

La escena ocurrió en la costa de East Honolulu: un hombre levantando una tortuga marina verde, sosteniéndola con fuerza y golpeando su caparazón antes de dejarla caer en la arena. Para muchos habitantes de Hawái, este acto fue un recordatorio doloroso de que un paraíso en peligro puede verse afectado en segundos cuando alguien ignora reglas básicas diseñadas para proteger su ecosistema. La tortuga marina, una especie que ha sobrevivido millones de años, quedó expuesta a un daño innecesario por una decisión irresponsable.
La tortuga marina y el límite que muchos siguen sin respetar
Las tortugas verdes hawaianas (conocidas como honu) están protegidas tanto por la Ley Estatal de Hawái como por la Ley Federal de Especies en Peligro de Extinción. Su recuperación ha sido lenta y frágil: todavía se consideran una especie “amenazada”, y por eso la norma es clara: no se debe acercar a menos de tres metros.
En este caso, no solo se rompió esa distancia. El hombre tomó al animal, lo sostuvo por las aletas y lo manipuló como si fuera un objeto. Acciones así pueden estresar gravemente a la especie, provocar lesiones o alterar comportamientos esenciales como la alimentación o el descanso. Para un organismo marino que depende de ciclos delicados, una interacción agresiva representa un riesgo real.
@itsbleuworld PSA: My pawrent took me to the beach today and we saw people touching a sea turtle. Please remember DO NOT touch sea turtles in Hawai‘i, regardless of their condition, alive or dead. They are protected animals. You must stay at least 10 feet away from them and avoid taking close-up photos or interacting with them in any way. This is not okay. #fyp #seaturtle #awareness #hawaii #dontdothis ♬ Funny Song – Sounds Reel & Funny Song Studio & Thomas Hewitt Jones
Las leyes existen por algo: proteger a una especie antigua y vulnerable
El jefe de la División de Conservación y Control de Recursos del DLNR, Jason Redulla, fue directo: cualquier persona que haga esto enfrenta delito menor, hasta un año de cárcel y multas que inician en 250 dólares. No son sanciones simbólicas; buscan evitar que animales ancestrales sean tratados sin respeto.

La defensora marina Melina Clark expresó que ver la escena fue “repugnante” y “preocupante”. Y no exagera. Las tortugas verdes han sobrevivido eras completas, desde los tiempos en que la Tierra era un lugar completamente distinto. Hoy, entre amenazas como el desarrollo costero, el plástico y el tráfico marítimo, cada agresión suma a un panorama que ya es complejo.
Cuando un gesto mínimo rompe el equilibrio del océano
Algunas personas piensan que un momento así es inocente, pero los expertos lo explican con claridad: no lo es. Las tortugas verdes tienen picos fuertes, reflejos lentos y un sistema nervioso altamente sensible al estrés humano. Manipularlas puede generarles traumas físicos, interrumpir ciclos migratorios o incluso afectar su reproducción.

Además, Hawái vive un equilibrio delicado entre conservación y turismo. Esa convivencia solo funciona cuando se respetan las reglas. Un acto agresivo hacia la fauna, por pequeño que parezca, envía un mensaje dañino que normaliza comportamientos peligrosos en uno de los ecosistemas más frágiles del planeta.
Un paraíso en peligro que necesita respeto más que admiración
Hawái es un lugar donde la vida marina tiene un significado profundo. Las honu son parte de la identidad cultural, espiritual y natural del archipiélago. Han viajado miles de kilómetros por generaciones, han sobrevivido a cambios climáticos extremos y siguen regresando a las mismas playas donde nacieron.

Por eso duele verlas tratadas sin cuidado. No porque sean “curiosas” o “fotogénicas”, sino porque son testigos vivientes de la historia del océano. Y cuando un ser humano irrumpe en su espacio con brusquedad, ese vínculo entre naturaleza y memoria se rompe, aunque sea por un instante.

La agresión a esta tortuga marina no es un caso aislado; es un recordatorio. Habla de la responsabilidad que recae en cada persona que pisa un ecosistema frágil. Y también de lo fácil que es poner en peligro a una especie que necesita cada año, cada huevo y cada minuto para recuperarse. Tal vez lo más importante que deja este incidente es una pregunta sencilla: si cada individuo cuidara más estos espacios, cuánto más podrían durar las especies que los habitan?
Carolina Gutiérrez Argüelles
Fuente de esta noticia: https://ecoosfera.com/medio-ambiente/natura/turista-juega-tortuga-hawai/
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