
No hay duda de que la bechamel para croquetas es el alma de este aperitivo tan nuestro. Esa textura cremosa por dentro, que contrasta con el rebozado crujiente, no es cuestión de suerte: es una cuestión de técnica, paciencia y un par de trucos que, una vez los dominas, no fallan jamás. Porque no es lo mismo preparar una bechamel para lasaña o canelones, que una bechamel para croquetas.
Si crees que para hacer unas buenas croquetas caseras vale cualquier bechamel, pues te tengo que decir que no es así. La salsa bechamel para croquetas tiene su ciencia, no debe quedar líquida ni demasiado espesa, tiene que ser cremosa, con cuerpo… cuando llegas a ese punto perfecto, lo sabes.
Con lo que te vengo diciendo estarás pensando que hay que ser un chef para conseguirlo, pero te prometo que con esta receta y un poco de mimo, puedes preparar una bechamel suave, sin grumos y con ese sabor casero que da gusto. Enseguida te cuento cómo hacerlo paso a paso, con mis trucos para que te quede perfecta y lista para cualquier relleno que se te ocurra. Y es que no hay nada como unas croquetas con una bechamel bien hecha para ganarse a cualquiera en casa.
Receta de bechamel para croquetas
Ingredientes
- 1 litro de leche entera
- 100 g de mantequilla
- 100 g de harina de trigo
- Sal al gusto
- Nuez moscada (una pizca)
- Pimienta blanca (opcional)
- Un chorrito de aceite de oliva virgen extra
Cómo hacer salsa bechamel para croquetas
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Primero, pon a calentar el litro de leche en un cazo a fuego medio, sin que llegue a hervir, y reserva. - Mientras se calienta, en otro cazo pon 100 g de mantequilla y un chorrito de aceite de oliva. Deja que la mantequilla se funda lentamente, removiendo de vez en cuando para que no se queme.
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Una vez derretida, añade 100 g de harina de trigo de golpe y mezcla bien con una cuchara de madera, cocinando la mezcla durante un par de minutos para eliminar el sabor a crudo de la harina. -

A continuación, incorpora la leche caliente poco a poco, removiendo constantemente para que no se formen grumos. Es importante añadir la leche en varias tandas y sin prisas; verás cómo la mezcla va tomando cuerpo poco a poco. -

Añade una pizca de sal, un toque de nuez moscada y, si quieres, un poco de pimienta blanca. Mantén el fuego medio-bajo y sigue removiendo hasta que la bechamel para croquetas tenga la textura cremosa y consistente que necesitas: ni líquida, ni demasiado espesa, con un cuerpo que permita rellenar las croquetas sin que se deshaga. -

Cuando la bechamel haya espesado y esté suave, retírala del fuego. -

Mézclala con el relleno que hayas escogido. -

Para acelerar el enfriado y que no se forme costra, pásala a un recipiente ancho y cúbrela con film transparente tocando la superficie. Déjala enfriar primero a temperatura ambiente por aproximadament una hora, y luego en la nevera unas 2 horas.
Cómo hacer bechamel para croquetas cremosa y sin grumos

- Remueve constantemente mientras cocinas: Para que la bechamel para croquetas quede suave y sin grumos, es fundamental no dejar de moverla. Así evitas que se pegue al fondo del cazo y obtienes una textura homogénea, cremosa y lista para cualquier relleno.
- Añade la leche poco a poco: No conviene verter toda la leche de golpe. Lo mejor es incorporarla en varias tandas, mezclando bien cada vez, hasta conseguir la densidad adecuada. Esto ayuda a que la mezcla no se corte y tenga cuerpo suficiente para formar las croquetas.
- Usa leche templada o caliente: La leche fría puede hacer que la bechamel se corte o que te cueste más ligar la mezcla. Mantenerla caliente facilita que la harina se integre correctamente y que el resultado sea cremoso desde el primer momento.
- Controla la textura antes de rellenar: La bechamel debe estar firme pero cremosa; ni líquida ni demasiado dura.
- Añade nuez moscada con moderación: Un toque de nuez moscada aporta aroma y sabor sin dominar el plato. Combina muy bien con cualquier relleno y ayuda a que la salsa bechamel para croquetas tenga ese toque casero tradicional que todos reconocemos.
- Conservación y congelación: La bechamel se puede guardar en la nevera en un recipiente hermético hasta 2-3 días. Para evitar que se forme costra, cubre la superficie con film transparente tocando la salsa. También puedes congelarla, mejor en porciones individuales, y descongelarla lentamente en la nevera antes de usarla; tras recalentarla, remueve bien para recuperar la textura.
Recetas de croquetas con la bechamel perfecta
La bechamel para croquetas es la base perfecta para todo tipo de rellenos, así que lo divertido es adaptarla según lo que más te guste o tengas en casa. Puedes optar por clásicos como las croquetas de jamón, de pollo, bacalao, de setas, o de atún, que nunca fallan, y combinarlos con un poco de cebolla pochada o un toque de queso para dar más sabor.
Si quieres algo diferente, también puedes probar versiones más creativas: espinacas con piñones, queso azul con nueces o incluso mezclas de marisco. Lo importante es que la bechamel esté en su punto, cremosa y con cuerpo, para que al freír las croquetas mantengan su forma sin perder el relleno.
Al final, con una bechamel para croquetas bien hecha siempre triunfas.. Con esta base cremosa y consistente, puedes jugar con los rellenos que más te gusten y tener la seguridad de que tus croquetas se mantendrán jugosas por dentro y crujientes por fuera. La clave está en cuidar la textura de la bechamel y respetar los tiempos de enfriado antes de formar las croquetas; así te aseguras un resultado impecable cada vez.
Disfruta preparándolas y sorprende a los tuyos con unas croquetas caseras que saben a tradición y a gloria.
Pequerecetas
Fuente de esta noticia: https://www.pequerecetas.com/escuela-de-cocina/bechamel-para-croquetas/
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