
Imagen Web
Colombia está a punto de vivir un hecho histórico que marcará un antes y un después en su política educativa y cultural. El próximo martes 2 de diciembre, el Gobierno del presidente Gustavo Petro, en compañía de la ministra de las Culturas, las Artes y los Saberes, Yannai Kadamani, sancionará la Ley Artes al Aula, una norma que reconoce la educación artística como un derecho cultural y la convierte en herramienta fundamental para la convivencia, el desarrollo humano y la construcción de paz.
Por primera vez, el Estado colombiano transforma en mandato legal aquello que han demostrado durante años maestras, artistas y comunidades: que el arte no es un complemento escolar, sino un lenguaje que permite comprender la realidad, tramitar el conflicto y tejer esperanza. Esta ley dignifica el compromiso de quienes, desde aulas y territorios, han impulsado procesos artísticos sin recursos, y reconoce el liderazgo de jóvenes que han encontrado en la música, la danza, el teatro, las artes visuales o la literatura caminos para reinventarse, sanar y construir futuro. La ministra Yannai Kadamani ha destacado que “donde llegan las artes, llega la paz”, y esta ley convierte esa convicción en política pública.
La Ley Artes al Aula establece que las artes y las culturas deberán incorporarse de forma obligatoria y transversal en todos los procesos pedagógicos del sistema educativo colombiano. Ya no estarán relegadas como materias marginales, sino que serán herramientas centrales para fortalecer las competencias ciudadanas, la sensibilidad social, el pensamiento creativo, la identidad cultural y el sentido de pertenencia. Con esta transformación, la escuela se reafirma como el primer territorio de convivencia, reconocimiento de la diversidad y construcción de ciudadanía.
La norma, liderada por el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes y el Ministerio de Educación Nacional, se integra plenamente al Sistema Nacional de Educación Artística y Cultural para la Convivencia y la Paz -SINEFAC. También autoriza el diseño de planes educativos para la formación de docentes en pedagogías artísticas, con prioridad para instituciones en zonas rurales, periféricas y aquellas donde existen profundas brechas en acceso y calidad educativa. La ley propone, además, expandir el aprendizaje más allá de las aulas tradicionales, articulando los ecosistemas culturales locales: bibliotecas, casas de la cultura, teatros, centros comunitarios, organizaciones culturales y espacios públicos que reflejan la riqueza y diversidad del país.
Sus beneficios son claros y contundentes. Incorporar el arte a la educación impulsa el desarrollo cognitivo, la creatividad y el pensamiento crítico. Promueve el trabajo en equipo, la empatía, la cooperación y la inclusión. Mejora la expresión personal, fortalece la autoestima y afianza la identidad cultural. Numerosas experiencias y estudios demuestran que el acceso a las artes tiene efectos positivos en el rendimiento académico, reduce la deserción escolar y contribuye a cerrar brechas entre zonas urbanas y rurales.
La Ley Artes al Aula consolida el espíritu del programa presidencial Artes para la Paz y representa una apuesta decidida por un país que entiende la cultura no solo como patrimonio, sino como lenguaje, derecho y herramienta pública para transformar vidas. La ministra Yannai Kadamani ha señalado que esta norma “no solo abre puertas en las escuelas, abre horizontes en la vida de niñas, niños y jóvenes que merecen imaginar, crear y soñar”.
Colombia inaugura así una nueva era en la que la educación artística deja de ser un programa temporal y se convierte en ley. Una ley que une territorios, memorias y saberes, y que reconoce que donde hay arte, hay futuro. El próximo martes, con la sanción oficial de esta norma, el país reafirma una convicción profunda: que la paz también se aprende, se ensaya y se canta
carloscastaneda@prensamercosur.org
