

Directora del Dapre , Angie Rodríguez, el Ministro de Minas , Edwin Palma, Ministro de Hacienda, Germán Ávila, Canciller Yolanda Villavicencio. – Imagen el Tiempo
La decisión del Departamento de Estado de los Estados Unidos de revocar la visa del presidente colombiano Gustavo Petro desató una reacción en cadena dentro del gobierno de Bogotá, que ya empieza a sentirse en distintos niveles del gabinete. El anuncio oficial, emitido el pasado 26 de septiembre, argumentó que el mandatario había protagonizado “acciones imprudentes e incendiarias” durante su visita a Nueva York, en la que se sumó a manifestaciones contra el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu y la guerra en Gaza, llegando incluso -según Washington- a instar a soldados estadounidenses a desobedecer órdenes, lo que precipitó una respuesta inmediata de la diplomacia norteamericana.
La medida sin precedentes abrió un nuevo frente en las tensiones bilaterales y provocó reacciones de solidaridad entre ministros y funcionarios cercanos al presidente. El primero en pronunciarse fue el ministro del Interior, Armando Benedetti, quien afirmó que la situación no solo constituye una afrenta personal al jefe de Estado, sino un gesto con clara connotación política en el marco de las Naciones Unidas. Benedetti advirtió que, frente a lo que calificó como una injusticia, varios integrantes del gobierno estarían dispuestos a renunciar de manera voluntaria a su visado para Estados Unidos como muestra de respaldo al mandatario.
En efecto, las primeras renuncias no tardaron en llegar. La canciller Rosa Villavicencio fue la primera en anunciar públicamente que prescindiría del documento que le permite ingresar a territorio estadounidense. Su decisión fue secundada por el secretario jurídico de la Presidencia, Augusto Ocampo, y por el exalcalde de Medellín y precandidato presidencial Daniel Quintero, quienes coincidieron en señalar que la acción del gobierno estadounidense constituye una intromisión inaceptable. Poco después, el ministro de Hacienda, Germán Ávila, se sumó a la medida y expresó que su compromiso con el país no depende de un visado extranjero, sino de la confianza de los ciudadanos a quienes representa.
Paralelamente, Washington avanzó en la cancelación de documentos migratorios a otros miembros del gobierno colombiano. El ministro de Minas y Energía, Edwin Palma, confirmó que tanto su visa diplomática como la de turismo fueron revocadas, mientras que la directora del Departamento Administrativo de la Presidencia, Angie Rodríguez, fue notificada de la cancelación de su permiso diplomático, poco después de haber acompañado al presidente Petro en la visita a Nueva York. Estas acciones confirman que la decisión no se limita únicamente al mandatario, sino que se extiende a figuras clave de su círculo cercano.
El escenario ha generado un clima de incertidumbre en el gabinete y alimenta la expectativa de que en las próximas horas se anuncien nuevas renuncias o cancelaciones de visas por parte de altos funcionarios que buscan mantener una postura cohesionada frente a lo que consideran una afrenta a la soberanía nacional. Con este episodio, las relaciones entre Bogotá y Washington atraviesan un momento de máxima tensión, cuya evolución marcará de manera significativa el rumbo diplomático y político en los meses venideros.
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