

Donald Trump, “El emperadorcito”, estaría próximo a “decidir” cuándo, cómo y dónde ingresará a sangre y fuego y desatará su ira santa sobre estas tierras díscolas.
La “Pax Yankee” se cierne como espada de Damocles sobre las cabezas de campesinos y raspachines, mientras los poderosos narcotraficantes observan desde sus amplias oficinas en NY, Miami, Dubái y definen con total impunidad a dónde trasladar el eje de sus negocios ilícitos, bien sea en Colombia, Bolivia, Ecuador Perú o vaya uno a saber hasta dónde extienden sus conspicuas redes.
Entre tanto, sus politiqueros de siempre, reducidos hoy por cuenta de la democracia y once millones y medio de votos a simples cabildante, se mantienen activos entre Bogotá y Washington realizando sus oscuras gestiones ante “dignísimos” miembros de la élite republicana, los cortesanos del emperadorcito que se sienten dueños de todo en este mundo.
El objetivo es, en últimas, recuperar el timón y gobernar estas tierras para bien de la “libertad” y de la “democracia”, los “principios occidentales” y todas esas paparruchas que la prensa cautiva de sus intereses pregona haciendo eco de la propaganda de sus politiqueros falderos. Toda la narrativa que los apátridas embaucadores llevaron a oídos de los cortesanos del emperadorcito fue la que, al final, llevó no sólo a que el país fuera descertificado, sino a que nuestro gran presidente, el heroico y patriota GUSTAVO PETRO URREGO, fuera incluido sin prueba alguna de su implicación en negocios ilícitos en la infamante “Lista Clinton”, un listado que, por el nombre que lleva, haría pensar que reúne a personajes que se aprovechan de su poder para seducir practicantes, pero que, con esa doble moral que caracteriza a la Babilonia, señala a quienes no se someten a sus fracasadas políticas de lucha contra el tráfico de drogas ilícitas, como si el problema fundamental fuera el tráfico y no el consumo que es el origen y justificación de toda la ecuación donde, a cambio de un puñado de dólares, nuestro país pone centenares de miles de víctimas.
No importa a quién se lleven por delante: ¿Quién los manda a oponerse a los designios de la gran Babilonia donde se decide de un plumazo el destino del mundo y la salud, extensión y localización de los “negocios”, se “blanquean” fondos, se hacen importantes inversiones, se aporta a las campañas de los útiles halcones tanto de aquí como de allá, se maneja la nómina de los cabildantes, se detectan y bloquean los esfuerzos de algunos ilusos que creen que pueden ir por ahí haciendo denuncias y se decide quien vive y quien desaparece, a quien se enaltece y a quien se desacredita, todo por el negocio?
Y uno lo escucha (Al señor Trump y a sus cortesanos) pontificar acerca del “Trío del Narco”, según el cual Colombia produce el Alcaloide blanco, Venezuela lo traslada y Méjico lo distribuye. Vaya sorpresa, olvidaron convenientemente a Ecuador, el verdadero centro de distribución de la droga, país hoy gobernado por un sujeto de derecha, nacido en las EE.UU.
Y a esa conveniente ecuación le falta el componente más importante, sin el cual todos los demás no tendrían sustento: EEUU consume la droga, blanquea las pingües ganancias y saca el mayor provecho de los recursos provenientes del negocio ilícito de los alcaloides: La parte aséptica y sofisticada del negocio se lleva a cabo en territorio de la gran Babilonia, mientras que en nuestros países el suelo se tiñe de sangre y sufrimos el dominio de los cipayos apátridas que cuidan y administran los cultivos, ocultan los alijos y contratan idiotas útiles para que los lleven a la frontera de Babilonia.
Pero además olvida el emperador Trump, muy convenientemente, reconocer que aquí en Colombia hay quienes día a día exponen el cuero para combatir las redes del narcotráfico coordinadas por los mismos cipayos que suelen visitar las tierras de la conspicua Babilonia para rendir cuentas de la salud del negocio, esclarecer las causas de las “dificultades” y tomar medidas en contra de esos estúpidos que no entienden que hay que hacer del negocio lo más grande y más importante en la existencia de estas banana republiquetas.
Entre tanto Laura Richardson, quién fuera jefa del Comando Sur del Ejército de EEUU, se explaya hablando de las riquezas de nuestro suelo y lo hace como si tuviera algún derecho sobre esos recursos, ya saben, ella habla a nombre de la «democracia» y la «libertad»: «La región de América del Sur es rica en recursos y tierras raras, tienes el triángulo del litio en Argentina, Bolivia y Chile, tienes los recursos de Venezuela con petróleo, cobre, oro… Tenemos el 31% del agua dulce en esta región. Tenemos mucho que hacer«.
Hablan de nuestro territorio como si para ellos no hubiera fronteras, ni soberanía, como si se tratara de baldíos en espera de su reconquista, tierras bárbaras perfectamente disponibles para el imperio. lo cierto es, tristemente, que nuestras venas siguen abiertas, los cipayos medran y se hacen pasar por defensores del bien, portaestandartes de la justicia, adalides de la libertad y cultores de la democracia.
La prensa de ellos es la prensa libre, su opinión es información objetiva e irrefutable, quienes nos oponemos al despojo y sus imperiales designios somos bárbaros, Barrabases, por tanto, debemos ser excluidos, diezmados, neutralizados, descertificados, no merecemos estar en la lista Epstein, debemos ser reprimidos, castigados, desprestigiados y tirados a la basura de la lista Clinton.
Como si fuera poco se siguen tiñendo las aguas territoriales de nuestra América de sangre de, vaya uno a saber si pescadores o calanchines del narcotráfico: Siguen los asesinatos del imperio en los mares, la única prueba que muestran de sus dichos son justamente los videos de la destrucción con misiles de lanchas presuntamente cargadas de droga. Lo que está claro es que la pena por navegar por estas aguas es la muerte, no hay presunción de inocencia, no hay debido proceso, sólo una ejecución sumaria.
Si cae algún pescador de malas, al fin de cuentas los tales derechos humanos son exclusivamente para humanos y los humanos viven en Washington, Miami, Londres, Dubái y otras capitales, rodeados de lujos, tragos finos y damas inteligentes y bellas como Melania Trump y la tal reinita de belleza de Antioquia., la misma que “graciosamente” hace unos días publicaba un video donde preguntaba a su interlocutor coquetamente a cuál de los candidatos de la izquierda, Iván Cepeda o Daniel Quintero, acribillaría a balazos. De seguro el chiste de la “Reinita” debió causar hilaridad en las oficinas de la junta del narcotráfico, pues es sabido que al igual que las fiestecitas de la isla Epstein, los reinados de belleza son la agencia matrimonial de los traquetos y ricachonas inescrupulosos en búsqueda de mujeres adorno.
Finalmente, una pregunta que considero necesario hacer frente a la sangre fría con la que el señor Trump ha emprendido su cruzada asesina contra lancheros en nuestro mar territorial: ¿Cuándo empezará el infame Trump a dispararle a los adictos en su país??
POR CARLOS FAJARDO
PARA PRENSA MERCOSUR
