

TRUMP- EL TEMIBLE FILIBUSTERO DEL CARIBE
En una andanada virtual, a través de tu red, el señor Donald Trump acusó a Gustavo Petro de ser un facilitador y líder de narcotráfico, al tiempo que lo instaba a tomar medidas más contundentes contra los cultivos de coca y amenazó con autorizar operaciones de sus fuerzas de invasión en el país caribeño.
Las acusaciones de Trump han sido calificadas desde el palacio de Nariño como irracionales, injustas y ultrajantes en contra de un país y un gobierno que puede mostrar que ha hecho las mayores incautaciones nunca antes vistas del alcaloide, algo más de dos mil toneladas en lo que va de este periodo gubernamental.
En Colombia se han suscitado diversas reacciones, una muy importante fracción de la población las rechaza tajantemente, en tanto que la derecha reprocha al gobierno por su manera insolente de responder al todopoderoso Trump, de hecho, el señor ALVARO URIBE VELEZ, afirmó que de recuperar el poder tomarán medidas para restañar la relación de dependencia, sujeción y servilismo que han caracterizado en gobiernos anteriores las elaciones con el gigante del norte.
Las declaraciones de Donald Trump, al igual que sus amenazas, se producen luego de que Gustavo Petro revelara que por lo menos una de las embarcaciones destruidas con el uso de misiles no sólo no era de un narcotraficante, sino que era de un pescador de Santamarta, el cual, además, sufría de averías, por lo que se encontraba a la deriva, probablemente, esperando ayuda.
La ayuda nunca le llegó, pero si la muerte, violando todos sus derechos. El presidente instó a los abogados del país a que tomaran ese y otros casos para generar denuncias ante Lajusticia internacional en contra de Donald Trump y sus halcones asesinos.
Nada más ordinario, provocador y peligroso que un bocón golpista condenado por fraude a la justicia y soborno a testigos entre otras decenas de cargos y a quien su pueblo premió con el poder (Y ahora, tristemente, paga las consecuencias).
Un imbécil codicioso que se cree el gran negociador, pese a que lo que se sabe es que es experto en bancarrotas; el gran pacificador a punta de amenazas, engaños y chantajes; el “mejor presidente” pese a que en sus casi 10 meses de gobierno ha doblegado la economía de su país, ha minado la confianza (Que ya era poca) que otras naciones tenían con su nación, ha apoyado sin rubor a los más genocidas entre los genocidas, tipos como Satanyahu que harían ruborizar hasta al propio Hitler.
Donald Trump ha ultrajado a Colombia, a su gobierno, a las viudas de los policías y militares que han caído en la lucha contra el narcotráfico, se ha aliado con los politiqueros canallas que el mismo narcotráfico financió, como es habitual en las guerritas a la carta de su país, experto en destruir naciones y arruinar y masacrar pueblos enteros a nombre de “los valores occidentales”, “la libertad” y la democracia, ese mismo bocazas emplea una retórica falsa e infamante en contra de la dirigencia de los países que pretende destruir y de cuyos recursos, aupado en lo más servil y degradante de los politiqueros criollos, pretende apoderarse.
Donald Trump, de quien se presume que no sólo ha violado jóvenes adolescentes en sus bacanales repugnantes en la isla Epstein, ha ocultado pruebas y mentido a la justicia de su país: El casi octogenario tirano ha violado cuanta norma se oponga a sus designios, la constitución de los EEUU, las normas internacionales que protegen los DDHH.
Donald Trump mancha en forma indeleble la historia de su país, pisotea los principios fundacionales de la gran nación americana que, en su momento, al igual que la revolución francesa, inspiraron nuestras democracias.
Donald Trump, asesino de pescadores, genocida, destructor de naciones, es un delincuente de lesa humanidad y debe pagar por sus felonías.
Donald Trump es el verdadero lord del caos, de la guerra, del abuso, del racismo, del odio y del delito.
La diferencia entre el infame trino de Donald Trump y las acusaciones que contra él pesan de abuso y tráfico de menores es que mientras que para su narrativa miserable no hay pruebas en contra de
@petrogustavo, un tipo que ha vivido toda su vida bajo amenaza de ser “neutralizado” por narcotraficantes, politiqueros financiados por ellos, gobiernos como el de la sucia Babilonia ligados al tráfico de armas, alcaloides y toda suerte de confabulaciones contra la soberanía de los países que consideran su patio trasero, en cambio, en respaldo a las acusaciones de pedofilia, abuso, corrupción, uso de información privilegiada que se ciernen sobre el bufón locuaz con pretensiones de emperador universal, lo que sobran son pruebas.
Trump tiene que dar rienda suelta al estilo imperial de satanizar y calumniar sin un asomo de prueba a sus contradictores, como paso inicial hacia su eliminación física.
Todos los días el nefasto personaje de peluquín zanahoria demuestra con creces su talante que lo ha llevado a violar la constitución estadounidense, a apuntar las armas de su ejército contra su propio pueblo, desatar una ordalía de represión, racismo y señalamiento contra los sectores más vulnerables de su propia sociedad, desconocer todas las normas internacionales humanitarias, comerciales, diplomáticas.
¿Qué más pruebas se necesitan que el verdadero lord del crimen es él?
¿Cuánto le durará la fiesta al pedófilo?
¿Cuánto tolerará “amablemente” el pueblo americano a ese papanatas con ínfulas de tirano?
¿Se le permitirá seguir haciendo pingües negocios irrigados con la sangre de inocentes?
Cuando uno observa la devastación que el gobierno títere de Benjamín Satanyahu y su financiador y sostén económico y militar, Donald Trump, han generado en Gaza, le viene a la mente las fotografías de la terrible destrucción provocada por los EEUU en las ciudades civiles de Hiroshima y Nagasaki. La historia tiende a repetirse y muchas veces por los mismos protagonistas, por lo menos en el papel de victimarios y aquí necesariamente me refiero al gobierno de los EEUU
Y mirando esas fotografías cuesta convencerse de que no es Hiroshima, es Gaza; no es Nagasaki, es Palestina.
Esa es La Paz americana, la del despojo y el pillaje, la del asesinato y genocidio contra la población civil.
¡Maldito seas Donald Trump!
¡Maldito seas Benjamin Satanyahu!
POR CARLOS FAJARDO
PARA PRENSA MERCOSUR
