

Tomarse en serio la idea de ser madre o padre requiere parar un momento y preparar el terreno. Planificar el embarazo no va solo de contar días: implica revisar la salud, ajustar hábitos y resolver dudas con criterio profesional para llegar con buen pie al positivo.
En esta guía encontrarás los pasos clave y consejos prácticos que recomiendan profesionales y entidades de salud. Está pensada para que no se te escape nada: chequeos previos, alimentación, ejercicio, vacunas, consumo de cafeína, tabaco y alcohol, días fértiles, métodos anticonceptivos, reproducción asistida y más.
Nota importante: esta información tiene carácter divulgativo y no sustituye la consulta con tu médico o matrona. Ante cualquier duda, acude a tu profesional sanitario para un consejo personalizado.
Por qué merece la pena planificar el embarazo
Anticiparse mejora la salud materna y fetal, reduce riesgos y te permite decidir mejor cuándo y cuántos hijos tener. La planificación familiar abarca desde educación sexual y prevención de infecciones de transmisión sexual (ITS) hasta anticoncepción, asesoramiento preconcepcional y tratamientos para lograr la gestación cuando cuesta.
La Organización Mundial de la Salud define la planificación familiar como el conjunto de procedimientos para controlar la reproducción, elegir el momento del embarazo, el número de hijos y el intervalo entre gestaciones. Esto empodera a las personas para separar la intimidad sexual de la decisión de tener descendencia, con beneficios que se notan en casa y en la sociedad.
- Menos mortalidad infantil
- Espaciar embarazos al menos dos años tras un parto se relaciona con mayor supervivencia del bebé, especialmente en el primer año de vida.
- Menos riesgos para la madre
- Limitar número y frecuencia de gestaciones mejora el bienestar materno y reduce complicaciones, incluida la muerte materno‑fetal.
- Prevención del VIH e ITS
- El preservativo protege doblemente: evita embarazos no deseados y reduce el riesgo de transmisión de infecciones.
- Menos abortos inseguros
- Disminuir embarazos no planificados reduce la necesidad de procedimientos peligrosos, clave para la salud pública.
- Menos embarazo adolescente
- Retrasar la maternidad juvenil reduce prematuridad, bajo peso y abandono escolar.
- Impacto social positivo
- La planificación familiar ayuda a moderar el crecimiento poblacional, lo que favorece economía y sostenibilidad.

Visita preconcepcional: qué revisar antes de buscar
Pedir una consulta preconcepcional con tu médico o ginecólogo ayuda a alinear hábitos, historia clínica y dudas antes de empezar a intentarlo. Idealmente, valórala con meses de antelación; hay quien la programa hasta un año antes si quiere ir paso a paso.
En esa cita conviene repasar vacunas, antecedentes personales y familiares, medicación y suplementos, y posibles factores de riesgo ocupacionales o ambientales. Comenta todo lo que tomas (recetados, OTC y plantas) para ajustar con seguridad y evitar fármacos contraindicados.
Si tienes patologías crónicas (diabetes, hipertensión, tiroideas, epilepsia, etc.), el objetivo es llegar al embarazo con la condición controlada y el tratamiento optimizado. Así se minimizan complicaciones y se planifica el seguimiento adecuado.
Alimentación y suplementos: base de un embarazo saludable
Opta por una pauta tipo mediterránea: abundancia de verduras y frutas, legumbres, cereales integrales, aceite de oliva, pescados y frutos secos. Evita los ultraprocesados y los excesos de grasa o dietas basadas solo en proteína, que no aportan equilibrio nutricional.
El suplemento clave es el ácido fólico. Empieza a tomarlo antes de la concepción y durante el primer trimestre, ya que reduce defectos del tubo neural como la espina bífida. Tu profesional te indicará dosis y, si procede, combinación con yodo u otras vitaminas.
Si no eres inmune a toxoplasma, extrema precauciones: lava bien frutas y verduras, evita carnes crudas o poco hechas, y si no se pueden cocinar adecuadamente, congélalas a −22 ºC durante 10 días. También conviene respetar higiene alimentaria general para minimizar riesgos.
La cafeína debe moderarse. Ingestas altas (por ejemplo, más de dos tazas de café grandes al día o varios refrescos de cola) se asocian a menor fertilidad y más abortos espontáneos. Reduce café, té, colas y bebidas energéticas a cantidades moderadas.
No tomes medicamentos o suplementos porque “son naturales” o “de venta libre”. La seguridad en preconcepción no siempre está clara. Consulta antes de iniciar o suspender cualquier producto, incluidos analgésicos habituales o fitoterapia.
