
En 40 años, el Cerrado, bioma que ocupa el 23,3% del territorio de Brasil, perdió 40,5 millones de hectáreas, lo que representa el 28% de su vegetación nativa. Esto lo muestra un análisis de datos históricos sobre el uso de la tierra en Brasil, difundido por MapBiomas, una iniciativa desarrollada por una red multi-institucional que incluye universidades, ONG y empresas de tecnología.

Este cambio, sumado a las transformaciones anteriores al periodo entre 1985 y 2024, resulta en una alteración total de casi el 47,9% del Cerrado. «Los impactos de esto incluyen la fragmentación del hábitat, la presión sobre los servicios ecosistémicos y cambios regionales en el régimen hídrico, lo que podría aumentar la vulnerabilidad del bioma a extremos climáticos», advierte Bárbara Costa, analista de investigación del IPAM (Instituto de Investigación Ambiental de la Amazonía) y miembro del equipo MapBiomas Cerrado.
La sabana fue la formación más afectada durante todo el periodo, con una reducción de 26,1 millones de hectáreas, seguida de las formaciones forestales, que disminuyeron en 10,5 millones de hectáreas. Los pastizales inundados también se redujeron en 1,3 millones de hectáreas.
Pastos y agricultura
Las actividades humanas que ocuparon estos espacios fueron principalmente el uso del suelo para pastos, agricultura y silvicultura, representando en 2024 el 24,1%, 13,2% y 1,7% del territorio del bioma, respectivamente. Aunque los pastos ocupan más espacio, la agricultura es la actividad que más ha avanzado en los últimos 40 años, con un incremento del 533% desde 1985 y un aumento de 22,1 millones de hectáreas.
El estudio indica que los pastos crecieron significativamente hasta 2007, pero en los años siguientes la agricultura ganó más terreno. En 2024, los cultivos temporales, como la soja, ocuparon 25,6 millones de hectáreas, mientras que la agricultura perenne, como el café, cubrió 700.000 hectáreas del bioma el año pasado.
«El Cerrado ha experimentado una transformación acelerada en las últimas cuatro décadas. Entre 1985 y 1995 y en las décadas posteriores, se intensificó la eliminación de la vegetación nativa, lo que permitió la expansión y consolidación de la agricultura como la región central de producción agrícola del país, especialmente de granos», destaca la investigadora Bárbara Costa.
En el año inicial del estudio, la agricultura predominaba en el 42% de los municipios del Cerrado. Cuarenta años después, este porcentaje aumentó al 58%. En 2024, los municipios con más del 80% de cobertura de vegetación nativa representan solo el 16% del total.

Agua natural
Entre 1985 y 2024, el Cerrado experimentó una transformación en su cobertura hídrica, con ríos, lagos y veredas naturales siendo reemplazados por aguas artificiales, como presas hidroeléctricas, embalses, acuicultura y minería. Este cambio situó al bioma con la mayor cobertura de cuerpos de agua (naturales y artificiales) en 2024, alcanzando un 0,8% del área del bioma, lo que equivale a 1,6 millones de hectáreas.
El estudio revela que el balance entre ganancias y pérdidas de superficies de agua durante todo el periodo muestra que en 2024, el 60,4% del territorio total cubierto por agua en el bioma es de origen antropogénico.
Vegetación restante
La mayor parte de la vegetación nativa restante se encuentra en los estados de Maranhão, Tocantins, Piauí y Bahía, una región conocida como Matopiba. Estos cuatro estados representan el 30% del Cerrado brasileño.
A pesar de tener aún una extensa área de ecosistema preservado, Matopiba ha perdido 15,7 millones de hectáreas en 40 años. La reducción de la vegetación nativa en la región fue más intensa en la última década analizada, entre 2015 y 2024, periodo en el que la región concentró el 73% del cambio en el uso del suelo por parte del hombre.
Según los investigadores, en el último período el Cerrado perdió 6,4 millones de hectáreas de vegetación nativa, y Matopiba fue responsable de la eliminación de 4,7 millones de hectáreas. La agricultura avanzó incluso sobre áreas ya transformadas, ocupando un total de 5,5 millones de hectáreas.
La mayoría de la vegetación nativa se encuentra en territorios indígenas, que logran conservar el 97% del Cerrado en sus tierras. En cambio, las zonas militares y las Unidades de Conservación mantienen en promedio el 95% de su territorio.
En comparación con otras formas de ocupación, como las zonas urbanas, donde solo el 7% del Cerrado se mantiene intacto, el contraste es evidente. Otras formas de ocupación, como las propiedades rurales y las tierras registradas, también están peor conservadas, ya que solo quedan el 45% y el 49%, respectivamente.
Según el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, entre agosto de 2024 y julio de 2025, el Cerrado experimentó una reducción del 20,8% en el área con alerta de deforestación. Sin embargo, 5.555 km² del bioma todavía estaban bajo alerta en ese período.
La agencia es responsable del Sistema de Detección de Deforestación en Tiempo Real (Deter) y del Proyecto de Monitoreo de la Deforestación por Satélite (Prodes), gestionados por el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales.
Fuente de esta noticia: https://agenciabrasil.ebc.com.br/es/meio-ambiente/noticia/2025-10/cerrado-brasileno-28-de-vegetacion-perdida-en-40-anos
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