

Imagen @Bogota
Bogotá enfrenta un desafío creciente con su población en situación de calle. El VIII Censo de Habitantes de Calle 2024, realizado por la Secretaría Distrital de Integración Social (SDIS) en conjunto con la Secretaría Distrital de Planeación (SDP) y el Instituto Distrital para la Protección de la Niñez y la Juventud (IDIPRON), ha revelado un preocupante incremento del 10 % en comparación con 2017. Actualmente, la capital del país registra 10.478 ciudadanos en esta condición, la segunda cifra más alta en los últimos 28 años.
El alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, enfatizó la importancia de este estudio para diseñar políticas públicas más eficaces y acordes con la realidad social: «Este censo nos permite comprender la evolución del fenómeno y actuar con estrategias más efectivas. No se trata solo de cifras, sino de entender las razones y condiciones de quienes habitan la calle».
El estudio, basado en 11.260 encuestas realizadas entre el 30 de septiembre y el 14 de octubre de 2024, revela un cambio en la distribución geográfica de esta población. Aunque el centro de la ciudad sigue siendo el principal punto de concentración, las localidades de Kennedy, Suba y Engativá han registrado un aumento significativo en la presencia de habitantes de calle, mientras que en Los Mártires, Santa Fe y La Candelaria la concentración ha disminuido del 33,3 % en 2017 al 25,6 % en 2024.
El perfil demográfico de esta población sigue teniendo una marcada mayoría masculina, con una edad promedio de 41 años. Sin embargo, el estudio revela un alarmante incremento en la población extranjera en situación de calle, pasando del 0,7 % en 2017 al 10,6 % en 2024, lo que representa un aumento del 9,9 %.
Las razones para habitar la calle reflejan una problemática social de fondo. Dos de cada 10 personas iniciaron su vida en la calle antes de los 18 años, principalmente por conflictos familiares (38,3 %). No obstante, el consumo de sustancias psicoactivas sigue siendo el factor determinante en la permanencia en esta condición, con un aumento del 38,2 % en 2017 al 49,3 % en 2024. En este contexto, el bazuco se mantiene como la sustancia de mayor consumo (49,1 %). Además, un 22,3 % de los encuestados aseguró que vive en la calle por decisión propia y no desea cambiar su situación.
En términos de ingresos, el reciclaje sigue siendo la principal actividad económica, representando el 46,6 % de las ocupaciones, seguido de la mendicidad (18,4 %) y la venta informal en el espacio público (10 %). Sin embargo, las condiciones precarias de vida derivan en graves afectaciones a la salud: el 25 % de esta población ha sufrido enfermedades respiratorias en el último mes y el 5 % ha intentado suicidarse en los últimos 30 días, siendo las mujeres las más afectadas (6,7 % frente a 4,6 % en hombres).
El Distrito, a través del Plan Distrital de Desarrollo ‘Bogotá Camina Segura’, busca mitigar esta problemática mediante estrategias de inclusión y atención social. Según el censo, el 60 % de los habitantes de calle conoce los servicios de asistencia, pero solo el 40 % los utiliza. Entre las principales razones para no acceder a ellos, el 52,9 % afirma que no le gustan, el 21,2 % considera que están demasiado lejos y el 11 % desconoce su ubicación.
Roberto Angulo, secretario de Integración Social, señaló que los resultados del censo deben servir para transformar la percepción ciudadana y fomentar la inclusión productiva: «Es el momento de cambiar la narrativa sobre los habitantes de calle. Necesitamos un acuerdo ciudadano que los integre en la ciudad a través de nuevas formas de participación e inclusión».
Para el periodo 2024-2027, la administración distrital ha establecido metas claras: la apertura de siete nuevas unidades operativas para atender a esta población, la vinculación de 3.400 habitantes de calle a los servicios sociales y la ampliación de la cobertura en salud, educación flexible e inclusión productiva.
Bogotá enfrenta un desafío estructural que requiere soluciones integrales y corresponsabilidad ciudadana. Los resultados del censo 2024 plantean una alerta y, al mismo tiempo, una oportunidad para repensar estrategias que garanticen la dignidad y el bienestar de esta población vulnerable.
carloscastaneda@prensamercosur.org
