

Nació un 9 de agosto de 1930 en Carmelo, su vínculo con el deporte comenzó a los 13 años, en plena niñez. “Me escapaba de mi casa, que quedaba a dos cuadras de la plaza de deportes, y mi mamá no quería que fuera. Hasta me sacaba los championes para que no pudiera correr”, recuerda. A pesar de esas prohibiciones, se las ingeniaba para asistir a los entrenamientos. Su profesora la llevaba junto con otras chicas a practicar en la pista de caballos del casino. Fue allí donde descubrió que tenía condiciones, aunque en su casa no encontrara apoyo. Su madre incluso la esperaba en la esquina de la plaza para hacerla volver a la fuerza. “Más de una vez me agarró del pelo y me llevó de regreso”, cuenta a HELVECIA, entre risas y nostalgia.
La oposición materna no fue suficiente para detenerla. A los 17 años ya estaba compitiendo en Montevideo, en la pista del Parque Batlle. A partir de entonces, no paró. Su vida entera estuvo ligada al deporte: trabajó veinte años en la plaza de deportes de Carmelo, organizando actividades, llevando chicos en ómnibus a la playa, colocando redes de vóleibol. Esa etapa dejó huella en generaciones de jóvenes que se formaron en torno a su entusiasmo. Más tarde, cuando no fue presupuestada, estudió enfermería y trabajó dieciséis años en un sanatorio, pero nunca abandonó la práctica deportiva.
Los viajes y las competencias internacionales también marcaron su recorrido. Fue seleccionada en campeonatos universitarios y participó en encuentros de gran nivel. Porto Alegre, San Pablo, Río de Janeiro, Chile, Paraguay, Tucumán y La Pampa son solo algunos de los lugares donde defendió sus colores. En Río corrió los 80 metros y logró un récord sudamericano que le valió la selección para Italia. “Para mí fueron grandes satisfacciones, porque siempre salí entre la primera y la segunda”, recuerda con orgullo.
Hoy, a sus 95 años, Nilda Plá continúa compitiendo, entrenando y fijándose metas, no solo en atletismo, sino en jabalina y lanzamiento de bala, junto al grupo de atletas de Caveco –Nilda tiene en su poder la mejor marca técnica en lanzamiento de bala, que la posiciona como una de las mejores a nivel mundial en la cat 95-. Su historia está marcada por la pasión por el deporte, la constancia y una energía que sorprende a quienes la conocen. Cuenta que cuando los doctores la atienden, se sorprenden de su estado físico. Nunca pesó más de 60 kilos. Días atrás durante el Meeting Master Campeonato, Nilda fue reconocida por la Asociación de Atletas Masters del Uruguay (AVASUR) y también de parte del grupo de atletas carmelitanos.
Cada mañana realiza calentamientos, trota, levanta pesas de dos kilos y practica lanzamientos, siempre aconsejada por un entrenador. “Nunca tuve un desgarro, aunque me quebré el tobillo haciendo salto alto”, señala, convencida de que su constancia y cuidado han sido clave. Aún hoy, bajo la guía de su profesor de Carmelo, se prepara para competir. Hace poco estableció un récord nacional en lanzamiento de bala y se entusiasma con nuevas metas.
Lo más llamativo es lo que siente cada vez que se para en la línea de salida. “Pienso en mi padre y en mi madre. Eso me da fuerza para llegar”, confiesa. Ese recuerdo la acompaña incluso en momentos difíciles, como aquella vez en Chile en que iba ganando un sudamericano y se cayó cerca de la meta. La relación con su madre, que en su niñez le prohibía correr, permanece en su memoria cada vez que inicia una carrera y la impulsa a ganar.
Su mayor desafío, cuenta, fue competir en La Pampa bajo un viento implacable. Las demás atletas se preguntaban entre sí cómo encarar la carrera, pero ella prefirió mantenerse fiel a su estilo: escuchar al profesor y confiar en su entrenamiento. Esa serenidad es la que aún transmite a las nuevas generaciones.
El atletismo le dejó algo más que medallas y trofeos: una red de amistades y recuerdos entrañables. “Me enseñó a vivir”, dice. En Montevideo, más de una vez se le acercó alguien que la reconoció de viejas competencias y le contó alguna anécdota compartida. Esa huella humana es, para ella, tan valiosa como los récords.
A la juventud, Nilda les deja un mensaje claro: que hagan deporte y que hablen de sus problemas con padres, amigos o profesores. “Hoy muchos jóvenes están perdidos, y creo que los padres tienen mucha culpa. Yo me crié en el campo, mis padres trabajaban en las viñas de los Irutia y con una mirada de mi madre ya sabíamos lo que teníamos que hacer”, reflexiona. A los mayores también les dedica unas palabras: que no se queden quietos, que caminen aunque sea una vuelta a la manzana, que planten, que cocinen, que se mantengan activos. Y que se alimenten sano, con frutas, verduras y mucha agua.
A sus 95 años, lejos de pensar en retirarse, Nilda proyecta nuevos horizontes. Sueña con conocer los glaciares en Argentina y, al mismo tiempo, se prepara para competir en Chile este noviembre. “Si el día que me voy a morir estoy compitiendo, que sea en la pista”, afirma con una convicción que emociona. Su vida es un ejemplo de disciplina y vitalidad, y su mensaje, simple y poderoso: nada de maldad, nada de droga, y mucho deporte.
pablo
Fuente de esta noticia: https://helvecia.com.uy/2025/08/23/nilda-pla-la-atleta-carmelitana-de-95-anos-que-sigue-rompiendo-records-en-la-pistas/
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