

Imagen RTVC
El periodista y gerente del sistema de medios públicos RTVC, Hollman Morris, lanzó una fuerte denuncia contra el diario El Colombiano, al que acusa de haber difundido una noticia falsa para atacar al gobierno del presidente Gustavo Petro y alimentar el discurso de la oposición liderada por el expresidente Álvaro Uribe Vélez.
Morris, reconocido por su trayectoria en el periodismo de investigación y por su defensa de los derechos humanos, calificó la publicación del periódico antioqueño como “una mentira deliberada que busca deslegitimar al gobierno y crear un ambiente de persecución política mediática”.
El detonante fue un artículo publicado por El Colombiano en el que se afirmaba que la Comisión de Regulación de Comunicaciones (CRC) actúa bajo instrucciones del gobierno Petro, y que una reciente comunicación enviada por esa entidad a los medios de comunicación respondía a una política de control informativo del Ejecutivo. Para Morris, esa versión es falsa y manipuladora. “La CRC no depende del gobierno, es un ente autónomo. Y quien firma la carta, Zoila Vargas Mesa, está allí desde el gobierno de Iván Duque. El Colombiano miente, y con esa mentira le entrega munición a Uribe y a su entorno político para seguir atacando al presidente Petro”, afirmó.
La acusación de Morris pone en evidencia un patrón que, según él, se ha repetido durante años en la vida política del país: un sector mediático cercano a la derecha fabrica una narrativa engañosa, Uribe la valida públicamente, y luego una red de opinadores, influenciadores y portales digitales se encarga de amplificarla en redes sociales. El resultado, dice el periodista, es un “ecosistema de desinformación” que busca socavar la legitimidad del gobierno y alimentar la percepción de crisis o censura.
“Así funciona el mecanismo: el medio lanza la mentira, los validadores la expanden, y el público termina creyendo que el gobierno intenta silenciar a la prensa. Es un método estudiado, repetido y perverso”, aseguró Morris.
El periodista no habla desde la distancia. Su denuncia tiene el peso de la experiencia personal. Fue uno de los reporteros más perseguidos durante el gobierno de Álvaro Uribe, tras revelar en su programa Contravía violaciones de derechos humanos, vínculos entre políticos y paramilitares, y casos de corrupción. Aquella labor periodística lo llevó al exilio junto a su familia, tras recibir amenazas y ser objeto de campañas de desprestigio.

“Lo dice quien vivió la persecución en carne propia. Uribe me señaló públicamente, destruyó Contravía y su aparato de inteligencia me siguió por años. Hoy ese mismo entorno mediático y empresarial pretende dar lecciones de libertad de prensa”, denunció Morris, en un mensaje cargado de memoria y de advertencia sobre los peligros de la manipulación mediática.
El comunicador fue más allá al señalar que lo ocurrido con El Colombiano no es un hecho aislado, sino parte de una estructura mediática que actúa en sincronía con intereses políticos y económicos. “No se trata de periodismo, se trata de poder. De cómo ciertos medios, que responden a clanes empresariales ligados al uribismo, utilizan la información como arma política. Esa prensa no informa, actúa”, subrayó.
Morris recordó que los dueños de El Colombiano hacen parte del grupo empresarial que históricamente ha apoyado a Uribe y a los sectores más conservadores del país. En ese contexto, consideró que la publicación del diario no puede entenderse como un simple error periodístico, sino como una operación calculada. “Es un mensaje político disfrazado de noticia. Es el asesinato moral, disfrazado de periodismo”, expresó.
La denuncia de Hollman Morris ha generado un debate nacional sobre la responsabilidad de los medios en la preservación de la verdad y la ética informativa. Varios analistas han destacado que el episodio refleja la creciente tensión entre el gobierno Petro y ciertos sectores de la prensa tradicional, que han adoptado una postura abiertamente hostil frente al Ejecutivo.
Para el periodista, lo que está en juego no es solo la reputación de un medio o un funcionario, sino la calidad misma del debate democrático. “Cuando los medios pierden su independencia y se convierten en instrumentos de poder político, la democracia se degrada. Y cuando las mentiras se repiten lo suficiente, acaban pareciendo verdades. Esa es la verdadera amenaza”, advirtió.
En medio de un clima político polarizado, la voz de Hollman Morris -con décadas de trabajo investigativo y una historia marcada por la resistencia frente al poder- vuelve a levantar una alerta sobre el papel de la información en la era de la manipulación digital y el control narrativo.
“Hoy, como ayer, los mismos poderes que me persiguieron quieren seguir controlando la verdad. Pero la verdad no se fabrica, la verdad se defiende”, concluyó.
carloscastaneda@prensamercosur.org
