

El premio Nobel de La Paz fue concedido en 2025 a la golpista venezolana María Corina Machado.
Desde hace muchos años esta señora ha buscado derrocar al gobierno bolivariano, ha organizado manifestaciones y asonadas, ha desplegado una febril actividad para desacreditarlo ante el mundo, ha pedido el endurecimiento de las sanciones y el bloqueo a Venezuela y la intervención armada de militares estadounidenses e incluso israelíes para deponer al gobierno, ha desacreditado el sistema electoral de su país porque, según ella, ha sido manejado fraudulentamente y se han “robado” las elecciones.
A la felicidad que, sin duda, debe dibujarse en su rostro por la proximidad de naves gringas armadas hasta los dientes, provistas de armas nucleares y varios millares de “marines”, hoy se suma el hecho de ser receptora del, cada vez más cuestionado y siempre político, premio Nóbel de La Paz.
Después de María Corina Machado hacen cola las colombianas Vicky Dávila y Mafe Cabal, el condenado Álvaro Uribe, el genocida Netanyahu y el caprichoso Donald Trump; no es necesario que los postulen.
En efecto, para un jurado que premió al asesino Kissinger y al belicista Obama, nada mejor que personas que han demostrado su lealtad a los postulados fascistas, fieles a los designios del imperio y proclives a romper el orden democrático de sus países objeto, solicitando bloqueos económicos y hasta la esterilizante y destructiva intervención de los marines a fin de que les faciliten el acceso al poder sobre las ruinas de esas naciones.
La Paz que premian es La Paz del imperio, la que se consigue renunciando a la autonomía y dignidad de un país, salvo algunas brillantes excepciones. Es claramente un premio desvalorizado, desacreditado y político.
Los tales “valores occidentales” se cifran en la permanente manipulación mediática, el ocultamiento de la verdad, la confusión dolosa entre información y opinión, la intervención soterrada y conspicua para deponer gobiernos no afines con los intereses del imperio, la intervención grosera en las elecciones y la represión de todo disentimiento.
Al igual que hicieron en el Este de Europa, donde a sangre y fuego y usando pingües recurso subvirtieron y quisieron tumbar gobiernos democráticamente elegidos (véase Georgia, Serbia o Eslovaquia – Recordemos que en Eslovaquia intentaron matar al premier FICO por no apoyar las sanciones contra Rusia y el giro de enormes recursos para sostener la defensa de Ucrania), o bien bloqueándole el paso a dirigentes que disentían del discurso otanista y rusófobo como lo hicieron en Moldavia y Rumania, en Ucrania la CIA y otras agencias similares, expertas en la defensa de los “valores occidentales”, tuvieron mucho que ver en la financiación y organización del Maidan que llevó al derrocamiento del gobierno “prorruso” y a la ascensión al poder de Zelensky, culpado por cada vez más ucranianos y, en general, europeos, de corrupción, la onerosa guerra contra Rusia que les ha costado cerca de dos millones de víctimas entre la población de varones jóvenes, la pérdida de cerca de una quinta parte del territorio del país y la devastación de su industria, su agricultura y, en consecuencia, de su economía.
Baste con recordar la implicación de dirigentes como Kissinger y Obama en la intervención de gobiernos no afines y en la preparación de golpes que dejaron países otrora poderosos en ruinas, con su población desmoralizada y dispersa, su economía devastada, sus recursos expoliados y expropiados a favor del imperio.
Lo único bueno de esa decisión es que, por ahora, no han premiado al obtuso Donald Trump que tiene al comercio internacional hecho un caos con sus decisiones volubles y antitécnicas, ha emprendido una ordalía racista y xenófoba en los EEUU y ha violado cuanta norma obstaculiza sus designios.
Sin embargo, si el congreso y el pueblo estadounidense no lo destituyen por sus permanentes violaciones al orden constitucional, quizás, si no logra provocar una tercera guerra mundial que nos extinga, podría ser receptor de ese premio en un futuro cercano.
Por ahora tendrá que conformarse con el consuelo de su horda y sus jueguitos de guerra…
Por CARLOS FAJARDO
Para PRENSA MERCOSUR
Octubre 10 de 2025
