

Imagen Ministerio de Salud de Colombia
Ante el incremento del riesgo epidemiológico por fiebre amarilla en diversas regiones del país, el ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo, lanzó un vehemente llamado a las autoridades sanitarias y a los gobiernos territoriales para que refuercen de inmediato las acciones de vacunación. Según el jefe de la cartera, Colombia necesita conformar un “batallón” de al menos mil vacunadores capacitados y activos en campo para garantizar una cobertura efectiva en las zonas más vulnerables.
“No podemos seguir actuando desde los escritorios. La salud pública necesita presencia, constancia y decisión. Debemos conformar un batallón de no menos de mil vacunadores. Los Equipos Básicos de Salud deben permanecer en los territorios, no hacer visitas esporádicas, sino cumplir su función real de promoción y prevención de la enfermedad”, afirmó el ministro, con tono enfático y cargado de urgencia.
La fiebre amarilla, una enfermedad viral aguda transmitida por mosquitos, tiene presencia endémica en varias zonas rurales y selváticas del país, especialmente en regiones con alta densidad forestal y difícil acceso. Aunque existe una vacuna segura y eficaz, las tasas de inmunización siguen siendo insuficientes en muchos municipios, lo que deja a miles de personas expuestas a brotes que podrían evitarse.
Jaramillo subrayó que es urgente capacitar adecuadamente al personal de salud en la administración de la vacuna contra la fiebre amarilla. Esta capacitación no debe limitarse a la teoría, sino enfocarse en una preparación operativa que les permita enfrentar las condiciones reales del territorio, con conocimiento epidemiológico, sensibilidad comunitaria y disposición de permanencia.
“La única forma de frenar la expansión de esta enfermedad es con una ofensiva preventiva, organizada y sostenida. Esto requiere equipos humanos formados, comprometidos y enraizados en las comunidades. La salud debe caminar al lado de la gente, hablar su idioma, entender sus realidades. Eso no se logra desde los centros urbanos, se logra en el territorio, con botas puestas y compromiso social”, agregó.
El ministro también hizo énfasis en que no se trata de una estrategia transitoria, sino de una transformación estructural en el enfoque del sistema de salud colombiano. Para Jaramillo, la vacunación debe ser solo una parte de un modelo más amplio, centrado en la prevención, la promoción y el contacto directo y continuo con las poblaciones. En ese sentido, los Equipos Básicos de Salud deben dejar de ser un recurso itinerante y convertirse en una presencia constante, cercana, capaz de identificar riesgos sanitarios, responder con oportunidad y generar confianza en la institucionalidad.
El llamado del Ministerio de Salud también implica una responsabilidad compartida entre las entidades territoriales, los hospitales locales, las universidades formadoras de personal médico y la ciudadanía. La articulación entre todos los actores será clave para responder a los desafíos de una enfermedad que, si bien prevenible, puede tener consecuencias letales cuando no se actúa con la rapidez y la seriedad necesarias.
En medio de un contexto nacional marcado por los desafíos del cambio climático, el aumento de las enfermedades transmitidas por vectores y la necesidad de fortalecer la atención primaria en salud, la advertencia del ministro Jaramillo se convierte en una alerta y, al mismo tiempo, en una hoja de ruta: es hora de dejar la pasividad y desplegar, como país, una ofensiva decidida a favor de la vida.
carloscastaneda@prensamercosur.org
