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En medio de la crisis que atraviesa el sistema de salud colombiano, la Superintendencia Nacional de Salud ha lanzado un nuevo llamado de atención a las EPS intervenidas, instándolas a adoptar medidas urgentes que garanticen la entrega oportuna y completa de medicamentos a sus afiliados. La principal alternativa que ha ganado fuerza es la contratación directa con laboratorios farmacéuticos, sin intermediarios, lo que ya empieza a mostrar resultados tangibles tanto en eficiencia como en ahorro de recursos públicos.
El superintendente Giovanny Rubiano García fue enfático al señalar que los retrasos y entregas incompletas de medicamentos no pueden seguir siendo consecuencia de disputas contractuales entre privados. “El sistema no puede cargar sobre los hombros de los pacientes la ineficiencia de los intermediarios”, afirmó Rubiano, quien ha liderado reuniones de seguimiento con las nueve EPS bajo medida de intervención.
Las cifras hablan por sí solas: tres de estas entidades, entre ellas la Nueva EPS, Famisanar y Sanitas, ya han logrado un ahorro superior a los 5 mil millones de pesos mensuales gracias a acuerdos de compra directa con laboratorios. Pero el potencial de esta estrategia es aún mayor. Según los cálculos presentados por las propias EPS a la Supersalud, una vez se legalicen los contratos de compra directa ya negociados, el ahorro mensual podría superar los 16 mil millones de pesos, lo que equivale a más de 194 mil millones al año. Esta alternativa se perfila no solo como una solución financiera, sino también como un mecanismo para mejorar el acceso a tratamientos vitales. Los nuevos acuerdos contemplan la atención de 56 patologías, incluyendo enfermedades huérfanas, cáncer, condiciones crónicas no transmisibles y pacientes trasplantados, muchos de ellos en condición de alta vulnerabilidad.
Durante los primeros dos meses de 2025, la Superintendencia recibió cerca de 95 mil quejas relacionadas con fallas en la entrega de medicamentos. Aunque no todas provienen de EPS intervenidas, estas concentran una parte significativa de los reclamos, y su papel en la reconfiguración del modelo de atención farmacéutica es clave.
En paralelo, se exploran otras alternativas como la creación de unidades propias de gestión de medicamentos dentro de las EPS, la ampliación del número de gestores farmacéuticos contratados, la autorización para realizar compras en bloque e incluso la posibilidad de realizar pagos anticipados cuando la situación lo amerite. En algunos casos, laboratorios han ofrecido no solo mejores precios, sino también la dispensación directa o la infusión de medicamentos, lo que reduce tiempos y costos.
Aunque estos acuerdos se rigen por el derecho privado y cualquier incumplimiento puede impactar directamente a los usuarios del sistema, la Supersalud insiste en que este tipo de mecanismos representan una oportunidad concreta para mejorar la atención, especialmente en momentos donde las tensiones financieras amenazan la sostenibilidad de muchas EPS.
En este contexto, el mensaje de la Superintendencia es claro: no se trata solo de ajustar cuentas, sino de devolverle al usuario el lugar central que nunca debió perder en el sistema de salud. La negociación directa no es una panacea, pero sí un paso firme hacia un modelo más eficiente, transparente y humano.
carloscastaneda@prensamercosur.org
