

Gustavo Petro, Presidente de Colombia
Colombia ha dado un paso sin precedentes hacia la justicia social. Este miércoles 25 de junio, en un acto cargado de simbolismo, el presidente Gustavo Petro sancionó la nueva reforma laboral, una de las piedras angulares de su agenda de gobierno y, sin duda, una de las más profundas transformaciones del modelo laboral colombiano en los últimos treinta años.
Al pie del busto de Simón Bolívar y acompañado por sus ministros del Interior armando Bennedetti y de Trabajo Antonio Sanguino, Petro firmó lo que denominó “una victoria de siglos”: una ley que dignifica el empleo, formaliza millones de puestos de trabajo y extiende derechos laborales a sectores históricamente marginados. En su discurso, frente a cientos de ciudadanos que se congregaron espontáneamente para ser testigos de la firma, el jefe de Estado no ocultó la emoción: “Esta es una lucha de dos siglos que continúa. Hoy empezamos a recuperar derechos que nos arrebataron hace décadas, desde el gobierno de César Gaviria y profundizados por Álvaro Uribe”.
La nueva ley, que entrará en vigor seis meses después de su publicación oficial, introduce un nuevo paradigma en el mercado laboral colombiano. La jornada laboral de ocho horas vuelve a ser intocable. El recargo dominical y festivo se eleva del 75% al 80% a partir del 1 de julio de este año, y llegará al 100% en 2027. La jornada nocturna, por su parte, comenzará a las siete de la noche, dos horas antes que en la legislación vigente.
Pero más allá de las cifras, la reforma significa un cambio de fondo. Por primera vez en décadas, el contrato a término indefinido se convierte en la regla general. Se eliminan gradualmente los contratos por prestación de servicios para funciones permanentes en el sector público -una de las formas más extendidas de precarización laboral en el país- y se establecen garantías reales para millones de colombianos cuyo trabajo hasta ahora era invisible para el Estado.
El presidente Petro fue enfático en su mensaje: “Tenemos que garantizar que esta ley se cumpla. No basta con firmarla. La historia nos ha enseñado que las leyes progresistas pueden quedarse en letra muerta si no hay organización social que las haga valer”. E hizo un llamado a los trabajadores y trabajadoras de Colombia a construir una nueva etapa de unidad y movilización. “Aquí empieza una fase de organización de la clase trabajadora colombiana. Esta ley necesita ser defendida en las calles, en los sindicatos, en las empresas”.
Una de las grandes apuestas del gobierno es la inclusión de los jóvenes del Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA), que ahora tendrán garantías laborales claras durante su proceso formativo. Más de 310.000 aprendices se beneficiarán de contratos con seguridad social y prestaciones. Recibirán el 50% del salario mínimo durante la etapa académica, el 75% durante la etapa práctica y hasta el 100% en esquemas de formación dual. También se reconocen derechos para los estudiantes de medicina, quienes por años han trabajado sin remuneración durante sus prácticas.
El gobierno ha hecho énfasis en que esta reforma no es solo un avance legal, sino una apuesta por construir un país más equitativo. El programa ‘Crea Empleo’, impulsado por el Ministerio de Trabajo, ofrecerá subsidios a las empresas que contraten jóvenes, mujeres y personas mayores de 50 años. Se exigirá además a las empresas con más de 100 empleados la inclusión de al menos dos trabajadores con discapacidad.
Otra de las revoluciones silenciosas de esta ley es la que ocurre en el mundo digital. Por primera vez, los trabajadores de plataformas como repartidores y domiciliarios serán reconocidos legalmente como empleados, con derecho a seguridad social, prestaciones y un bono de conectividad mensual. Esto ataca una de las grandes grietas del mercado laboral colombiano: la informalidad, que afecta al 58% de la fuerza laboral según cifras oficiales.
El ministro de Trabajo, Antonio Sanguino, anunció que en los próximos días se emitirán los decretos reglamentarios para hacer efectiva cada una de las disposiciones. Además, se creará un equipo especializado dentro de la cartera para vigilar que la ley se cumpla en todos los sectores del país.
El camino hacia esta sanción no fue sencillo. El proyecto atravesó un proceso legislativo complejo, con intensas negociaciones en el Congreso, conciliaciones entre Senado y Cámara, y fuertes resistencias de sectores conservadores y gremios empresariales. Incluso, el presidente Petro llegó a plantear la posibilidad de una consulta popular, pero al final el poder legislativo dio su aval a una reforma que ahora se convierte en símbolo del cambio prometido por el actual gobierno.
La versión final del proyecto acogió la mayoría del articulado aprobado por el Senado, aunque mantuvo elementos fundamentales discutidos previamente en la Cámara. Algunas propuestas de la oposición fueron excluidas, como el trabajo de tiempo parcial o la distribución de la jornada laboral en solo cuatro días. El espíritu general de la ley, sin embargo, permaneció intacto: un trabajo digno, decente, con estabilidad, y derechos para todos.
Desde los barrios populares hasta los centros de estudio, desde los sindicatos hasta las plataformas digitales, esta reforma comienza a ser percibida como una herramienta concreta para mejorar la vida de millones de colombianos. Una ley que toca la realidad, no la adorna. Que cambia estructuras, no titulares.
El presidente cerró su discurso con una frase que resonó como advertencia y como esperanza: “Necesitamos gobiernos que no solo hagan leyes como esta, sino que las defiendan. Que no dejen morir lo que hoy nace con tanto esfuerzo. Que no permitan que, como muchas veces en nuestra historia, lo escrito en el papel sea traicionado por la indiferencia”.
La reforma laboral no solo representa una conquista social, sino también una consolidación del proyecto político del Gobierno del Cambio. En un contexto regional donde las políticas progresistas son desafiadas por fuerzas conservadoras, Colombia se alza como un referente de lo posible: construir un modelo de desarrollo que no sacrifica la dignidad humana en nombre del mercado. Hoy Colombia despierta con una nueva ley. Pero también, con una nueva esperanza.
carloscastaneda@prensamercosur.org
