza cerebral. Es probable que un feto tenga un nivel significativo de consciencia, que aumenta durante su desarrollo. Es fundamentalmente un proceso de la corteza cerebral, que es la parte del cerebro más avanzada. Por lo tanto, la consciencia es característica de aquellas especies animales que han comenzado a desarrollar esta zona«, explica también Morgado, miembro de la Academia de Psicología de España.
La consciencia facilita que nuestro cerebro funcione eficazmente en sus competencias adaptativas, ayudándonos a cometer menos errores en nuestra vida diaria, especialmente ante lo inesperado: «Sin consciencia, podríamos llevar a cabo muchas acciones, pero cometeríamos más errores, sobre todo si los cambios conductuales que enfrentamos no están previstos. La consciencia nos permite adaptarnos a situaciones nuevas. Un ser inconsciente no puede anticipar todas las circunstancias», advierte Morgado.
LA DIFERENCIA: LA CAPACIDAD DE AFRONTAR LOS IMPREVISTOS
Por eso, insiste en que la consciencia es «un artilugio del cerebro humano que busca soluciones en situaciones nuevas», lo que nos permite adaptarnos a imprevistos. Aunque las máquinas de IA pueden tener una previsión de millones de situaciones, no abarcan todas. «La consciencia nos permite encontrar soluciones incluso ante situaciones imprevistas», subraya.
Le preguntamos si alguna vez la IA podrá tener ese mecanismo de ‘ser consciente’, capaz de adaptarse a situaciones nuevas e imprevistas. Este catedrático emérito de Psicobiología indica que se trataría de una cuestión que podría resolverse si comprendemos cómo el cerebro permite la consciencia humana.
«Según la teoría de la Integración de la Información, la consciencia surge espontáneamente de un sistema de gran complejidad. Por lo tanto, si los ingenieros de IA desarrollaran un sistema artificial que igualara el grado de complejidad del cerebro humano, esa máquina sería automáticamente consciente y emergería la consciencia como un proceso espontáneo. Aún no sabemos cómo se logra eso en los humanos, ni cuál es su naturaleza íntima», enfatiza el neurocientífico.
Si una máquina del futuro llegara a ser consciente, podría experimentar un sentido de ‘yo’ como lo hacemos las personas. «¿Sería esa inteligencia artificial capaz de desarrollar un sentido de agencia, capaz de afectar su entorno? ¿Podríamos controlarla, o tendría voluntad propia?» «Por el momento, todo esto es Ciencia ficción que surge del desarrollo de la IA, y no sabemos hasta dónde puede llegar, por lo que debemos estar preparados desde una perspectiva moral o legal», concluye Ignacio Morgado.
Monica García Velazquez
Fuente de esta noticia: https://dgratisdigital.com/puede-la-inteligencia-artificial-experimentar-emociones-humanas/
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