Hábitos saludables: ejercicio, estrés y peso
El ejercicio regular ayuda a llegar en forma al embarazo y facilita el propio proceso. Si partes de cero, comienza con cardio ligero 2 días por semana durante 20 minutos y ve subiendo gradualmente hasta 45‑60 minutos, combinando fuerza y flexibilidad.
Actividades como yoga, pilates, natación o caminar son aliadas antes, durante y después de la gestación. Entre sus beneficios: fortalecer musculatura, mejorar la autoestima y aliviar el estrés, tres pilares que vienen de perlas mientras buscas embarazo.
Cuida la gestión del estrés. La presión por acertar los días fértiles o la obsesión por “hacerlo a la primera” no ayuda y puede alterar el ciclo y la ovulación. Reserva ratos para desconectar y busca entornos relajados que te motiven de verdad.
Mantener un peso saludable es clave. El exceso o el déficit de peso pueden afectar a la ovulación y a la calidad seminal, y durante la gestación se asocian a diabetes, hipertensión, prematuridad y alteraciones del crecimiento fetal. Si lo necesitas, apóyate en un dietista‑nutricionista.
Alcohol, tabaco y otras sustancias: cuándo dejarlo

El mejor momento para cortar con alcohol y tabaco es antes de empezar a intentarlo. No hay consumo seguro de alcohol en el embarazo: se relaciona con daños neurológicos y otras malformaciones. Sin excepciones.
El tabaco aumenta el riesgo de infertilidad, abortos, bajo peso al nacer y problemas respiratorios en la infancia. Además, dificulta la recuperación materna tras el parto. Si necesitas ayuda para dejarlo, pide apoyo sanitario; hay terapias eficaces.
Las drogas recreativas y medicamentos no prescritos pueden ser peligrosos en cualquier momento, y especialmente previa y durante la gestación. Evítalos por completo y revisa con tu médico cualquier tratamiento en curso para valorar alternativas seguras.
Calendario fértil y frecuencia de relaciones
Para aumentar opciones, es útil identificar los días fértiles. Observa tu ciclo, señales como el moco cervical tipo “clara de huevo” y, si quieres, utiliza test de ovulación. Mantener relaciones cada 1‑2 días en la ventana fértil es una estrategia práctica.
Recuerda que el espermatozoide puede vivir hasta 3‑5 días en el tracto reproductor, mientras que el óvulo sobrevive unas 24 horas. Sin obsesionarte con el calendario, procura cubrir los días anteriores y el propio día de ovulación.
Seguridad laboral y ambiental
Reduce exposiciones a agentes químicos y sustancias volátiles. Ciertos entornos de trabajo (por ejemplo, gasolineras o tintorerías) pueden implicar riesgos. Coméntalo en tu consulta preconcepcional para valorar medidas de protección o ajustes temporales.
Salud bucodental antes del positivo
Una revisión con el dentista antes del embarazo ayuda a prevenir problemas, especialmente porque en la gestación son más frecuentes las gingivitis y las molestias en encías. Ajusta higiene, limpiezas y tratamientos que sea mejor adelantar.
Vacunas al día y prevención de infecciones
Chequear el calendario vacunal y la inmunidad frente a infecciones relevantes es parte del plan. Consulta con tu profesional qué vacunas convienen antes del embarazo y cuáles se recomiendan durante la gestación.
Métodos anticonceptivos: elegir y planificar
La planificación familiar incluye evitar embarazos cuando no se desean y facilitar que lleguen cuando sí. Los anticonceptivos se agrupan en naturales, barrera, hormonales y permanentes, cada uno con ventajas y limitaciones.
Anticoncepción natural
Se basa en identificar ovulación y días fértiles y en técnicas como el coito interrumpido, el método del calendario, el método del moco cervical (Billings) o la temperatura basal. Requieren aprendizaje y constancia y presentan tasas de fallo mayores que otros métodos.
Métodos de barrera
El preservativo es el referente por su doble protección frente a ITS y embarazo. También existen diafragma, capuchón cervical, esponja vaginal y el DIU (dispositivo intrauterino), que en el caso del DIU puede ser de cobre o hormonal.
Métodos hormonales
Interfieren en el ciclo ovulatorio para evitar la ovulación. Encontrarás la píldora, anillo, parche, inyección e implante, además de la anticoncepción de emergencia. Requieren supervisión y un ajuste individual según salud y preferencias.
Esterilización permanente
La ligadura de trompas y la vasectomía ofrecen anticoncepción definitiva. No se recomiendan si existe duda sobre el deseo reproductivo futuro. La histerectomía (extirpación del útero) no se emplea como método anticonceptivo.
Cuándo pedir ayuda si no llega el embarazo
Si tras 12 meses de relaciones sin protección no se consigue embarazo (o 6 meses si la mujer tiene 35 años o más), conviene consultar a un especialista en fertilidad. Cuanto antes se valore, antes se puede actuar si hay un problema.
