

Con una ceremonia multitudinaria en la Plaza de San Pedro, la Iglesia católica inscribió a Carlo Acutis en el Libro de los Santos. El joven italiano, fallecido a los 15 años por una leucemia fulminante, se convierte así en una figura de referencia para la pastoral con los jóvenes por su testimonio de fe vivido en lo cotidiano y en el entorno digital.
La celebración, presidida por el papa León XIV, reunió a decenas de miles de personas —con gran presencia de adolescentes y universitarios— y estuvo marcada por signos litúrgicos clásicos del rito: lectura de las biografías, letanías de los santos e incensación de reliquias. Un día después, en la Basílica Vaticana, el cardenal Marcello Semeraro presidió la misa de acción de gracias y subrayó la humildad y la caridad discretas que definieron la vida del nuevo santo.
La canonización en la Plaza de San Pedro

Desde primera hora, largas colas a las 6:30 se formaron para acceder a la plaza. En la fachada de la basílica colgaban los tapices con los rostros de los nuevos santos. La proclamación fue la primera que encabezó el actual pontífice, y estuvo acompañada por la lectura del Evangelio en latín y en griego, un gesto que subraya la dimensión universal de la santidad.
Junto a familias y grupos parroquiales llegados de todo el mundo, acudió el presidente de Italia, Sergio Mattarella. La madre de Carlo, Antonia Salzano, llevó al altar la reliquia del pericardio del joven, ya utilizada en su beatificación y que ha peregrinado por numerosos países como signo de veneración.
El prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos, el cardenal Marcello Semeraro, presentó la vida de Acutis como una invitación a orientar la existencia “hacia lo alto”, y a reconocer la santidad en los pequeños gestos diarios. Puso el foco, además, en el contexto mariano del día siguiente —Natividad de la Virgen— para explicar cómo la humildad abre paso a la esperanza.
La fórmula en latín y el aplauso final sellaron la inscripción de Carlo en el santoral. Miles de jóvenes portaban estampas con su imagen, y no pocos se reconocían en su estilo cercano: vaqueros, zapatillas y mochila, una iconografía que ha contribuido a hacer de su figura un puente generacional.
Vida, fe y devoción mariana

Nacido en Londres y criado en Milán, Carlo destacó por sus inquietudes tecnológicas y su fe sencilla. Aprendió a crear sitios web para proyectos parroquiales y asociaciones, y dedicó tiempo a catequesis, voluntariado y acompañamiento de compañeros con dificultades. Su afición por la informática nunca eclipsó su vida espiritual: utilizó internet para difundir contenidos sobre la Eucaristía y testimonios de fe, anticipando la evangelización en clave digital.
Entre sus rasgos más señalados, su devoción mariana cotidiana ocupó un lugar central: el rezo del Rosario era cita fija, y renovó varias veces su consagración al Inmaculado Corazón de María. Su predilección por los santuarios —con Pompeya como parada habitual— reflejaba un deseo de silencio interior y escucha, según subrayó el cardenal Semeraro en la homilía de acción de gracias.
En octubre de 2006 le diagnosticaron una forma agresiva de leucemia y falleció pocos días después, con 15 años. Sus restos reposan en Asís, en la Iglesia de Santa María la Mayor (Santuario de la Spogliazione), donde el flujo de peregrinos ha crecido de manera notable; casi un millón de visitas se registraron el último año, según la diócesis.
La popularidad de su figura se ha extendido en redes y entre jóvenes de múltiples países, con iniciativas pastorales, santuarios y escuelas que ya miran a Acutis como modelo cercano. Paralelamente, la Fiscalía italiana investiga la venta de supuestas reliquias en internet, una práctica que contraviene el derecho canónico, que prohíbe su comercialización.
Milagros, proceso y repercusión

El camino hacia los altares fue ágil para los tiempos habituales: en 2020 se celebró su beatificación y, tras el reconocimiento de un segundo signo, llegó la canonización. La Santa Sede dio por probadas dos curaciones atribuidas a su intercesión: la de un niño en Brasil con malformación congénita del páncreas (2013) y la de una joven de Costa Rica que sufrió un grave traumatismo craneoencefálico (2022) después de que su madre peregrinara a la tumba en Asís.
La rapidez del proceso y el acento eucarístico de sus iniciativas han suscitado también debates académicos. Algunos teólogos reclaman prudencia ante la búsqueda de “signos extraordinarios”, mientras otros ponen en valor que su testimonio ha reavivado la práctica religiosa en no pocos jóvenes y comunidades. En cualquier caso, el iter canónico mantuvo sus etapas: examen de virtudes y de milagros por equipos de médicos y teólogos, con la decisión final del Papa.
Con la canonización, parroquias y colegios de todo el mundo pueden llevar su nombre. La memoria litúrgica de San Carlo Acutis se celebrará el 12 de octubre, coincidiendo con el aniversario de su fallecimiento. En la misma ceremonia fue canonizado el joven laico Pier Giorgio Frassati; su memoria se conmemora el 4 de julio.
Más allá del fervor popular, su figura sintoniza con desafíos actuales: uso ético de internet, acompañamiento entre iguales y vida espiritual en clave de normalidad. Acutis se ha convertido, para muchos, en una invitación a integrar vida digital y fe con sentido crítico y responsabilidad, evitando excesos y orientando los talentos al bien común.
El eco de la canonización ha dejado una estampa reveladora: jóvenes de múltiples países, familias y autoridades compartiendo una misma celebración, y un mensaje que encaja con la pastoral del presente. Un adolescente que amaba la tecnología y la Eucaristía —sin grandes gestos ni estridencias— se ha convertido en referente de una santidad cercana, luminosa y practicable en lo ordinario.
Postposmo
Fuente de esta noticia: https://www.postposmo.com/san-carlo-acutis-canonizado-en-san-pedro-y-referente-digital/
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