

No son pocas las personas que lo pasan realmente mal cuando tienen que pasar por el incómodo proceso del pinchazo, el brazo dolorido durante unas horas o incluso el miedo irracional que muchos siguen sintiendo cuando ven una aguja. Pues bien, esto podría haber llegado a su fin, y no es una broma.
En lugar de anticuado proceso del pinchazo tradicional, ahora podrás aplicarte algo tan sencillo como un parche en la piel, y listo. Estarás vacunado en segundos, sin dolor. Y lo mejor es que no es una promesa a futuro, sino una tecnología real que ya se está probando con éxito en varios países.
Estamos en tiempo en los que la salud está cambiando por completo, incluso con psicólogos basados en IA, y te explicamos cómo funciona exactamente esta nueva tecnología.
¿Cómo funcionan estos parches?
Los parches de microagujas están llamados a jubilar a las inyecciones. Son dispositivos minúsculos, del tamaño de una moneda, con una textura ligeramente rugosa que no provoca dolor alguno. Al aplicarse sobre la piel, liberan el principio activo directamente donde el sistema inmunológico es más receptivo: en la epidermis. En lugar de introducir el líquido en el músculo, como hacen las agujas, este parche utiliza unas microproyecciones que se disuelven tras el contacto con la piel.
Uno de los grandes beneficios es que este tipo de administración no requiere personal médico, por lo que podrás vacunarte tú mismo en casa, sin tener que pedir cita en los siempre saturados centros de salud. De esta manera, el proceso de vacunación para la población general irá mucho más rápido y se evitarán congestiones en el sistema.
Además, los parches no necesitan refrigeración, al contrario que muchas vacunas actuales, que necesitan conservarse a bajas temperaturas, lo que complica su distribución en países con menos infraestructuras. Estos novedosos parches pueden almacenarse a temperatura ambiente durante meses e incluso aguantar temperaturas elevadas sin perder eficacia, siendo una importante ventaja a nivel logístico y económico.

Pero el verdadero punto fuerte de esta tecnología no está solo en la comodidad, sino también en la eficiencia. Al aplicarse directamente sobre la piel, se necesita una dosis mucho menor para lograr la misma respuesta inmunitaria que una inyección tradicional. Algunas investigaciones sugieren que podrían usarse hasta cien veces menos de principio activo sin perder efectividad. De esta manera, la vacuna estaría disponible a escala global sin problemas.
Los estudios clínicos realizados hasta ahora son prometedores. Ensayos en África con vacunas contra el sarampión y la rubeola han mostrado tasas de inmunización superiores al 90% en niños y bebés. También se han probado parches para la gripe estacional en Estados Unidos, donde los participantes no solo lograron niveles adecuados de protección, sino que además manifestaron una clara preferencia por este método frente a la inyección tradicional.
La tecnología ya está atrayendo la atención de empresas punteras en biotecnología. Startups como Vaxxas en Australia, Micron Biomedical en EE. UU. o MyLife Technologies en Países Bajos están liderando el desarrollo de prototipos, patentes y ensayos a gran escala. En conjunto, todas comparten un objetivo: lograr que el parche pueda usarse para inmunizar contra un amplio abanico de enfermedades, desde la gripe hasta la COVID-19, pasando por la hepatitis, el virus del papiloma humano o el rotavirus, causante de la gastroenteritis y muchos de los virus infantiles.
Por supuesto, todavía hay que dar una serie de pasos previos. A día de hoy, no ha recibido la aprobación definitiva de agencias como la FDA en Estados Unidos o la EMA en Europa, algo necesario. Además, las plantas de producción están aún en fase piloto y se necesitan fuertes inversiones para fabricar a gran escala. A esto se suma la necesidad de educar al público en su uso correcto y superar esa barrera cultural que aún asocia eficacia médica con la clásica inyección.
Sin embargo, los expertos coinciden en que el potencial de los parches de microagujas es demasiado grande como para dejarlo pasar. Si los planes siguen su curso, podríamos empezar a ver las primeras vacunas comerciales en formato parche entre 2026 y 2027. Y a partir de ahí, el crecimiento será imparable.
Iván Dávila
Fuente de esta noticia: https://www.adslzone.net/noticias/ciencia/adios-vacunas-tecnologia-parches-microelectricos/
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