
Ecuador en 2025: ¿Un Futuro Entre la Ilusión y la Duda?
Hoy por hoy, hablar de Ecuador es como contemplar un río… veces sereno, a veces embravecido. Uno nunca sabe! Y es que, en este momento, el país está lidiando con una combinación compleja de nervios, fatiga, y, pese a todo, algo de optimismo mientras surca las aguas revueltas de la política, la sociedad y la economía, ¿no?
Política: Un Ecuador Partido por la Mitad, Al Borde del enfrentamiento..
La política ecuatoriana en estos días… bueno, es un poco como un juego de ajedrez; una jugada en falso y ¡zas! Todo se puede ir al traste. Recientemente, en las elecciones de 2025, ¡vaya!, Daniel Noboa fue reelegido tras un segundo intento reñidísimo contra Luisa González, del movimiento Revolución Ciudadana. Pero la cosa es que, en realidad, esa elección fue muchísimo más que solo eso; era como el indicador de la división profunda que se vive aquí adentro. Casi, casi el 90% de los votantes se dividieron entre ambos candidatos, dejando bastante claro que Ecuador está… partido en dos bandos, uno que a duras penas puede soportar al otro.
Por otro lado, el Congreso ha quedado un tanto…descompuesto, sin una mayoría definida. Esto ha forzado al presidente a tener que gobernar, más de una vez, por decreto; se salta acuerdos y generando conflictos con la Asamblea, un lío, diría yo.
¡A ver! No es infrecuente oír por la calle expresiones como “otra vez la misma cantinela” o “nadie nos defiende”. Es que, después de años de un embrollo político tras otro, destituciones y la famosa “muerte cruzada” – ya sabes, la que deshizo el Congreso en 2023 – la confianza en las instituciones… ¡está por los suelos, diría yo!
Seguridad: El miedo ahora es lo de siempre.
Si algo nos une a los ecuatorianos en este momento, y es lamentable, es el miedo que nos invade. El país, ¡qué ironía!, que hace menos de diez años se enorgullecía de ser uno de los más seguros de la región, ahora tiene el triste récord de ser el lugar con la tasa de homicidios más alta de toda América Latina. Las cifras dan pavor: los asesinatos se han disparado un 429% desde el 2019, ¡y uno de cada tres ecuatorianos ha sido víctima de algún delito! Solo en enero de 2025, en un solo mes, se reportaron 732 muertes violentas… ¡una barbaridad!
La violencia de los carteles y las bandas criminales ha transformado barrios enteros en campos de batalla. El gobierno, como respuesta, ha tomado medidas firmes: militarización de calles y cárceles, estados de excepción casi perpetuos, y la declaración de un “conflicto armado interno”.
Pues, en la realidad, muchos perciben que la seguridad… ¿sabes?…es solo una mera fantasía. Los secuestros, las extorsiones, y los asesinatos, eso sigue, sigue, ¡y sigue! Y la vida de cada día se transformó, como en una complicada pista de carreras, donde la gente aprende a vivir con la paranoia, como si fuera esa sombra…la sombra de ellos.
Y la economía… ¡ah, la economía! Bolsillos vacíos, y los sueños…pospuestos, olvidados…
La economía ecuatoriana, esa, pues… como que se tambalea peligrosamente. El desempleo y la informalidad, eso sí que pega duro: ¡más de la mitad de los trabajadores luchan en trabajos precarios! Y la pobreza, oh, alcanza al 28% de la gente, con picos… ¡hasta del 43% en el campo! Y la pobreza extrema, esa… que te cala hasta lo más profundo, esa… afecta a más de dos millones de personas, quienes se las arreglan con menos de ¡setenta centavos al día!
La inflación… los cortes de luz, ¡por falta de energía! Y la subida del IVA… eso, eso han hecho que la vida diaria sea una montaña rusa…de sacrificios. Familias que antes podían permitirse… no sé… algún placer, ahora tienen que escoger entre comer, o pagar la luz…
No hay que ni siquiera mencionar la salud y la educación, eso ya da que hablar: hospitales que no tienen medicinas, escuelas con salones vacíos, y más de 200,000 niños han dejado la escuela, ¡simplemente porque no hay dinero!.
La cosa se pone más difícil en el campo, si se quiere ser honesto. Comunidades indígenas lidian con una pobreza que sobrepasa el 80%, y la falta de inversión del gobierno ha dejado a muchos sin siquiera lo más básico, ¿me explico? La sensación de ser abandonados se siente, se palpa, y la frustración, esa es como una especie de gasolina, muy peligrosa.
Libertades y derechos: Las voces que se resisten.
En medio de toda esta tormenta, la libertad de expresión también se ha visto afectada, para que no digan que no les dije. Periodistas a los que amenazan, ataques a la prensa, programas que se cancelan por la presión de los políticos…todo eso ya es parte del día a día. La censura, algunas veces de manera muy disimulada y otras ya sin nada de disimulo, se mete en las conversaciones, y se cuela hasta en las redes sociales.
Pero a pesar de toooodo eso, la sociedad civil y los grupos sociales no se han quedado callados. Hay protestas, hay marchas, y hay gritos, muchos gritos, pidiendo dignidad y justicia para todos. Y es que, aunque la desesperación parezca que no se va, todavía hay quienes creen que cambiar el futuro sí es posible.
Y bueno, ¿ahora qué?
Ecuador está ahora en una encrucijada.
El gobierno de Noboa, eh, parece apostar fuerte por la mano dura, mezclada con una apertura económica. Aunque claro, la desconfianza generalizada y la falta de éxitos tangibles… le están jugando malas pasadas.
En la otra esquina, tenemos a la oposición, prometiendo a gritos más gasto social, y como un retroceso a las políticas del estado. Pero se topan de bruces con un Congreso que no les tiene cariño, y con una economía que da lástima, es algo frágil, por decir lo menos.
Sinceramente, la verdad es que nadie, absolutamente nadie, tiene la receta mágica para esto. Sin embargo, ¡ojo!, entre tanta violencia, tanta pobreza y esa polarización que nos divide… algo todavía no se ha esfumado: la capacidad de seguir adelante, la de buscar soluciones, la de soñar con un país donde vivir no sea, cada día, una verdadera pelea. Porque, a pesar de todo lo que se diga, ¡Ecuador sigue respirando! Y créanme, en estos tiempos que corren, eso ya es bastante.
