
En el mundo de la política, donde la coherencia y los principios deberían ser la brújula que guía cualquier acción, la reciente alianza del Partido Libertario en la Ciudad de Buenos Aires con Yamil Santoro ha dejado un sabor amargo entre sus militantes y afiliados.
El Partido que fue la primera estructura política que cobijó a Javier Milei en sus inicios, brindándole el espacio para desarrollar su mensaje y dar sus primeros pasos en la arena política, hoy se encuentra desdibujado por las turbias decisiones de su Comisión Directiva.
Un Proceder Oscuro y Unilateral
Los partidos políticos deben ser estructuras democráticas donde las decisiones se tomen en consenso y respetando los mecanismos internos. Sin embargo, en este caso, la conducción del Partido Libertario en CABA optó por una vía distinta: negociaciones a puertas cerradas, sin la debida consulta a la militancia y saltando a los órganos internos que deberían haber tenido voz y voto en una decisión de tal envergadura.
Yamil Santoro no es un desconocido en el ámbito político. Con un pasado en espacios como Republicanos Unidos, su estilo y trayectoria han generado opiniones divididas dentro del liberalismo. Sumado a la falta de transparencia en el proceso que llevó a esta alianza, días pasados, en el cierre de listas para candidatos a legisladores porteños, Yamil comunicó su decisión de bajarse del primer lugar para dejar ese puesto a su hermano, que vive en Alemania hace ocho años, no tiene trayectoria política y es homónimo del candidato por el PJ Leandro Santoro.

El hermano del Yamil Santoro y el candidato homónimo del PJ
El Fin Justifica los Medios Cuando se Respetan los Códigos
En la búsqueda del crecimiento y la expansión política, algunos dirigentes parecen haber olvidado que el medio por el cual se logran los objetivos es tan importante como el objetivo mismo. Así como en ajedrez, un conjunto de piezas son las que llevan el peso del combate y el rey no puede moverse como le parece, sino quedará en jaque; un partido que se dice libertario no puede actuar de manera inconsulta, ignorando sus propios estatutos y los principios de horizontalidad, transparencia y debate que deberían regir su funcionamiento.
La política argentina está plagada de acuerdos de cúpula, negociaciones de espaldas a la militancia y arreglos que benefician a pocos en detrimento de muchos. Si el Partido Libertario CABA pretendió ser una verdadera alternativa, debió diferenciarse de esas viejas prácticas y apostar por la coherencia, el respeto a sus afiliados y la participación democrática.
Un Llamado a la Reflexión
Este episodio debe servir como una advertencia para todos aquellos que creen en la construcción de un espacio genuinamente liberal. Si se traicionan los principios internos, si se imponen decisiones sin debate y si se priorizan los acuerdos personales sobre la institucionalidad, el destino será el mismo que el de tantos otros proyectos políticos que se desmoronaron por falta de coherencia y transparencia.
Los militantes y afiliados del Partido Libertario tienen derecho a exigir explicaciones, a ser escuchados y a reclamar un funcionamiento interno que honre los valores que se proclaman puertas afuera. Porque en política, como en la vida, no todo vale. Y si se rompen los códigos, no hay pacto que justifique la traición a los principios y a los que con un gran esfuerzo y por varios años, han trabajado para construir un espacio superador.
