

Óscar Monsalve Correa y Luis Guillermo Villegas son denunciados penalmente
Una nueva tormenta judicial se cierne sobre el proceso que enfrenta el expresidente Álvaro Uribe Vélez. Este martes, el senador Iván Cepeda Castro -reconocido defensor de derechos humanos y presunta víctima en el caso-, junto a los abogados Reinaldo Villalba Vargas y Miguel Ángel Del Río Malo, presentaron ante la Fiscalía General de la Nación una denuncia penal que podría estremecer aún más el ya convulso expediente.
Los denunciados son Óscar Monsalve Correa y Luis Guillermo Villegas, a quienes acusan de los delitos de fraude procesal y falso testimonio. La denuncia gira en torno a la declaración que rindió Monsalve el pasado 20 de mayo, en calidad de testigo de la defensa, durante una audiencia celebrada en Santa Fe de Antioquia. Según los denunciantes, dicha declaración habría estado guiada por un «libreto» construido previamente y cuyo propósito era fabricar una versión falaz para perjudicar a Cepeda y favorecer a Uribe.
Las acusaciones se sustentan en grabaciones obtenidas un día antes de la diligencia judicial, en las que se escucha a Monsalve ensayar su declaración bajo las instrucciones de Villegas. En los audios, se revela un lenguaje agresivo y una intención clara de dañar la imagen del senador Cepeda. «Hay que cagarse a Iván Cepeda», se escucha decir a Monsalve, quien también asegura que dirá «que no conocía a Uribe», en un esfuerzo coordinado para encubrir la relación con el expresidente y desvirtuar la acusación.
Luis Guillermo Villegas, pieza clave en este entramado, no es un desconocido para los investigadores. Es hijo de Luis Alberto Villegas, alias «Tubo», señalado por vínculos con el paramilitarismo, y sobrino de Juan Guillermo Villegas, testigo de la defensa y a quien la Corte Suprema de Justicia ya le había compulsado copias en 2018 por presunta manipulación de testigos en este mismo caso. En las grabaciones entregadas, Monsalve reconoce que Villegas lo acompañó el día de la audiencia y se muestra sorprendido de que alguien lo hubiera notado: «Si solo había forasteros».
La declaración del testigo, aseguran los denunciantes, estuvo plagada de contradicciones y falsedades, tan evidentes que la propia Fiscalía delegada cuestionó su credibilidad en tres ocasiones durante la diligencia. La escena describe un montaje deliberado: una declaración orquestada, apoyada por un operador externo, y orientada a confundir al tribunal y a socavar los pilares de la justicia.
De comprobarse estas denuncias, no solo se estaría frente a un intento de desviar la verdad judicial en uno de los procesos más sensibles de la historia reciente de Colombia, sino que también se pondría en evidencia la persistencia de estructuras de poder dispuestas a manipular testigos y tergiversar hechos para proteger intereses políticos.
El caso Uribe, que ya ha marcado un hito en el debate público sobre la verdad, la justicia y el poder en Colombia, podría estar a punto de abrir un nuevo capítulo -uno aún más turbio y revelador- sobre los métodos utilizados para defender al hombre que por años lideró el país. por
carloscastaneda@prensamercosur.org