En algunos casos bastan cambios de hábitos o un apoyo sencillo; en otros, se recomendarán técnicas de reproducción asistida. La clave es un diagnóstico certero para elegir la opción adecuada.
Tratamientos de reproducción asistida
Las técnicas de fertilidad ayudan cuando existen dificultades para concebir. La elección depende de la causa y de la edad, entre otros factores. Tu equipo médico te explicará indicaciones, eficacia y pasos de cada alternativa.
Inseminación artificial (IA)
Consiste en colocar en el útero espermatozoides previamente capacitados, coincidiendo con la ovulación. Puede realizarse con semen de la pareja o de donante. Es poco invasiva y suele indicarse en casos seleccionados.
Fecundación in vitro (FIV)
Se estimulan los ovarios, se extraen los óvulos y se fecundan en laboratorio con espermatozoides. Tras el cultivo, se transfiere al útero el embrión de mejor calidad disponible. Permite sortear múltiples causas de infertilidad.
Ovodonación
Cuando no es viable usar óvulos propios (reserva baja, calidad comprometida o enfermedad), se recurre a óvulos de donante para realizar una FIV. Es una opción con buenas tasas de éxito en indicaciones concretas.
Diagnóstico genético preimplantacional (DGP)

Analiza genéticamente los embriones generados por FIV para evitar transferir aquellos con alteraciones cromosómicas o con riesgo de enfermedad hereditaria en familias con mutaciones conocidas.
Preservación de la fertilidad
Si prefieres posponer la maternidad, considera congelar óvulos en edades más favorables. La edad biológica impacta sobre la reserva ovárica y la calidad de los ovocitos, por lo que una estrategia temprana puede marcar diferencias en el futuro.
Edad y planificación: qué tener en cuenta
Biológicamente, el rango de mayor facilidad para concebir suele estar entre los 25 y los 35 años. A partir de ahí aumentan algunos riesgos y puede costar más, pero muchas gestaciones en edades superiores cursan con normalidad con un seguimiento especializado.
En mujeres de 40 años o más, es más frecuente encontrar alteraciones cromosómicas del embrión y complicaciones como hipertensión o diabetes gestacional. Por ello, se recomienda control obstétrico experto y valorar opciones como FIV, DGP u ovodonación cuando proceda.
Las primeras semanas: máxima prudencia
Desde aproximadamente la segunda hasta la octava semana, el embrión está formando órganos críticos como el corazón. En esta etapa es especialmente vulnerable, de ahí la recomendación de actuar “como si ya estuvieras embarazada” cuando empiezas a buscarlo.
Preguntas frecuentes que surgen al empezar
¿Qué hago justo al plantearme buscar embarazo?
Empieza con un chequeo de salud, ácido fólico, manejo del estrés y valoración de tu edad y circunstancias. Ajustar hábitos ahora facilita un embarazo más sano y te ahorra sustos en las primeras semanas.
Ventajas e inconvenientes de los anticonceptivos
Ventaja principal: decidir cuándo tener hijos y disfrutar de sexualidad sin sustos. Inconvenientes: efectos secundarios potenciales, eficacia no absoluta y, salvo el preservativo, escasa protección frente a ITS.
¿Qué se considera anticonceptivo “artificial”?
Todos los que no son naturales: métodos de barrera, hormonales y quirúrgicos. El coito interrumpido o el seguimiento del moco entrarían en los naturales, por ejemplo.
¿La histerectomía cuenta como anticonceptivo?
Imposibilita el embarazo, pero no se indica con esa finalidad. Si deseas algo definitivo, se valora la ligadura de trompas o la vasectomía, según el caso.
Cuándo derivar y recursos útiles
Si llevas un año intentando embarazo (6 meses si tienes 35 o más) sin conseguirlo, pide cita con un especialista. Cuanto antes, mejor, sobre todo en edades avanzadas o con antecedentes de riesgo.
Para ampliar información práctica de calidad, puedes consultar guías oficiales de acceso público: cuidados en el embarazo (INGESA) y guía de preconcepción, parto y puerperio (Osakidetza). Son documentos técnicos que complementan la visita clínica.
Planificar no es complicarse la vida: es darse margen para llegar en el mejor momento físico y mental posible, minimizar riesgos evitables y tener claras las alternativas si el positivo tarda. Con una buena preparación, apoyo profesional y hábitos sensatos, la aventura de ser padres empieza con más seguridad y menos sobresaltos.
Alicia Tomero
Fuente de esta noticia: https://www.postposmo.com/planificar-el-embarazo-guia-practica-con-pasos-y-consejos/
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