

Imagen @MinAmbienteCo
El próximo 5 de mayo, la Feria Internacional del Libro de Bogotá no solo será un homenaje a la literatura. También será un acto de memoria, un gesto de resistencia y una invitación urgente a reconectar con aquello que nos sostiene: la naturaleza. En un tiempo donde la palabra suele desgastarse en el ruido de lo inmediato, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible propone un ejercicio distinto: escuchar. Escuchar lo que dicen los árboles, las mujeres defensoras del agua, los niños que dibujan mariposas, los músicos que componen al ritmo del río, los pueblos que cuidan la montaña como a un corazón.
Con el lema “Las palabras de la naturaleza”, el sector ambiental ha tomado parte activa de la FILBo 2025 para recordarnos que el lenguaje también puede ser herramienta de transformación ecológica. Y que la lucha contra el cambio climático no empieza en los grandes salones de negociación internacional, sino en los cuerpos, los territorios y las historias que los habitan.
Esta apuesta se materializa en una programación diversa, sensible e intergeneracional que tendrá lugar el lunes 5 de mayo, Día del Ambiente en la FILBo. Desde las 9:00 de la mañana hasta las 6:00 de la tarde, el Gran Salón D de Corferias será el escenario de una jornada que entrelaza ciencia, arte, espiritualidad y activismo. La participación del Ministerio comenzó con una innovación tecnológica y educativa: el lanzamiento de PON, un videojuego creado en alianza con el Instituto de Cultura de Dinamarca. No se trata de un juego más, sino de una plataforma interactiva diseñada para empoderar a jóvenes latinoamericanos en temas de cambio climático, sostenibilidad y acción comunitaria. En un continente profundamente golpeado por la crisis ambiental, esta herramienta busca formar nuevas generaciones capaces de actuar desde lo local con visión global.

Imagen @MinAmbienteCo
Uno de los momentos más significativos fue el Diálogo Intercultural en torno al Programa Corazón del Mundo, realizado con la Confederación Indígena del Tayrona. Allí, líderes y sabios del Pueblo Arhuaco compartieron su cosmovisión sobre los glaciares como entes sagrados, cuya protección no puede reducirse a cifras o políticas públicas, sino que debe partir del respeto profundo a la vida en todas sus formas. Desde su mirada, cuidar el territorio es cuidar el equilibrio del universo.
Ese mismo espíritu atravesará cada actividad del lunes 5. No será solo una agenda académica o cultural, sino un espacio ritual, donde la palabra se vuelve semilla. La jornada abrirá con un taller de ilustración de mariposas, donde niños y niñas podrán explorar la belleza y fragilidad de estos insectos a través del arte. En un país como Colombia, que alberga la mayor diversidad de mariposas del planeta, esta actividad cobra un significado especial: educar desde la ternura, desde el juego, desde los colores que piden ser protegidos.
Luego vendrá el taller poético “El cuerpo, primer territorio”, orientado por Rodolfo Ramírez de la Casa de Poesía Silva. Allí, jóvenes escribirán desde el cuerpo, ese espacio íntimo y político que también es naturaleza, que también sufre sequías, talas, violencias. A través de lecturas de poesía latinoamericana y ejercicios de escritura, el taller abrirá un lugar para la sanación, la denuncia y la creación.
El mediodía estará reservado para El SINA en movimiento, un espacio interactivo coordinado por los institutos de investigación ambiental del país. A través de actividades lúdicas, adolescentes y jóvenes conocerán de primera mano el trabajo que realiza el Sistema Nacional Ambiental en temas como biodiversidad, cambio climático, riesgos naturales y conservación.
Por la tarde, la música tomará el escenario con el panel “Ecosistemas sonoros”, donde artistas como María Mulata, Begner Vásquez (Herencia de Timbiquí), Juliana Chasqui y José Ricardo Villafañez (Rey Vallenato 2021) compartirán cómo la naturaleza inspira su creación. Desde los ritmos del Pacífico hasta las flautas del sur, este espacio será una celebración de la vida a través del arte.
Uno de los momentos más potentes será el panel sobre el Acuerdo de Escazú, centrado en la participación y liderazgo de las mujeres en la defensa ambiental. En este diálogo estarán presentes voces como la de Deiri Alejandra Mandón, activista de la Red Regional Diverses; María Violeta Medina, mujer indígena nasa y defensora de derechos humanos; Ana Loaiza, líder ambiental de Jericó, y la ministra Lena Estrada Añokazi, una de las principales impulsoras del enfoque de género en la política ambiental del país. Moderado por Sandra Chindoy, periodista indígena y defensora de derechos, el panel pondrá sobre la mesa las múltiples violencias que enfrentan las mujeres en sus territorios, pero también su capacidad de resistencia, su sabiduría comunitaria y su papel esencial en la transición ecológica.
La jornada cerrará con el panel intercultural “El cuido de la vida y del territorio”, en el que participarán autoridades indígenas como Berito Cobaría (u’wa), Ninfa Herrera Domínguez y Rosa Cecilia Durán. Será un espacio para reflexionar sobre las prácticas ancestrales de cuidado del territorio, los desafíos que enfrentan las comunidades frente a las amenazas extractivas, y la necesidad de construir un nuevo pacto con la Tierra. Moderarán el consejero de la ONIC Gerardo Jumí y Sixto Quintero, del equipo de Educación del Minambiente, quienes destacarán la importancia de abrir estos espacios dentro de eventos culturales masivos como la FILBo.
Más allá del protocolo y los formatos tradicionales, la participación del Ministerio de Ambiente en la FILBo se presenta como un gesto ético y político. En palabras de la ministra Lena Estrada: “Los invito a ser parte de nuestra agenda ambiental, un espacio auténtico para seguir tejiendo palabras, historias y acciones alrededor del cuidado de la vida y el territorio. Recordemos que este cuerpo que habitamos guarda una conexión estrecha con la naturaleza que nos sostiene. Cuidarla es también proteger nuestra misma vida, su legado y sus voces”.
Lo que está en juego no es solo la biodiversidad, sino la memoria, la dignidad y el futuro. Y en ese sentido, que la naturaleza tenga voz en la mayor feria del libro del país no es solo simbólico: es urgente. Porque si algo nos ha enseñado el cambio climático es que no basta con entender el problema. Hay que sentirlo, contarlo, vivirlo colectivamente.
Y en tiempos donde todo parece desbordarse, tal vez la palabra —esa que nace del corazón, del río, del monte— aún pueda salvarnos.
carloscastanedaprensamercosur.org
